El periodismo cultural y la convergencia tecnológica: El nuevo ADN de la información
Por: Mgs. María Eugenia Torres Sarmiento
Comunicadora Social y Gestora Cultural del Cañar (Ecuador)

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El periodismo cultural en las redes digitales y la influencia de la convergencia tecnológica, “es un fenómeno relativamente reciente, cuya expansión, pareja a la de la World Wide Web,[1] comienza aproximadamente en 1994” (Palacios y Díaz, 2009). Es un fenómeno comunicativo que ha provocado una serie de cambios en las prácticas periodísticas y culturales en los países latinoamericanos y el mundo.
El periodismo hoy en día está supeditado a un sin número de procesos paralelos de convergencia. Convergen las empresas periodísticas en grupos multimedia en los diversos mercados de la comunicación, las salas de redacción dejan poco a las nuevas redacciones integradoras, los periodistas se ven sometidos a un espiral de convergencia para la acumulación de labores profesionales: redacción, edición, documentación, fotografía, grabación; los lenguajes periodísticos son una convergencia de contenidos multimedia de los medios impresos y audiovisuales (Salaverría y García, 2008).
En otro sesgo, la despauperización de los organismos culturales públicos se han traducido en dos modelos de gestión: el tradicional, que erige a esos organismos en custodios de la alta cultura, y el de modernización retrógrada, que hace del espectáculo el centro de sus desvelos, “cada uno ha prohijado modelos congruentes de periodismo cultural” (Velleggia, 1998: 4). A partir de ello, entonces, los cambios vertiginosos que vivimos, y sus macrotendencias, presentan enormes retos para la gestión cultural y sus mediadores especialmente para los periodistas responsables que deseen superar la crisis.
Estas nuevas tendencias o estrategias informativas surgidas de la crisis, vienen a mostrar la necesidad de una profesión periodística independiente para garantizar los derechos de una ciudadanía que se quiera libre e informada, tal y como ya lo definieron Kovach y Rosensteil, (2001 en San Pablo, 2016:11), frente a la hegemonía y falsa autonomía que manejan los sectores estatales de la cultura.
Navarro (2004), ya lo dijo:
Actualmente la cultura es entendida como un camino para hablar de “entidades colectivas y remite a la idea de una forma que caracteriza al modo de vida de una comunidad. La atención por la cultura en el sentido antropológico se pone no en las nociones intelectuales de los individuos singulares sino en el saber colectivo y distintivo de todos los grupos sociales (…). Según estas concepciones el periodismo cultural debería abarcar todas las posibilidades o considerar que todo periodismo es cultural por sus orígenes, objetivos y procedimientos” (p: 2).
Relatando un poco, en 1871 Edward Taylor[2] empezó a desarrollar el concepto de la cultura como un “conjunto completo que incluye conocimiento, creencias, arte, moral, ley, costumbres y otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de una sociedad”.
En el siglo XX, la antropología ha seguido desarrollándose, es así que Adolfo Colombres (1987) en la línea teórica de las problemáticas culturales Latinoamericanas, la concibe como un modo de organizar el movimiento constante de la vida concreta, es el principio organizador de la experiencia y mediante ella ordenamos y estructuramos nuestro presente, hasta cuando en la década de los noventa, se llega a aceptar la concepción de Talcott Parsons (1968) de cultura como la del discurso simbólico colectivo que toma en cuenta los conocimientos, creencias y valores sociales (Navarro, 2004).
Al parecer Martín Barbero (2016) en los Estudios Culturales Latinoamericanos, también hace un análisis de los medios de comunicación desde la cultura.
Y es que todo el mundo habla de cultura, valora la cultura y en todo lo que se ve y se toca está la gestión cultural etiquetada en el almacén de las vidas diarias y la palabra que encabeza secciones de periódicos. Está en los templos, gradas de los estadios de fútbol, plazoletas de las pequeñas y grandes ciudades, plazas de toros, está en los medios de comunicación, y hoy se torna de manera abrumante sobre todo en las redes sociales, es decir: está de moda.
La cultura cambia, se pone y se quita, se vende, se pierde, ofrece estatus, estándares, y ha conseguido desplazar a la sociedad como objeto de estudio y ha tenido todo tipo de tendencias políticas (Navarro, 2004).
Entonces, “la digitalización ha modificado de raíz todos los procesos y difusión de contenidos [culturales] e informáticos” (Salaverría y García, 2008: 32), de hecho, “el propio concepto de medio de comunicación ha mutado a raíz de la rápida confluencia entre la industria audiovisual, la informática y las telecomunicaciones” Zaragoza (2002, en Salaverría y García, 2008: 32).
La digitalización, el determinismo tecnológico, la cibercultura y todos los fenómenos de convergencia desde un enfoque puramente tecnológico (Forgacs, 2001, Idei, 2002, Lévy, 2011), sitúan su incuestionable impacto en diversos factores sociales, económicos y culturales relevantes. “Sin duda, Internet es el futuro-es el tejido de nuestras vidas y es un medio de comunicación que permite por primera vez la comunicación de muchos a muchos en tiempo escogido y a escala global” (Castells, 2001:15-16).
Por tanto es necesario entender a la convergencia según Nicholas Negropoonte (1995 en Salaverría y García 2008:) como “los cambios contemporáneos en la comunicación social, el paso del soporte analógico al digital, así como los procesos de convergencia de medios y contenidos que dicho cambio propiciaba” (p.33).
Consecuentemente a ello, los estudios contemporáneos abordan el estudio de la convergencia desde un enfoque sociológico y cultural. Al respecto, García (2008 a), dice que la convergencia es:
Un proceso multidimensional que facilitado por la implantación generalizada de las tecnologías digitales de telecomunicación, afecta al ámbito tecnológico, empresarial, profesional y editorial de los medios de comunicación (…), mediante los lenguajes propios de cada una (p: 35).
En contrapuesta, en su introducción a los conceptos y temas fundamentales relacionados con las tecnologías digitales y sus impactos en la cibercultura, “Lévy parte de una idea de cultura que no se reduce a los componentes de carácter simbólico, sino que integra, como un factor fundamental, las técnicas, los artefactos y los entornos materiales” Medina (2011 en Lévy, 2011: VII).
En una carrera de relevos: el periodista como mediador de la realidad
Como toda actividad humana inherente a un proceso de cambio y transformación propia de un siglo digitalizado, también el periodismo cultural se encuentra en una carrera de relevos. “Quien ahora porta el testigo de la audiencia y el negocio es el papel, pero se aproxima el momento en que, exhausto, deberá cederlo al siguiente relevista: el medio digital” (Salaverría, 2007:9).
Los diarios que comúnmente habían venido siendo el instrumento informativo de aquella gestión cultural de todos los pueblos, ciudades y naciones enteras, ahora “ se aproximan al cambio más importante en el que el papel, arrinconado por nuevas formas de consumo informativo de una nueva generación de lectores, deberán dejar paso al soporte digital” ( Salaverria, 2007: 4).
Aquellas manifestaciones artísticas propias de los pueblos que quedaban impregnadas en el papel y formaban parte de los archivos históricos de la cultura nacional y mundial, ahora son parte del pasado y el futuro. “Y en ese cruce de caminos, sería tan poco inteligente renegar del pasado como dar la espalda al futuro” (Salaverria, 2007:8).
Estos cambios y transformaciones que se iniciaron en los países Europeos y Americanos con el The times, The Boston Globe, USA Today, The Wall Street, Journal y Financial Times, entre otros, también han emergido en el periodismo latinoamericano, a través de las redes sociales, instrumentos para la transmisión de cultura y material informativo.
Este paso gigantesco de los procesos comunicacionales de los medios orales, escritos al mundo digital, advierte una convergencia en varios aspectos en el periodismo, “uno de ellos y muy importante en este embate del nuevo periodista en el mundo digital: las actitudes profesionales de los periodistas, las actitudes profesionales en los contenidos de las noticias (…). En sus manos están las verdades culturales, sociales y efectivas necesarias para dar un sentido a las cosas” ( Canel, y Sádaba, 1999: 24-32).
La teoría del framing[3] según el criterio de María José Canel y Terresa Sádara (1999) asume:
“que el periodista actúa como mediador de la realidad, en el sentido de que, en su quehacer informativo, se ve enfrentado a tomar decisiones que lleven a seleccionar unos contenidos, (con la exclusión de otros)”(p: 25).
En los años 60, y consecuentemente los 70, el proceso de convergencia a través de las redes informáticas, ha significado una oportunidad de desarrollo para el avance y expansión del periodismo cultural, cuyo acervo rico en valores se mantuvo en el anonimato, pues “el propio nacimiento del ciberperiodismo o periodismo en la red abrió horizontes a los informadores, al tiempo que les demandó nuevas habilidades y destrezas para hacer un periodismo con trazos claramente diferentes a los de los otros soportes” López (2007:112).
Es así como incursionan los principales retos del periodismo cultural en los países latinoamericanos: falta de formación y espacios de crítica en los medios de comunicación en donde se requiere una actitud de lectura, de participación en muchas expresiones culturales, advirtiendo que el periodista cultural es el más especializado del medio, temas que fueron debatidos en el marco de las III Jornadas Culturales de La Paz por tres reconocidos comunicadores como German Araúz, quién dijo que una de las grandes falencias del periodismo cultural es la crítica. En los medios de comunicación falta priorizar la crítica. Es importante formar gente especializada en crítica de teatro, danza, artes plásticas y otros. (Cazas, 2015).
Para Mario Ríos, una de las primeras tareas de los periodistas culturales es manejar de forma correcta el uso del lenguaje, y la prioridad a lo que representa la evolución de la cultura; y secuencialmente, Mabel Franco, expresó que el reto más grande de un periodista cultural es la formación cultural, se tiene que entender el rol estratégico que les toca jugar en nuestra sociedad, no solamente en el periodismo (Cazas, 2015).
La importancia de los procesos de mediatización que ejercen los medios de comunicación en la gestión cultural del siglo XXI hace que se analice sobre el rol que cumplen los periodistas hoy en día frente a la cultura en el ciberespacio. Al respecto, Alfonso Gumucio (2004:19) se pregunta por ¿ cuál habrá de ser el perfil ideal de este nuevo comunicador?:
En este contexto, la función de los mediadores: administradores culturales, críticos de arte y periodistas, adquiere una importancia insoslayable. Ya sea para contribuir a superar la crisis [de convergencia tecnológica], si logran ponerse en sintonía con los cambios, (…) (Velleggia, 1998:7).
Se habla de una sociedad en la que cada vez hay mayor dependencia de los medios para conseguir una determinada percepción del mundo, al respecto, Medina (2011 en Lévy, 2011) dice que: “El desarrollo de la cultura digital [es] un híbrido inseparable de entornos materiales electrónicos y entornos simbólicos digitales (…). En otras palabras, la cultura digital es también cultura material como lo son, en general, todos los desarrollos culturales” (p.IX).
“Está cambiando el ADN de la información y atender a esa mutación implica entender que ya no circula como antes, en unidades precisas, controladas, bien corregidas y calibradas” (Ramonet, 2014:19), por tanto, siempre deberá ser el periodista con su esmerada misión, quien interprete en este caso el acontecer cultural con estricta responsabilidad, tomando como partida que es importante el trabajo que se haga por superar aquellos escollos, cubrir la falta de espacios en los medios , y recuperar el contacto con los artistas y gestores culturales.
De allí lo trascendente en entender los enfoques de las informaciones desde una perspectiva simbólica que ofrece nuevas vías de investigación en la medida en que la cobertura informativa de la realidad no es vista ya como una cuestión objetivista, en la que el periodista hace el espejo de la realidad. En este ámbito, el periodismo cultural conduce como dice First (1997, Gamson y Modigliani, 1989, Denzin, 1992, Tuchman, 1978, Duncan, 1968, en Canel y Sádaba, 1999) a que:
“los medios de comunicación son, en nuestros días, un componente fundamental de la realidad simbólica, del mismo modo que en otros tiempos lo fueron las narraciones literarias o los lienzos (…). Los símbolos se convierten por lo tanto en la posible clave de comprensión de la realidad y de la mediación” (28).
En nuestra conversación, con el mismo énfasis de siempre, Jesús Martín Barbero, habla de la comunicación, la euforia tecnológica y el malestar en la teoría y señala lo que nos queda por hacer a los comunicadores desde Latinoamérica frente a los avatares de la Comunicación del último siglo, de aquellos a los que refiere también Sandra Massoni (Comunicación personal Sandra Masoni, 6 de septiembre 2018), es una tarea responsable.
El nuevo ADN de la información: caminos y estrategias para la construcción
El desarrollo de la llamada Sociedad de la Información, a través de la convergencia tecnológica, diseña un escenario tornadizo en el que hay transformaciones que benefician y que por otro lado afectan no solo al campo de medios, sino a los propios conceptos básicos del periodismo cultural o a los mecanismos de participación de los ciudadanos en la construcción de los mensajes.
Por otro lado, la llamada convergencia tecnológica ha llevado al éxito a la gestión cultural a través de la aparición de iniciativas individuales o colectivas (los colectivos culturales) para difundir información en toda Latinoamérica y el mundo. “A medida que se popularizó el uso de la red de redes, buena parte de las entidades, organizaciones, asociaciones, [colectivos]…pusieron en marcha su web” López (2007:116), y de esta manera el periodismo cultural, a través de sus promotores de las webs favorecieron la participación, fomentando nuevas dinámicas entre los internautas, que poco a poco ganaron mucho eco en los sectores más activos de la ciudadanía.
Así mismo, los medios de comunicación y en ellos inserto el periodismo cultural y las nuevos herramientas tecnológicas como agentes de socialización y actores sociales en el entramado social, han arraigado en los últimos años dando grandes transformaciones en cuanto a la participación colectiva, se han sustituido las herramientas analógicas por las tecnologías digitales que han multiplicado los soportes de consumo en manos del público a través de los ordenadores, teléfonos móviles y diversos dispositivos demóticos.
Esta nueva situación a la que se ve abocado el Periodismo Cultural y la Convergencia tecnológica en el siglo XXI, no tiene que anunciar el fin del periodismo, más bien buscar nuevos caminos, estrategias para contribuir a la construcción de información de mayor calidad para los ciudadanos que son los sujetos de información, pues la participación de los ciudadanos en los medios de comunicación son cada vez más amplias para “recuperar la fuerza del imaginario latinoamericano, para que siga siendo el contexto social-culturalmente diverso y profundamente imbricado en beneficio de las generaciones presentes y futuras”(Villaseñor, 2014:273). Un ejemplo de ello, es el accionar de los colectivos culturales, caso específico –Ecuador- como una alternativa de gestión cultural para contrarrestar la hegemonía política sobre los medios tradicionales escritos, y es así que “los medios deben percatarse que el monopolio de la información ha llegado a su fin” (Salaverría, 2007:9).
Y de esta manera concluir que las organizaciones culturales y otras, hoy en día necesitan mantenerse actualizadas de acuerdo a las nuevas tendencias e innovaciones tecnológicas para darle valor a los procesos vitales de comunicación, y aportar con los objetivos institucionales y ser competitivas con las demás organizaciones (King, 2012).
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[1] World Wide Web: Medio de comunicación de texto, gráficos y otros objetos multimedia a través de Internet.
[2] Edward Taylor : fue un ingeniero y arquitecto británico pionero en la antropología
[3] Framing: enfoque o encuadre