A propósito del libro “Indicadores de prácticas y hábitos culturales. Universidad Nacional de Educación del Ecuador
Por: Dr. Iván Petroff
Universidad de Cuenca (Ecuador)
La publicación de este trabajo titulado “Indicadores sobre Prácticas y Hábitos Culturales en estudiantes UNAE”, realizada por los autores José Manuel Castellano Gil y Efstathios Stefos, responde a la necesidad de establecer una línea de investigación en el campo de las prácticas culturales en las que se destacan las manifestaciones estéticas en sus más variados géneros y propuestas, como una forma de leer, comprender e interpretar el mundo desde sus imaginarios y representaciones a estudiarse con la semiótica, la hermenéutica, la filosofía o la historia, en última instancia, a ser integrados por las diferentes metodologías de las ciencias humanas.
La investigación, en el presente caso se proyecta hacia los ámbitos de la lectura literaria, el cine, la danza, las artes escénicas a fin de establecer desde la cuantificación de datos, las preferencias de un público estudiantil –el de la UNAE, en la interactuación con las diferentes expresiones de la cultura. Pues de sus resultados, podremos establecer a ciencia cierta cuál es la realidad que en estos ámbitos podemos determinar para, asimismo, darnos cuenta de hasta qué punto los estudiantes están en relación directa o indirecta con los productos culturales y estéticos que van a contribuir, o no, a su formación integral como seres humanos y futuros profesionales, sobre todo, porque se trata de la carrera de mayor importancia en el contexto social de formación académica.
El tema de la cultura en este sentido debe ser visto desde nuevas miradas que posibiliten una perspectiva múltiple para el análisis crítico de la situación en la que se hallan los procesos culturales en nuestro país en el contexto de América Latina. Una oportunidad para consolidar el buen vivir desde los apetitos del espíritu y no solo del consumismo. Aprender con la comunidad en las prácticas culturales auténticas y que recojan la memoria colectiva de muchos años. Hay secretos que desentrañar para volver a vivir con dignidad, con gusto y apego por los saberes y conocimientos desde la herencia fundamental que nos dejaron nuestros ancestros y las características que se configuraron en el sincretismo ocurrido a propósito de la conquista y colonización europea, signado por una elaboración barroca de complejos resultados y posibilidades.
En el análisis debemos abordar el tema desde la diversidad cultural que debe consolidar lo incluyente en todos los espacios y procesos culturales como una política comunitaria institucional que nos permita ser más solidarios, más creativos para que resolvamos los problemas de la existencia por otras vías interesantes y a veces insustituibles como el amor, el humor, alimentados por la llama de la poesía, la representación y el drama, el cine y otros lenguajes estéticos desde la electrónica y la cibernética como las mejores posibilidades para la reflexión social en la propuesta que viene desde Brecht y a lo mejor de otras poéticas que ya pensaron en la objetividad y el distanciamiento.
Nosotros hemos transitado con los profesores y estudiantes en la Universidad un proceso que cada vez se fortalece y consolida y que resulta una buena oportunidad para investigar sobre los distintos fenómenos de la cultura y sus aportes. En este sentido vale la pena traer a primer plano la investigación como una de las formas de conocer, reconocer y reinventar las prácticas culturales de pueblos nacionalidades y colectivos urbanos.
Así tenemos que analizar y estudiar desde las políticas culturales la cultura artística, la semiótica y la comunicación, los movimientos de actores culturales nóveles, la cultura del ocio y el tiempo libre, las expresiones estéticas de la fiesta popular, la literatura oral, fantasía, mito e historia, las tareas de una adecuada y oportuna planificación cultural, la calidad del trabajo y la gestión cultural.
La calidad del trabajo cultural ha de verse reflejada en su misma concepción, misión y visión. No se trata sólo de recursos técnicos y materiales, se trata sobre todo de una posición ideológica acorde con la construcción de un nuevo humanismo que descarte para siempre las aberraciones heredadas en el ejercicio del poder, distorsiones y peligros que se fomentan al momento de pensar en lo cultural como propaganda o publicidad. No como lenguaje y pensamiento que nos permite la comunión de ideas y el ejercicio de nuevas verosimilitudes que ayudan a plantearnos otras alternativas de convivencia con uno mismo y con los demás.
La calidad, como resultado del estudio, la reflexión y la práctica constante de la investigación, es precisamente la presa codiciada en la formación de los gestores y mediadores de cultura desde la academia, tanto en el ámbito de las facultades de arte como en el de las humanísticas. Reflexión y preparación de profesionales que, como en el caso de los gestores culturales, se capacitan para brindar alternativas propositivas en los servicios y en los proyectos.
Ahora mismo tenemos que enfrentar un reto primordial y que se resume, con toda la dedicación posible, en los públicos infantiles. Ahí está una de las tareas fundamentales de las instituciones y de los gestores culturales que trabajan también en los nuevos espacios de las industrias culturales públicas y privadas, como parte de los lineamientos de una auténtica revolución cultural.
En este punto vale traer acá esta cita de Hernando Rojas que en su ensayo Pura Vida –propuesta revolución cultural pacífica dice:
“La educación académica –básica, media y superior– cumplirá un papel fundamental en la puesta en práctica de la Revolución Cultural, entre otras razones, porque: los destinatarios principales de esta propuesta son los niños/as y jóvenes que por estar en la edad ideal del aprendizaje, desarrollan hábitos positivos más fácilmente que el adulto ya deformado. Estaremos dando así la sustentabilidad necesaria al proceso de cambio, que no ocurre cuando son solo los adultos los que se comprometen. En este punto habrá que trabajar así mismo con los maestros para que sean verdaderos gestores y promotores del cambio.
Cuánto trabajo y acciones se podrían emprender con proyectos como los manifestados y citados con una acertada política cultural desde lo público que involucre de manera directa a la Casa de la Cultura Ecuatoriana, a las Universidades y a los centros culturales independientes, redes, asociaciones, comunidades, así como a los municipios, juntas parroquiales y demás organizaciones sociales.
Hay que reflexionar sobre la cultura y sus posibilidades de sustentación del buen vivir a través del arte, la tecnología y el conocimiento. Debemos propender a que todos los actores culturales estemos preparados y actualizados para ese salto cualitativo que a lo mejor ya hemos dado, pero que hay que bien orientarlo hacia las mejores utopías del ser humano.
El tercer milenio está signado por la cibernética, los avances de la electrónica y la neurociencia, una nueva revolución, después del ejercicio de la prensa y el linotipo y la democratización de los secretos del mundo y del conocimiento
En tanto que hablamos de políticas culturales, la situación pasa por lo ideológico que debe ser analizado en términos que el teórico búlgaro Todor Pavlov ya lo definió al respecto del tema sobre el arte y la ideología cuando dice:
“Cada vez resulta más evidente de que no basta la tesis general de que el arte es ideología pues la tarea de la estética no puede ser y no es revelarnos sólo el hecho del papel ideológico-social del arte, sino también como precisamente y por qué precisamente así y no de otra manera, cumple él ese su papel ideológico social”.
“Rescatar nuestra cultura, ecuatorianizarla, como alguna vez dijo Hernán Malo en relación a la universidad ecuatoriana, es decir, ir a sus fuentes primigenias, articularla al pensamiento moderno, donde se escuchan ya esas voces, antes inaudibles, esas presencias antes invisibles, de la mujer, de los indígenas, del entorno natural, enriquecer nuestra sabiduría y nuestra dignidad intelectual con el estudio de las ciencias humanas, la antropología, la etnología, la historia, la ecología, la magia de las fuentes manuales, y todas aquellas formas de conocimiento que preserven nuestras entidades regionales y nacionales, y que nos den luces para respetar esa diversidad que finalmente será nuestra identidad más precisa y unificadora. “No una abstracta identidad de pueblos, sino una concreta y dialéctica unidad de diversidades, del mismo modo que una orquesta no se crea con idénticos instrumentos sino con instrumentos de timbre diferente, para tocar así una hermosa partitura”.
Desde las Universidades y la academia debería proponerse también un compromiso para integrar a una propuesta sistémica en la que todos los sectores involucrados en la cultura participen. La universidad ecuatoriana está en deuda con la sociedad por no haber propiciado verdaderas líneas de investigación en los diversos temas de la cultura, privilegiando la participación de poquísimos académicos que no ha permitido la participación de actores culturales con sus propuestas en los pocos espacios que la academia ha generado para la formación y difusión.
Una de las instituciones humanas que mayor sustento tiene en el problema de las culturas al momento de abordar sus especificidades es el lenguaje, como sustento mismo de la comunicación que a su vez es sinónimo de comunidad y por ende de manifestación cultural. Es importante que los estudios en este campo estén en la mira de toda política cultural, sobre todo pública para entender e interpretar ahora más que nunca a través de las redes sociales y el internet los comportamientos y la carga psicológica de sus actores que crean y desarrollan sus imaginarios a partir de toda una realidad virtual.
La misma literatura ha encontrado nuevas posibilidades de difusión con sus autores que no necesitan la publicación en físico para proponer a los más diversos públicos su escritura. Estamos viviendo una época en que los lectores se han multiplicado más que nunca y los escritores también con los nuevos soportes electrónicos y cibernéticos. Una cultura de la interactuación, del seguimiento, el comentario y la valoración en línea que ha concentrado nuevos campos de acción cultural. La misma estructura de la novela o la narrativa en general y qué decir de otros géneros como la poesía, han encontrado nuevos cauces para otras formas dialógicas e interactivas de comunicación.
“Adicionalmente, este nuevo enfoque involucra una crítica a la didáctica de la cultura que la limita al arte, minimiza el rol del aprendizaje artístico, a la vez que carece de la diversificación suficiente para dar respuestas a las necesidades locales, al fortalecimiento de la identidad local y nacional. El corolario es el desafío de promover lógicas y formas de pensamiento que cuestionen los designios que desde el eurocentrismo se presentan como absolutos e inmutables para revalorizar y reivindicar, al mismo tiempo, el derecho a ser diferentes a partir de nuestra historia, nuestras especificidades y sentidos” (políticas para una revolución Cultural) 2011.
Desde el trabajo del gestor cultural y desde la reflexión crítica de historiadores, filósofos y pensadores que abordan el tema cultural, debemos promover el desarrollo del talento y la creatividad de la ciudadanía sin ningún tipo de discriminación, tomando en cuenta las siguientes posibilidades y estrategias:
• Crear, fortalecer y consolidar el Subsistema de Artes y Creatividad y sus procesos de Artes Musicales, Artes Escénicas, Artes Plásticas, Artes Literarias y Artes Audiovisuales.
• Desarrollar un plan de fomento de las Artes que atienda a todos los componentes del subsistema.
• Impulsar el desarrollo de elencos-escuelas nacionales de excelencia y promover la elevación de la calidad artística de los elencos locales y regionales en los distintos campos de las artes.
• Recuperar el patrimonio artístico y promover la generación de nuevo patrimonio sonoro y musical, dancístico, plástico, literario y audiovisual.
• Promover una formación artística de calidad en todos los niveles del sistema educativo (primario, medio y superior), estableciendo alianzas con el
Sistema Educativo Nacional (SEN) para incidir en el diseño y aplicación de un pensum de estudios pertinente y de calidad en todas las ramas artísticas.
• Fomentar el desarrollo de investigaciones que orienten la formulación de políticas y estrategias y la toma de decisiones por parte del Gobierno central y de los gobiernos autónomos descentralizados en torno al desarrollo del talento artístico.
• Impulsar proyectos de cooperación, convenios internacionales y similares para fortalecer los procesos formativos de las y los artistas ecuatorianos.
• Promover la alfabetización artística de la población desarrollando proyectos nacionales de alto impacto y de difusión masiva en todas las artes.
• Promover la democratización del acceso a los productos artísticos, la ampliación de la difusión de los eventos hacia las zonas menos servidas y la utilización de las tecnologías de información y comunicación (TICs) y medios de comunicación para difundir tales productos.
• Promover la formación de públicos para todas las artes, especialmente en las tendencias del arte contemporáneo.
• Fomentar el desarrollo del talento y la creatividad de las y los ecuatorianos mediante programas de incentivos de diversa naturaleza.
• Promover a nivel internacional el talento de las y los artistas ecuatorianos auspiciando su participación como Embajadores Culturales del país en distintos eventos y escenarios internacionales, especialmente aquellos que fortalezcan la integración cultural latinoamericana y la integración Sur-Sur a través de las instancias de la CAN, del ALBA Cultural y UNASUR.
• Coordinar con las instituciones pertinentes del gobierno, condiciones de trabajo y el empleo dignos de los y las artistas y creadores, así como un entorno adecuado para el desarrollo de su talento.
• Promover y apoyar proyectos culturales y artísticos en sectores de atención prioritaria y con poblaciones históricamente discriminadas para garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a los productos y servicios culturales.
• Impulsar la libre creación artística y las expresiones culturales diversas de toda la población ecuatoriana.
• Promover el fortalecimiento de la organización de artistas, intelectuales y gestores culturales.
• Proteger los derechos de autor de acuerdo a lo establecido por la Constitución y las leyes pertinentes.
• Generar iniciativas que motiven al sector privado a apoyar proyectos culturales.
• Promocionar las manifestaciones artísticas y culturales en el exterior como plataforma de desarrollo de las condiciones de creación y producción de bienes culturales.
3. Derecho a la información y al conocimiento. Fortalecer la identidad nacional, la construcción de ciudadanía y el acceso a la información y el conocimiento de toda la sociedad ecuatoriana a través del desarrollo de sistemas nacionales de contenedores de la memoria, con nuevos enfoques y modernas tecnologías.
• Crear, fortalecer y consolidar el subsistema de Memoria Social (SMS) y sus componentes de Bibliotecas, Archivos y Museos, así como el subsistema de Patrimonio Cultural, con enfoques renovados en torno a la memoria y el patrimonio que superen la visión tradicional de éstos como conjunto de objetos, lugares, escenarios y tradiciones y desarrollen la dimensión social y cultural de los sujetos, sus procesos y formas de apropiación histórico-simbólicas.
• Fomentar el desarrollo de investigaciones que orienten la formulación de políticas
y estrategias y la toma de decisiones por parte del Gobierno central y de los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) en torno al patrimonio y la memoria social.
• Acercar los contenedores de memoria social a la ciudadanía a través de una programación atractiva, novedosa y socialmente difundida.
• Garantizar un acceso permanente a la información histórico-cultural del Ecuador desde una nueva lectura de la historia, con nuevos enfoques críticos, interculturales, con perspectiva de género y regional que fortalezcan la identidad nacional.
• Promover proyectos orientados a desarrollar hábitos de lecturas entre la población, especialmente entre los/as estudiantes de escuelas, colegios y universidades.
Derecho al acceso y uso del espacio público. Promover el acceso a los espacios públicos a toda la ciudadanía, sin ningún tipo de discriminación.
• Promover el derecho a la expresión cultural en los espacios públicos de todos los grupos sociales, especialmente de aquellos discriminados por políticas intolerantes y excluyentes por su condición étnica, de género, etaria, opción sexual, capacidades especiales, colectivos y tribus urbanas.
• Promover, en coordinación con los Gobiernos Autónomos Descentralizados, el diseño de espacios públicos adaptados a las necesidades de las personas con capacidades especiales.
• Promover campañas de concienciación ciudadana para la defensa y cuidado del espacio público.
• Desarrollar alianzas interinstitucionales para promover el desarrollo de rutas e itinerarios turísticos culturales en los espacios públicos a nivel nacional, regional y local.
El caso de las industrias culturales
Pero, ¿qué son las industrias culturales? ¿Cómo se definen? En términos generales, se ha definido industria cultural como aquella que produce cultura en el marco de un tejido industrial y tiene una orientación masiva. El antropólogo argentino García Canclini la define como “el conjunto de actividades de producción, comercialización y comunicación en gran escala de mensajes y bienes culturales que favorecen la difusión masiva, nacional e internacional, de la información, el entretenimiento y el acceso creciente a las mayorías… (Actualmente) llamadas industrias comunicacionales, industrias creativas o industrias del contenido… son medios portadores de significados que dan sentido a las conductas, cohesionan, o dividen las sociedades” (García Canclini, 2001). De acuerdo a ciertas clasificaciones, estas industrias incluyen la impresión, publicación, multimedia, audiovisuales, productos cinematográficos, diseños y artesanías. En otras, el concepto abarca también a la arquitectura, artes visuales, espectáculos y deportes, fabricación de instrumentos musicales y turismo cultural.
Más allá de las diversas clasificaciones propuestas para las industrias culturales, éstas se caracterizan por la capacidad de multiplicación de sus ejemplares o el incremento del número de espectadores/oyentes rentables; por el notable crecimiento que han experimentado en torno a las nuevas tecnologías de la información; por el desarrollo de novedosos métodos de comercialización que cada vez propenden con más fuerza a la internacionalización de los mercados y por un comportamiento oligopólico, según el cual empresas de cuatro países son las que concentran el comercio mundial de bienes culturales (Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña y Japón), (Tolila, 2004: 110 y124).
En el año 96, Jacques Rigaud, presidente de la Comisión de Estudios de Políticas Culturales de Francia, entrega al ministro de la cultura un documento titulado “Para una refundación de la política cultural”, y en su introducción parte diciendo:
“Habiendo decidido escuchar primero a las personas en terreno, artistas profesionales y de enterarse prioritariamente de experiencias innovadoras, la comisión ha querido partir por la “cultura vivida”, más que por la cultura administrativa”. La cultura como práctica, la cultura como necesidad, o tal vez como una ausencia. En ese exhaustivo informe se hacen grandes reflexiones, pero sobre todo una radiografía del aporte cultural Francés. El gran modelo desde los años 60 con Malraux y prestigiado en los 80 con Jacques Lang, se ha enfrentado a una revisión que pone en resguardo la inmensa máquina que se dibujó en torno a las industrias y artesanía cultural.
En esta “refundación” se demuestran los vacíos dejados por el Estado y la necesidad de un retiro progresivo de los apoyos financieros, reforzando la descentralización, la desconcentración y la responsabilidad “social” del sector privado en forjar una identidad de nación.
En este nuevo marco de relaciones y tensiones la gestión de la cultura ha de afrontar nuevos retos y demostrar nuevas habilidades para su adecuación a la realidad actual y futura. La formación ha de convertirse en un vehículo de innovación y reflexión aportando espacios para la transmisión de nuevos conocimientos, el contacto con experiencias, prácticas novedosas y la existencia de nuevos canales de información y conocimiento del nuevo marco geopolítico a nivel europeo e internacional.
Estos nuevos retos formativos han de convivir con otras propuestas de especialización más básica para tratar aspectos de capacitación continuada en campos específicos que se puede orientar por estas cuatro calidades:
a) Fomento de mentalidades activas a la búsqueda de recursos que puedan incidir directa o indirectamente en proyectos culturales. Con capacidad de interlocución con otros sectores y políticas prioritarias, aportando posiciones sobre el papel de la cultura como estrategia de desarrollo.
b) Capacidad de tratamiento de la información como elemento esencial en las políticas de anticipación y prevención y en los procesos de interlocución social.
Incidiendo en un mayor rigor en las tomas de decisiones.
c) Apertura a nuevas relaciones, contactos, etc. y a la incorporación de las perspectivas de cooperación con otros países y zonas. La gestión cultural ha de incorporar la perspectiva territorial europea e internacional en el marco de su acción de proximidad
d) Dominio de nuevas habilidades y capacidades en la gestión cultural adatados a las nuevas realidades a partir de procesos de formación continuada y reciclaje principalmente en campos como las relaciones culturales internacionales, gestión de proyectos con redes o grupos especializados, capacitación de contacto e integración con otras políticas prioritarias o próximas, capacitación para la participación en los procesos complejos de mediación y negociación con otros subsistemas de la vida social.
El sector cultural ha de diversificar su oferta formativa, incorporando estos nuevos elementos que se consideran imprescindibles en un análisis prospectivo del papel de la cultura en nuestra sociedad.
Estas iniciativas han de incidir en una estrategia de cambio que Crozier denomina “otro método intelectual, logrando cambiar la racionalidad de las élites administrativas, tanto del sector público como privado, y la “creación de células de preparación de las grandes decisiones”. Un cambio de mentalidad capaz de desarrollar nuevas prácticas profesionales y situar el sector cultural dentro de su complejidad objetiva.
En este sentido la apertura a la cooperación y a la búsqueda de recursos diversificados ha de convertirse en una herramienta básica de la gestión cultural a nivel local como internacional.
Luego de este repaso sobre la situación cultural en el contexto internacional y ecuatoriano, sobre todo, podemos concluir indicando que el trabajo de investigación realizado por los autores José Manuel Castellano Gil y Efstathios Stefos, nos permite reafirmar ciertos criterios que deben ubicarnos en una seria reflexión sobre la realidad cultural que soportamos y que entre otros son los siguientes:
- Establecer políticas culturales que sobre todo beneficien a públicos como el estudiantil y juvenil.
- Entender que la cultura, el arte y las ciencias humanas son ámbitos, procesos y metodologías fundamentales para la formación de los diferentes públicos.
- Que hace falta entender adecuadamente el uso del tiempo libre para desarrollar la creatividad.
- Que la infraestructura cultural es todavía precaria en función de las necesidades de los usuarios.
- Que se percibe más que nunca la brecha digital y de recursos para la educación y la formación cultural de los grupos sociales en estado de vulnerabilidad.
- Profesionalizar a los artistas y gestores culturales para elevar el nivel de la producción de bienes y servicios que ofrece el sector.
- Determinar nuevas propuestas curriculares en el sistema educativo nacional y la academia para fortalecer las prácticas culturales y artísticas.
- Concienciar a líderes, políticos y demás actores ubicados en el poder para que entiendan las verdaderas funciones del arte y la cultura que no son formas de alienación y clientelismo político populista.
- Fomentar la consolidación de una vigorosa infraestructura cultural.
- Valorar y promover las distintas formas de posicionamiento de las culturas vernáculas y de identidad.
- Abandonar el neocolonialismo cultural y científico en función de propuestas y procesos de interculturalidad.
Finalmente, debo expresar mi profundo reconocimiento a los académicos que han sabido sintonizar y entender parte de la problemática educativa de los estudiantes universitarios de la UNAE que recae en su formación con relación a las diferentes prácticas culturales y artísticas. Esfuerzos como el presente, siempre serán un aporte decisivo y una contribución a despejar la dilatada problemática educativa de la Región.