Putrefacción humana
Por: Inés Rodríguez
Estudiante universitaria (Islas Canarias-España)
Quizá uno de los retos a los que me enfrento ahora que me estoy formando en la comunicación es hablar de política. De pequeña, pensaba que la política era incomprensible, incluso aburrida. No obstante, ahora que soy más consciente de su importancia, y que estamos viviendo uno de los capítulos más tenebrosos en la historia del Gobierno de España; me veo en la obligación de meterme en el meollo, y no de una manera precisamente simpática. De hecho, no tengo problemas en decir que la amnistía es ilegítima, traidora e, incluso, apestosa. Todo un esperpento y motivo de vergüenza para los españoles.
El pasado martes 31 de octubre, la Princesa de Asturias Leonor de Borbón, heredera del Reino de España, juró la Constitución estatal ante la mirada de cientos de políticos y periodistas, que no dudaron en inmortalizar el momento con sus cámaras. Un evento muy importante para el destino de la monarquía española. Hasta aquí, no pongo objeción, es más, felicito a la Princesa por tal gesto de compromiso. Lo que realmente me molestó de aquel acto fueron dos aspectos:
El primero es que Pedro Sánchez, presidente socialista aún en funciones, hablara en favor de la Corona, cuando está pactando con partidos, que rechazan al Rey, a nuestras espaldas. Pura hipocresía, porque, además, su partido (el PSOE) siempre ha estado a favor de la figura del Jefe de Estado. Cabe destacar que mis ideales políticos se mantienen en una balanza, que algunas veces tiende a izquierdas y otras a derechas. No tengo simpatía total por ningún partido. Me guío más bien por la honestidad de nuestros superiores, cosa que Sánchez no ha demostrado nunca ni demostrará. Simplemente, se trata de una persona que, con su actitud, desprestigia a otros socialistas mucho más entregados al pueblo español.
El segundo es el constante argumento de que la realeza es una institución excesivamente privilegiada, y por ello, atacan duramente a la Princesa. El Jefe de Estado obtiene su poder gracias a la línea sucesoria a la que pertenece, y eso, por mucho que le duela a determinados individuos, es inamovible, a no ser que se haga una reforma de la Constitución. Por otro lado, sí, puedo confirmar que la realeza es mucho más privilegiada que nosotros los súbditos, pero es un privilegio muy bien aprovechado. Gracias a él es que, tanto Leonor como su padre el Rey Felipe VI, han obtenido la más óptima de las formaciones. Esto es fundamental, porque, si nuestro Jefe de Estado no estuviera formado, no podría ejercer las labores que realiza hoy en día, como la de jefe de las Fuerzas Armadas o la de representación en actos públicos.
Respeto el argumento republicano, porque la monarquía inevitablemente va perdiendo cada vez más fuerza. No obstante, por ahora, esa es la institución que probablemente nos va a salvar de la decadencia como país. Un Rey media en desacuerdos, y autoriza ciertos movimientos en el Gobierno. Creo que aquellos que se empeñan en que debe ser suprimido de nuestro sistema político no son conscientes de lo que está sucediendo. Y es que Sánchez pretende pactar con partidos independentistas. Unos abogan por la independencia de Cataluña, otros por la del País Vasco. Aunque aparentemente parezca que no nos va a perjudicar, lo cierto es que esto significa que, a la larga, se nos van a ir retirando derechos. Los primeros afectados probablemente seamos los periodistas, que, si ya en América Latina sufren persecuciones, imagínense en un país donde gobiernan aquellos que no se sienten identificados con el país, y, que por ende, quieren anular a los que sí se sienten españoles, callando cualquier argumento en contra de la independencia.
Para colmo, el PSOE está liberando de la cárcel a políticos que han blanqueado capitales, a miembros del referéndum ilegal, y a antiguos etarras, miembros de la liga terrorista más sanguinaria de nuestro país: ETA.
Dense cuenta: esto que están haciendo en España es antidemocrático, la mayoría de los españoles lo rechazan y salen en protestas a la calle. No obstante, nuestro presidente en funciones quiere amordazarnos, quitando el sentido a eso que nos prometieron: libertad de decisión.
Sí, es respetable que no os sintáis identificados con la Corona, pero no queráis que los que intentan salvar al país queden subordinados a los que intentan destruirlo. La putrefacción humana en la política española está servida.