Madrugada
Por: Mateo Sebastián Silva Buestán
Lcdo. en Educación y Director Colección Taller Literario, Cuenca (Ecuador)
Eran las cuatro y treinta de la madrugada de un día cualquiera. Toda la familia dormía en la parte de arriba. En el primer piso guisaban y ponían la mesa. Los olores y los ruidos despertaron a los durmientes, los pusieron alerta, al acecho. Estos bajaron cautelosos, dispuestos a encontrarse cualquier cosa, menos a ellos mismo sentados en su comedor, riendo, comiendo. Se juntaron y disfrutaron juntos.