Menudencias
Por: Mateo Sebastián Silva Buestán
Lcdo. en Educación y Director Colección Taller Literario, Cuenca (Ecuador)
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Las vísceras esparcidas sobre el plateado fregadero,
patas, cabezas, pieles y picos mal metidas en la bolsa negra;
desde fuera, una rata inicua, oculta, ansiosa espera el botín.
Más afuera, en la llanura, una corpulenta, calva mujer,
pechos al aire, da alegres zancadas tras su quimérico retoño,
ríe terriblemente al son de sus abultados pezones.
Paso veloz, atravieso la planicie,
percibo, en un lejano charco, mi imagen,
está arrugada, acartonada, envejecida,
escupo encima de ella, la pisoteo, me doy a la fuga.
Ahora, a mi estropeada vista asomase, de vuelta, aquella mujer,
saborea, con manos, lengua y dientes la exquisita basura,
quizá las frescas menudencias que la rata no alcanzó a tomar,
no hace arcada, no se disgusta; mejor, disfruta.
Placer genera el verla comer de esa manera.
Salta el roedor al repleto pecho de la voluptuosa fémina,
disputan patas, cabezas, pieles y picos
que quedan, tras la reyerta,
mal metidas en la bolsa negra.
La glabra doncella, al percatar mi presencia,
detiene en seco la escaramuza,
controla el indómito vaivén de sus mamas.
Hosca, refunfuña; luego, me mira, reímos juntos.