Escenas cotidianas (II)

Por: José Manuel Castellano
Islas Canarias

Foto: JMCaste.

Prestos a pedir, olvidadizos en dar.

Los agradecimientos son de una eternidad tan fugaz como efímera. Si te vi, no me acuerdo, y si me acuerdo, no te vi.

En el banco, en los comercios, en las instituciones, en el transporte público se aplica el derecho consuetudinario, es decir, los que llegan tarde siempre se colocan primeros.

Los engaños y las mentiras son monedas de cambio cotidiano. Quien no te engaña, te engaña.

El arte de la rumorología  y del desprestigio, desde las traicioneras y cobardes sombras, alcanzan niveles extraordinarios de excelencia.

Se cultiva una creatividad de excusas sin parangón. Algunos llegan a matar y rematar a sus abuelos indefinidamente. Mientras que las calamidades domésticas son excesivamente frecuentes.

La sumisión y la tiranía van de la misma mano.

La traición es la verdadera y única lealtad individual.

La humildad no se conoce, ni se la espera.

El elogio, en realidad, es un auto-canto al personalismo de quien lo emite.

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