Cantos sin rumbo (VII)

Por: Aurelio Maldonado Aguilar
Dr. en Medicina y Cirugía, Cuenca (Ecuador)

*

AMOR MADURO

El amor, que galopa frenético,

entre verdes pasturas y llano,

cuando los días pasaron,

detendrá con riendas doradas,

su galope de trigo maduro,

y juntando reverentes las manos,

entre olores de pino y rocío,

detendrá el amor, que al galope venía,

y tendrá que apearse nostálgico,

como el sol se apea en la tarde,

y querer el remanso de una,

de una sola mujer amorosa,

que le peine y que le acaricie,

todas las canas en una,

y todas las pasiones desnudas,

declinarán, sedientas de calma,

en nuestra, la única vida.

*

ENCUENTRO FRATERNO

Para mi amigo el  Dr. Eduardo Arízaga Cuesta.

En medio de bioética y estrellas,

caminamos en el túnel de los años,

mirando y comentando, con razones,

la humana conducta, mediocre y llana,

arupos floridos en los hombres,

que cegados sus ojos y sus mentes,

tratan de ser ricos, sin ser sabios.

*

Caminé con él, desnudos,

en medio de una calleja de su casa,

y al paso de nuestra pesadumbre,

el viento nos silbaba tenuemente,

a través de miles de lenguas verdes,

del bambú famélico y erguido,

que, con su ensortijada cabellera,

escuchó nuestro dialogo fraterno,

y sació la sed, que rebosante,

en el cáliz de amistad y de recuerdos,

bebimos sedientos en el viaje,

hasta no sé cuándo de los tiempos.

*

SUEÑOS Y AMORES

La vejez extraña, blanca suavidad,

termina con vehemencia, fácilmente,

los amores y los sueños nocturnales,

que se van anclados en memoria,

hasta el fondo de un mar gélido,

como bitácora que se hunde,

amarrada a la proa de un navío.

*

Todos los amores se disipan,

rodeados de recuerdos fulminados.

Todos se mueren con la libido,

que es enterrada en vida, alegremente,

acompañada de flores y respetos,

en la brutal decadencia de la carne,

y en el final hastío del camino.

*

Los sueños se nos van, no se hacia dónde,

y en vez de ellos nos quedan, persistentes,

recuerdos, ideas y rencores,

amarrados entre sí, en un ovillo,

que únicamente se ha tejido,

con palillos de reloj y tiempo,

insomnes golpes, insistentes,

llegan incólumes al alba,

y nos dejan jadeantes en la noche,

interminable noche y desvarío.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *