Borregos y hienas
Por: Inés Rodríguez
Estudiante universitaria (Islas Canarias-España)
¿Habían pensado ustedes alguna en la gran responsabilidad que adquieren los periodistas cuando toman una cámara, un bolígrafo o una grabadora? Ellos son los que primero obtienen la información, bien por su propia intuición o por la mediación de alguna agencia de noticias, como la EFE en España; lo que les da potestad para elegir qué nos van a contar. Esto nos revela una verdad irrefutable: en la sociedad actual, acabamos siendo, de una manera u otra, borregos del periodismo, esto es; a veces confiamos más de la cuenta en lo que nos dicen, y no nos cuestionamos si realmente es verdad. El problema se agrava cuando los comunicadores se convierten en hienas, que atacan violentamente cualquier ideología, y se toman su responsabilidad a la ligera, restándole importancia.
Llevo ya un mes en la carrera de Periodismo, y me sorprende gratamente la cantidad de información y datos que estoy asimilando acerca de esta brillante profesión. Hace unos días, mi profesora de Comunicación Social proyectó en su clase la imagen de un borrego y un caballo blanco, y lanzó la siguiente cuestión al aire: ¿Somos borregos o caballos libres cuando consumimos noticias? Esta parece una pregunta sencilla de responder, no obstante, contiene una trampa: nosotros querríamos decir que somos libres y no nos dejamos manipular por nada de lo que nos digan, pero la realidad dista mucho de una libertad total, pues de quien obtenemos primero la información es de los periodistas.
En medio de este debate ideológico, yo levanté la mano, y escogí como ejemplo los casos de violencia de género. Aunque no lo crean, los asesinatos machistas son un excelente método para manipular a la población, pues siempre hubieron maltratos a mujeres por parte de sus parejas, lo que pasa es que ahora, gracias a la actual sociedad feminista; se comenta muchísimo más acerca del tema. No creo que sea incorrecto dar a conocer esta clase de crímenes, lo que no estamos teniendo en cuenta es que existen otra clase de maltratos que no están siendo visibilizados. En otras palabras, los medios de comunicación quieren hacernos creer que las parejas homosexuales o las familias monoparentales no tienen ningún problema, que el conflicto se manifiesta únicamente en hombres narcisistas que quieren que su pareja sea un objeto de su propiedad.
Otro ejemplo, mucho más reciente, es el ataque de Israel hacia Hamás, al que los medios de comunicación han denominado como el estallido de una nueva guerra en el mundo. A diferencia del ataque ruso hacia Ucrania aquel 24 de febrero de 2022, el enfrentamiento entre estos dos países lleva vigente desde la invasión de Palestina por parte de Israel. No es ninguna novedad, lo que pasa es que impacta más si representamos la situación como si lo fuera. Y muchos más enfrentamientos se están dejando en el tintero, provocándonos sensibilidad o desinterés cuando mejor convenga.
En conclusión, tenemos trabajo por ambas partes: ustedes, los consumidores de noticias, tienen que adoptar una postura crítica, que no se autoconvenza de cualquier información que capte. Y nosotros, los periodistas, mis compañeros de carrera, redactores de este mismo medio, e incluso yo; debemos asumir nuestra responsabilidad como expertos en comunicación, y ser conscientes que no siempre debemos contar lo que ustedes quieren oír. De lo contrario, nos convertiremos en hienas con ansias de sensacionalismo. Borregos o hienas, no queramos ser ninguno de ellos.