Dos alas de una misma mariposa
Por: José Manuel Castellano
Islas Canarias
*
¡Oye, yo, hablemos!
Nacimos al unísono en un mismo aliento,
éramos dos alas de una misma mariposa.
Hace tiempo que no sé nada de ti…
La carga diaria se cruzó en nuestro camino
densa nube que tapa el Sol interior.
Tu imagen se desvanecía en mi memoria,
último brote de fuego a punto de extinguirse,
mariposa sin una de sus alas,
como un árbol sin raíces, alma que se apaga.
Hoy me reencuentro conmigo,
hoy te reencuentras contigo,
nuevamente revivimos
y caminamos juntos.
¡Te he extrañado tanto!
¡Me has echado mucho de menos!
Antes teníamos todo el tiempo del mundo,
éramos dos alas de una misma mariposa.
Nos redescubríamos cada día desde el amanecer
frente al circular espejo del baño
que desnudaba nuestra complicidad plena.
Después sorteábamos ondulantes olas
en una misma taza de café
para afrontar juntos la batalla cotidiana,
discutíamos sin cesar, ideas, formas y modos.
No siempre estábamos de acuerdo,
aunque desfilábamos al mismo paso de la mano,
la tuya que era la mía,
la mía que era la tuya.
A veces llorábamos, a veces reíamos.
Nunca nos dimos por vencidos en nuestras derrotas,
nunca nos creímos nuestras victorias.
Hoy vuelvo a reencontrarme conmigo,
hoy te reencuentras contigo
revivimos en uno,
volvemos a ser dos alas de una misma mariposa,
volamos juntos y libres,
navegando sobre el horizonte.