El inicio de una coautora

Por: Danna Belén Bermeo Torres
Estudiante U.E. Juan Pablo II, Cuenca (Ecuador)

«No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo».
Walt Whitman.

Un saludo cordial a todas aquellas personas que estén leyendo este texto en el cual expreso toda la experiencia que este libro me hizo transcurrir. Para comenzar, ¿qué es ser coautor?, según la Real Academia Española es la participación como autor con otro u otros colaboradores; sin embargo, ser coautor, para mí, significó muchas cosas, porque no solo se trató de investigar un poema, memorizarlo y declamarlo; al contrario, fue un largo proceso que comprendió semanas de preparación.

Inició con una ¨sencilla¨ tarea de exponer internamente nuestros poemas, pero al mismo tiempo concertaba una clasificación entre compañeros; consecuentemente me llegó la alegre noticia de mi próspera clasificación para el concurso de declamatorias. Claro, las ansias y nervios no se hicieron esperar, pero estaba muy alegre de hasta el momento por haber obtenido mi pequeña victoria. Transcurrieron los días y mis pensamientos se inundaban en un sin fin de ideas para mi prevista presentación, ¨ ¿y si me tiro?, ¿Qué tal si lloro o mejor suplico a Cristo? ¨. Estaba indecisa pero una parte de mi tenía muy claro que lo haría bien porque confiaba en mí y sabía que tengo talento.

Me preparé, los nervios fueron desapareciendo poco a poco, hasta que el Lic. Mateo Silva Buestán, mi gran instructor durante este proceso, nos informó de los jurados… «¡Guau!, no va a ser para nada un concurso sencillo», fue mi primer pensamiento, pero eso fue el principal motivo que me inspiró a esforzarme mucho más y demostrar de lo que puedo ser capaz. Faltando dos días para el evento ya me sentía preparada, puesto que tenía la memoria, la práctica y la teoría. No puedo asegurarles que me sentía confiada, pero sí estaba segura de lo capaz que era. Así llegó el esperado momento, solo veía a todos mis compañeros nerviosos y, no voy a negarlo, por un momento sentí inseguridad, pero continué, hasta que mi nombre fue pronunciado en el altavoz. Subí a ese escenario, respiré profundo y empecé. Puedo describir a mi presentación con un poco de todo humor, sentimiento, melancolía, enojo; cuando terminé solo vi la cara de los jurados que me motivó mucho y bajé a presenciar el resto de presentaciones.

Solo escuchaba los rumores del ganador y me llenaba de ilusión, hasta que finalizaron todas las presentaciones y el ansiado momento inició. Los jurados susurraban entre ellos, escribían en sus papeletas y se sentía un ambiente tenso. «Finalmente tenemos los resultados«, dijeron. Mi corazón empezó a latir a mil por hora, mientras veía a mi mamá que me motivaba y decía: «Si ganas, bien mi amor; pero si pierdes, subes y abrazas al ganador porque para mí, tú ya eres una ganadora». Subí al escenario con mi compañero y pronunciaron el segundo lugar… ¡Oh sorpresa, no era mi nombre!, gané el concurso, me llené de emoción y gratitud para todas las personas que siempre me apoyaron y más a los jurados, quienes supieron valorar mi esfuerzo con felicitaciones y la victoria.

Finalmente, quiero dejar como motivación a todas aquellas personas que tienen miedo a mostrar sus capacidades, recuerden que deben demostrar los talentos que poseen, dado que el bosque estaría muy silencioso si solo cantasen los pájaros que mejor lo hacen. Gracias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *