Cómo reconocer la validez de las encuestas en tiempos electorales

Por: Fernando Arias
Médico, cinéfilo y escritor (Cuenca-Ecuador)

Las encuestas son formas de investigar la conducta humana en cualquier ámbito del saber y de la vida. Su uso en el periodo electoral se ha multiplicado. La pregunta es: ¿Qué tan válidas son?

Para responderla, es bueno conocer la Historia. En 1936 Literature Digest hizo una encuesta a 2,3 millones de estadounidenses quienes determinaron que Alf Landon del Partido Republicano sería el presidente de EEUU, en cambio George Gallup, con una muestra muy pequeña predijo que el demócrata Franklin D Roosevelt sería el ganador y así resultó. ¿Por qué fracasó Literature Digest? Porque la encuesta la hicieron vía telefónica en una época en la que la mayoría de la población no tenían teléfono, en cambio la muestra de Gallup, a pesar de ser pequeña, representó demográficamente a todos los estratos de la población. ¡Fue un sesgo de muestro, uno de los errores más comunes en las encuestas!

Esta lección de Historia nos debe hacer meditar que si una encuesta no indica cómo fue realizada, si no describe con total claridad cual fue su diseño, se la debe tirar al cesto de basura, rociarla con gasolina y quemarla, así le haga ganar al candidato de nuestras preferencias.

¿Cuáles son las características de una encuesta bien diseñada?

• El poder de la muestra: el número de personas encuestadas debe ser suficiente para que los hallazgos puedan generalizarse a toda la población. Este valor estadísticamente significativo se debe calcular e indicar.

• No tener errores de muestreo: la muestra debe ser demográficamente significativa, esto es, incluir a todos los grupos poblaciones. Este error es muy común en un país multidiverso como el nuestro. Por ejemplo, si escogemos a la población de Manabí donde la Revolución Ciudadana (RC) tiene su bastión, ganaría en primera vuelta, en cambio sí escogemos a gente de Pichincha hay segunda vuelta y sin garantía que la RC pase al balotaje. Este error se da en un 100% cuando un internauta hace encuestas entre amigos de las redes sociales.

• Método para recolectar los datos: este es el punto más importante. En caso que la encuesta se base en preguntas, debe realizarse previamente una muestra piloto con poca gente que sirva para evaluar si la pregunta está bien diseñada y no se presta a confusiones. Un ejemplo de este error sucede cuando la pregunta mal formulada confunde aceptación a un candidato con intención de voto. Por otro lado, si la encuesta consiste en votar en una papeleta parecida a la original, ésta debe luego ser guardada en un sobre cerrado, de forma que el encuestador no sepa por quien se votó. Esto evita el “voto vergonzoso”, producido cuando la persona encuestada falsea la información por vergüenza. Sin embargo, el costo aumenta y este tipo de encuesta es irrealizable vía telefónica o por redes sociales.

• Población excluida: la muestra debe realizarse exclusivamente a personas cuyo voto sea obligatorio. Deben excluirse los adultos mayores o menores de 18 años cuyo voto es facultativo y no hay manera de saber si votarán el día de las elecciones.

• Voto indeciso: la primera pregunta al encuestado debe ser si ya decidió por quién votar. Si la respuesta es no, no se debe continuar con el proceso, estas personas quedan automáticamente excluidas pero su porcentaje debe medirse y aumentar el tamaño de la muestra para que mantenga su validez. Además, en la publicación final con los resultados debe incluirse el porcentaje de indecisos y concluir de forma razonada si la encuesta refleja o no la realidad, basado en este porcentaje. A esto se llama ética profesional.

Si en el diseño no se explica todo esto, ni se presenta el valor estadísticamente significativo que permita generalizar a la población, la encuesta no sirve. Lamentablemente este instrumento tan valioso que permite investigar la conducta de una población, ha perdido en la mayoría de casos su validez científica, se ha transformado en un instrumento político usado para falsear u ocultar la realidad y propagandizar a un candidato al mismo estilo que una bandera, camiseta, video o foto. La mayoría de encuestadoras lamentablemente se han transformado en mercenarios de la información.

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