Barbie y la búsqueda de la sociedad perfecta

Por: Inés Rodríguez
Estudiante universitaria (Islas Canarias-España)

La directora estadounidense Greta Gerwig lo ha vuelto a hacer. Después haber comprobado, con mis propios sentidos, como lograba el apoteósico éxito de sus obras “Ladybird” y “Mujercitas”; este año ha tomado la batuta de un ambicioso proyecto: “Barbie la película”. Y lo ha llevado a cabo con una perfección casi nata que he salido de la sala de cine con una única convicción: esta película ha de ganar cuantos reconocimientos sean posibles. Y es que esta Barbie deja a un lado todas aquellas historias fantásticas a las que nos tenía acostumbrados en su cintas animadas para concentrarse en algo más trascendental: la importancia de esta muñeca para la sociedad.

El proyecto fue propuesto en el año 2016, y pese a que la producción quedó estancada por mucho tiempo, la directora finalmente encontró a las personas más idénticas posibles a los estereotipos de los dos personajes principales: Margot Robbie en el papel de Barbie, y Ryan Gosling en el de Ken. No obstante, la película está repleta de otros personajes que hacen alusión a los distintos modelos de Barbie y Ken que han ido apareciendo durante las décadas de existencia de la marca. Así, se crea un bello contraste entre la norma que ha impuesto la sociedad y la peculiaridad, demostrando que en ese mundo perfecto de color de rosa también existe diversidad, y que, por ende, no deberíamos rechazarla.

En cuanto a la apariencia del filme, su realización fue noticia en Estados Unidos, pues provocó una escasez de pigmento rosa. Esto debido al empleo de pintura rosa en multitud de decorados de la película. Asimismo, algunos decorados fueron pintados a mano, y los conjuntos que portan cada uno de los actores se inspiran en los ya llevados por la muñeca y su acompañante. Todo por el empeño de Gerwig para que la película fuera lo más realista posible, y que el universo de Barbie transmitiera esa fantasía a la que nos tiene acostumbrados en la animación.

Ruth Handler, la empresaria fundadora de la compañía juguetera Mattel, fue la creadora además de la famosa muñeca, y se le ocurrió en 1959, al ver que su hija, Barbara; prefería jugar con muñecas de papel con apariencia de mujer adulta, en vez de los muñecos de bebé de la época. Handler pensaba que estos últimos juguetes condicionaban a las mujeres a escoger la maternidad y el cuidado del hogar por delante de otros aspectos. Por ello, su invento se convirtió en algo revolucionario, pues no sólo había imaginado otra forma de jugar, sino que, desde ese entonces, Barbie lleva un eslogan claro y conciso por bandera:” tú puedes ser lo que quieras”.

Ya hemos hablado de la diversidad y la libertad; lo que me permite alcanzar el meollo de esta película. Este no es un largometraje convencional de Barbie, donde cada una de sus historias eran edulcoradas y acompañadas de bellas coreografías, o bien de tramas simples donde se les enseña a los niños valores como el compañerismo. En este caso, la directora ahonda en problemáticas más cercanas a la adultez. Y esas problemáticas, precisamente, son la búsqueda de nuestro lugar en la vida, además del dilema de la sociedad perfecta. En la cinta se aprecian miles de bromas dirigidas a su público objetivo, que aportan humor y dinamismo a la cinta. No obstante, esas bromas irán tornando en algo cada vez más filosófico, poniendo en contraste a la sociedad de Barbie, en la que reina un matriarcado; con la sociedad humana, que es más dada al patriarcado. Greta quiere dar a entender que el empoderamiento femenino es necesario, pero que debemos encontrar un equilibrio entre los derechos de los hombres y las mujeres. Porque los extremos nunca traen consigo nada bueno.

Por supuesto, no debemos olvidar los valores que profesaba Ruth Handler: cada uno debe dedicar su tiempo a encontrar su razón de ser. Nadie nos dará una función en la vida predeterminada, tal y como lo hacía Mattel cada vez que lanzaban una Barbie al mercado. O también al pensar que Barbie amaría a Ken de una forma u otra.

Por todo lo analizado anteriormente, recomiendo que visionen la película. Sin el pensamiento de que es otro producto más para niños y puramente centrado en vender merchandising; sino con una mente crítica, haciendo una valoración personal de cada uno de los mensajes. Barbie ha cambiado el mundo, por lo que resulta la mensajera idónea para advertirnos de que la búsqueda de una sociedad perfecta es una constante reparación de desperfectos.

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