“Aún no hemos ganado” 

Por: Inés Rodríguez
Estudiante universitaria (Islas Canarias-España)

El pasado domingo 20 de agosto, España ganó el mundial de fútbol femenino. Fue el gol de la sevillana Olga Carmona el que nos llevó a la victoria. Todo un orgullo, no sólo por la satisfacción que da un reconocimiento de tal calibre, sino porque hemos conseguido que el público general se diera cuenta de que las mujeres futbolistas merecen el mismo reconocimiento que los hombres. Los españoles, bien por televisión o en el escenario del parque Madrid Río, recibieron muy alegres a las vencedoras al día siguiente.  

No obstante, llevaban, además de la copa otorgada en Sídney, una noticia bajo el brazo que no agradó en absoluto. Hablo del beso que Luis Rubiales, presidente de la Federación de Fútbol Española, dio a Jenny Hermoso, una de las futbolistas más veteranas de la selección española. Esto, en consecuencia, opacó la victoria de las chicas, y, una vez más, el fútbol femenino estuvo a la sombra de los altos cargos masculinos del deporte español. 

Detesto dar atención a personas que realmente no la merecen, pero esta vez no me queda más remedio, pues, durante esta última semana, innumerables medios se han hecho eco de la noticia únicamente por la moda del feminismo, llegando a caer rendidos ante la mentira y los rumores. Es lícito opinar, siempre y cuando la información a la que recurramos sea verdadera, cosa en la que han fallado ciertos portales. Por ende, informaré y opinaré al respecto desde la imparcialidad. 

  Primeramente, hay que aclarar que desconocemos la naturaleza del gesto. Los argumentos acerca del consentimiento que hemos llegado a conocer se contradicen, con lo cual acusar a Rubiales de abusador sin saber qué conversación tuvo con Jenny Hermoso previamente es adentrarse en un terreno pantanoso. Aunque no nos parezca justo, un periodista nunca debe afirmar esta clase de delitos hasta que un juez no lo dictamine.  

  En segundo lugar, pienso que Luis Rubiales merecía la destitución, pero no por la presunta agresión a Jenny Hermoso, sino porque su actitud como presidente de la Federación estuvo totalmente fuera de lugar. No fue consciente de cuán importante era su cargo, en el que representaba al país fuera de sus fronteras deportivas, y, por ende, debía dar buena imagen. ¿Qué pensarían de su jefe si un día llegara a su puesto de trabajo enfundado en un chándal, despeinado y mascando chicle de manera exagerada? La respuesta más lógica sería la sorpresa, porque no está reflejando la calidad de su empresa en su vestimenta. Rubiales besó a una persona que, jerárquicamente, estaba por debajo de él, cosa que jamás ha sido bien vista, porque representa un tipo de abuso de poder, lo que arruina su reputación en cuestión de segundos. Y si sólo fuera el beso, quizá no estaríamos discutiendo este tema; pero sus acciones en los pasados años, sumadas al gesto obsceno captado por las cámaras, y cometido cuando Carmona metió el gol, hacen ver a este directivo como un profesional inadecuado para el cargo. 

La última idea que quiero tratar va ligada a la reacción del público y los medios. Estoy cansada de que la gente quiera abanderarse de lo que creen que se llama feminismo, únicamente porque creen que han cumplido con su deber de buenas personas. Lo cierto es que defender públicamente a una mujer por una cuestión que no sabemos si es realmente como no la contaron no ayuda a nadie, ni mucho menos se puede considerar auténtico feminismo. Podríamos estar llamando a las componentes del equipo para entrevistarlas y felicitarlas por su arduo trabajo, un gesto mucho más cercano a lo que necesita el feminismo, ya que, ahora más que nunca, el deporte femenino necesita ser reconocido. En vez de eso, hemos reducido el mundial de fútbol a una superflua situación que un periodista tuvo la suerte de captar con su cámara. 

En definitiva, para todo aquel que piense que ya hemos ganado, aún no lo hemos hecho. Queda mucho por construir, y creo que dar importancia a situaciones tan vacías como esta no facilita esa tarea. Hagamos que el deporte femenino no termine opacado por los mismos de siempre. ¿De verdad vamos a permitir que un hombre maleducado acapare la atención que merecen nuestras deportistas? 

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