Voces

Por: Mateo Sebastián Silva Buestán
Lcdo. en Educación y Director Colección Taller Literario, Cuenca (Ecuador)

*

Despierto a mitad de la noche,

escucho el benigno murmullo

proveniente del cuarto de la siniestra.

Es la voz de mi madre,

rezando, casi dormida,

las letanías a una María.

Y en la habitación de la diestra

escucho desflorar

a una joven, igual,

de nombre María.

Me paralizo.

La niña grita:

ora de dolor; ora de placer.

Las oraciones son más altas,

los gemidos aún más fuertes.

Se encandila mi ser,

no resulta agradable la melodía:

un ¨Ave María¨ en son de orgía.

Se retuercen mis entrañas.

Ahora, ahora, ahora   

las voces ya están en mi almohada,

aniquilan mis sentidos,

me corroen, me penetran.

Noto que soy quien ultraja a la muchacha

y mi madre, desde una esquina,

sobre una mecedora,

reza las letanías a esa María

cual exorcismo se tratase. 

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