Paraíso e infierno
Por: José Manuel Castellano
Islas Canarias
A Pablo Neruda
Esta noche, podría escribir los versos más lindos.
Por ejemplo:
Coloreadas sombras reptilean su ancestral piel oceánica
hasta alcanzar copas palmerales;
plumajes, blancos, rojos y amarillos,
perfuman campos de laurisilva y pinar con su trino;
el rocío del sagrado árbol de los bimbaches siembra esperanzas
en tierra jalonada por cardón, drago, monteverde y tabaiba;
sus nubes son pintadas por pinzones azules,
al pie de rojizos tajinastes;
acantilados alongados al diario ritual,
beso apasionado entre la mar y el cielo;
su sol y su luna avistan nuevos horizontes;
la oceánica mar reposa en arenas blancas, negras o doradas
con jardines de arrecifes custodiados por arcoíris;
su viento dibuja campos de dunas y desafíos;
abruptos barrancos abren caminos
junto a señoriales volcanes,
túneles de lava fundidos en secretos de fuego y agua.
Esta noche, podría sentir:
Canarias, tierra mía.
Ínsulas de mis ensueños.
Archipiélago de mil colores y aromas.
Tierra de historia y leyenda.
Atlanticidad mágica de vida y contrastes.
Suelo de flores y múltiples tonalidades.
Puerto de marinos, emigrantes e inmigrantes.
Tierra única y patria de amigos.
Este día, podría escribir los versos más duros.
Por ejemplo:
Canarias, tierra herida.
Ínsulas de lamentos.
Archipiélago de mil amenazas y dolores.
Tierra de olvido y abandono.
Terruño de explotación, pobreza e injusticia.
Cuna vendida y patria sin voz,
envuelta en bandera de canariedad.
Tierra de ambiciosos especuladores,
zoco de mercaderes propios y foráneos.
Pobreza social y corrupción,
Archipiélago urbanizado,
Islas de cal y cemento.