Transitoria impoluta

Por: Luis Curay Correa, Msc.
Vicerrector UETS Cuenca (Ecuador)

Abril 24 de 2023, 10h32, en su oficina, frente a la computadora, sintiendo el corazón en las manos, digitaba Luciano, según las indicaciones recibidas, el usuario y contraseña que le abrirían la puerta a una calidad de vida merecida.

Número de cédula, serie numérica tantas veces ejecutoriada, y preciso hoy, se pierde en una divagación sin sentido, innecesaria. Fecha de emisión de la cédula, quizás es la seguridad justa y necesaria para situaciones como esta. Mientras la página se cargaba corrían por las precisiones hechas ya, los imaginarios pagos de la universidad de su hija menor, un adelanto para el viaje de especialización de su hijo que estudiaba medicina, cancelar toda la deuda del carro que compró, hasta pagar sin hacer muecas la gasolina, o el arriendo; hasta la cirugía de sus piernas, tantas veces aplazada, la ayuda para el tratamiento de la abuela, la visita a casa de sus padres no sería de boca y abrazos nada más, podría ayudarles económicamente, mucho más que como en antaño lo hacía, a escondidas, como si eso fuese un pecado, dejaría ese departamento frío y sin espacio, otro mucho más iluminado y cálido lo recibiría, quizás hasta una casa nueva, ¿por qué no?, sería interesante poder vivir y compartir mejor. Sus sueños se harían realidad y podría prepararse para ver por sus padres cuando estén más ancianos, le tocaba devolver gratis, lo que gratis y con mucho amor recibió. En sus labios se dibujó una sonrisa. Más de tres años preparándose para este evento: otro título de cuarto nivel, novecientas noventa horas de formación continua, cinco libros registrados con su nombre; nada lo tomaría por sorpresa. La página se abrió cautelosa, como león al acecho, la sonrisa más amplia y bella; con letras rojas lee con la certeza del que se siente triunfador: Estimado docente, usted NO cumple con el requisito de tiempo de servicio (más de 25 años) para aplicar a la Disposición Trigésima Tercera de la LOEI…

Con el desespero del que pierde la vida sin saberlo, vuelve a digitar, una y otra vez, hasta hundir las teclas del computador, hasta bañarlas con sudor e ira. Revisa papeles, otros comunicados ministeriales con certificación, restriega sus incrédulos ojos; son treinta, ¡carajo!, no hay dudas, en todos los documentos está escrito…

En la capital, lejos de su Cuenca natal, el presidente de la República da una conferencia de prensa: estamos preocupados por los que menos tienen, somos el único gobierno que lo ha hecho, y no lo dejaremos de hacer nunca, nuestro compromiso ha sido siempre con el pueblo y no con las clases favorecidas, con los de siempre, como lamentablemente lo hizo el gobierno anterior. A pocos kilómetros, su ministra, masculla burlonamente una que otra oración, pues en la hermosa Catedral, durante la eucaristía de medio día, ha comulgado a la luz de los reflectores, cámaras y bambalinas.

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