Casa de Montalvo en París
Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva
Académico Correspondiente de la Academia Nacional de Historia

Juan María Montalvo Fiallos (Ambato, 13 de abril de 1832 – París, Francia, 17 de enero de 1889)
Fue un ensayista y novelista ecuatoriano. Su pensamiento liberal estaba marcado por el anticlericalismo y la oposición a los presidentes Gabriel García Moreno e Ignacio de Veintimilla. Luego de la publicación de la revista El Cosmopolita, en la que criticaba a la presidencia de García Moreno, Montalvo viajó a Colombia, donde escribió gran parte del resto de su obra. Uno de sus libros más conocidos es Las Catilinarias (1880).
Entre sus ensayos destacan: Siete tratados (1882) y Geometría Moral (póstumo, 1902). También escribió: Capítulos que se le olvidaron a Cervantes. Admirado por escritores, ensayistas, intelectuales de la talla de Jorge Luis Borges y Miguel de Unamuno.
Juan Montalvo contrajo matrimonio en su ciudad natal con María Manuela Guzmán, celebrado el 17 de octubre de 1868, del cual procreó dos hijos: Juan Carlos Alfonso Montalvo Guzmán, bautizado el 29 de julio de 1866, y quien falleció a los 7 años. El 8 de mayo de 1869 nació su segunda hija María del Carmen Montalvo Guzmán.
María Manuela Guzmán, su esposa legítima, murió el 23 de octubre de 1882, a
los 42 años de edad.
Durante su auto-exilio en Ipiales mantuvo una relación con una joven de apellido Hernández con quien tuvo dos hijos: Adán y Visitación.
Durante su último viaje a Europa, en París, conoció a Augustine Contoux, con quien habitó en concubinato durante sus últimos años y tuvo un hijo de nombre Jean Contoux que nació en 1886.
Murió a causa de una pleuresía, en París. Su cuerpo fue embalsamado y se expone en su mausoleo en Ambato.

Hoy es Juan Montalvo, el ecuatoriano universal. El hombre que con su sola pluma plantó batalla a dictadores y tiranos. Nació en Ambato, la bella ciudad de las flores y las frutas, un 13 de abril de 1832 y en homenaje a su ilustre figura el presidente Alfredo Baquerizo Moreno decretó en 1920, el 13 de abril, el Día del Maestro Ecuatoriano.


Gracias a Gonzalo Zaldumbide se colocó una placa en el 26 calle Cardinet, en la casa en que murió Montalvo. Zaldumbide, se preocupó para que el busto de Juan Montalvo, junto al de Martí, Rodó y Rubén Darío, estuviera alrededor de la estatua del Libertador, en la plaza de Champerret.

Esta casa, de París, en donde murió nuestro escritor Juan Montalvo Fiallos, debe ser comprada por el gobierno del Ecuador, para que se constituya en la CASA DE MONTALVO EN PARÍS, abriendo un Centro Cultural para el mundo, con su administración a cargo de la Embajada del Ecuador en Francia y con presupuesto del Estado ecuatoriano para su mantenimiento y conservación en el tiempo.

Morir en París
Para morir en París, con decencia,
sin espacio para el olvido,
no es necesario ser ricos.
Montalvo, humildemente,
manifestó una frase
legado para la humanidad:
“Siento que me voy a morir
y deseo ponerme mi mejor traje”.
En la penumbra de su habitación,
se vistió elegantemente -de gala-
se sentó en el más cómodo sillón
a esperar la llegada de la muerte,
asegura su amigo Rufino Blanco.
“Cuando vamos a cumplir un acto
cualquiera de solemnidad nos engalanamos (…).
Ningún acto puede ser más importante que abandonar la vida.
A la muerte debemos recibirla decentemente”, dijo.
Con las pocas monedas que le quedaban
mandó a que le compren flores.
Le llevaron cuatro claveles.
Poco tiempo después,
de llegar sus claveles
exhaló su último aliento.
Murió en el cuarto piso,
casa 26, rue Cardinet, París.
Era un 17 de enero de 1889.
LUIS RIVADENEIRA JÁTIVA
El eterno retorno de Montalvo
El eterno retorno es una concepción
filosófica del tiempo
postulada en forma escrita
por el estoicismo, que planteaba:
una repetición del mundo
en donde éste se extinguía
para volver a crearse.
Bajo esta concepción,
el mundo era vuelto a su origen
por medio de una conflagración
donde todo ardía en fuego.
Una vez quemado,
se reconstruía
para que los mismos actos
ocurrieran una vez más en él.
Para la filosofía oriental,
la existencia
es un hecho cíclico,
en donde cada acto,
cada instante y acontecimiento
se repetirán eternamente.
En contraposición
con la filosofía occidental,
en el pensamiento oriental,
el eterno retorno llevará a la perfección del universo,
pues, en cada reinicio, se pulirá cada hecho, hasta ser perfecto.
En Ipiales, su gente compuesta por ciudadanos de bien,
gente bondadosa, buena y generosa,
esperan el retorno de Montalvo,
a otro exilio, para acogerlo,
como hijo adoptivo.
Gracias, a la revista La Clave por publicar mi artículo sobre el proyecto de crear la Casa de Montalvo en París.