Pandora

Por: Mateo Sebastián Silva Buestán
Lcdo. en Educación y Director Colección Taller Literario, Cuenca (Ecuador)

*

Despierto turbado. Miro por la ventana, aún no amanece. Admiro a la diosa que a mi lado duerme como princesa. Su fino cutis y su esbelto cuerpo me ponen incluso más erecto que la fría madrugada. Beso sus pechos, le acaricio la cabeza, paso mi palma por sus partes. Ella gimotea entre sueños y sigue adelante con su siesta. Me dirijo al tocador, enciendo la luz, levanto la tapa del váter. Trato de enfocar las letras de los mil y un productos del cuarto de baño, mientras descubro, con el pulgar y el dedo medio, mi prepucio a fin que mi glande quede expuesto. Lo encuentro rojizo, espumoso, demacrado, infeccioso, apestoso. ¨Vaya¨, pienso, a la vez que suelto risas y luego carcajadas, ¨esta mujer sí que es una cajita de sorpresas¨. Deposito, con ardor, mis esfínteres. Regreso al cuarto, la despierto, la vuelvo a hacer mía.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *