La ranita codiciosa
Por: José Manuel Castellano
Islas Canarias

*
De charco en charco
brincaba una ranita
en busca de una corona
soñando con un beso.
Día tras día atormentada,
sembraba semillas de envidia
anidadas en su hueco corazón,
al ver a otras ranitas
felices y risueñas.
Saltaba y saltaba
entre pozas de oscuridades fangosas,
junto a otros anfibios desconsolados
atrapados en laberínticas aguas.
Un día de invierno,
la ranita desdichada
cubierta de despecho,
amarga armadura rencorosa,
hallaba al fin su destino.