Homenaje a Abdón Ubidia

Por: Cecilia Domínguez Luis
Academia Canaria de la Lengua y Premio Canarias de Literatura​

Soy Cecilia Domínguez Luis, y los saludo desde Tenerife, una de las Islas Canarias en la que también nació mi amigo José Manuel Castellano Gil, al que quiero y admiro por su inmenso trabajo a favor de la cultura, y que es el causante de que yo esté, en estos momentos, con ustedes. Gracias, José Manuel, por esta invitación, pues para mí es un auténtico privilegio estar aquí- aunque de forma virtual- para homenajear al escritor y ensayista, Abdón Ubidia, con ocasión de su premio CES-Al 2023 de Literatura.

La vida, a veces, nos ofrece encuentros luminosos, y esta vez, gracias de nuevo a José Manuel, me ha dado la posibilidad de conocer parte de la gran obra de Abdón Ubidia y, con ella al hombre, pues, como el escritor afirma en uno de los artículos de su excelente libro de ensayos Referentes del siglo XXI, todo escritor es un Narciso, cuyo reflejo es su obra, y en ella se sumerge, y gracias a ello, no sólo conocemos al escritor, sino también a la persona, por la que, en el caso de Abdón Ubidia, me interesé desde el primer momento..

Así que gracias a Internet- una tecnología a la que, profeso una suerte de amor-odio- pude acercarme a la figura de un hombre honesto y fiel a sus ideas, además de ser un excelente narrador, ensayista y crítico literario, cuya obra es producto de una profunda observación de la realidad, no sólo de la cercana, pues su mirada traspasa fronteras para, así, hacerse universal.

Nacido en Quito, su amor por la literatura empieza desde niño, por medio de las lecturas en voz alta que le hacía su familia; lecturas que lo sumergen en un mundo tan diferente que, para un niño atento y curioso como debió ser, se convirtió en algo apasionante y atrayente. Así que pronto empezó a escribir, para contarse y contarnos sus propias historias.

No voy a dar relación exhaustiva de toda su obra, pero sí señalar que, aparte de sus excelentes ensayos sobre la cultura popular, sobre las relaciones amorosas, o el último ya mencionado Referentes…, fue Premio Nacional de Literatura por Cuentos de invierno y, más adelante por su novela Sueño de lobos, y también obtuvo el premio Joaquín Gallego Lara por La madriguera, una novela de 2004, considerada la mejor novela del año.

Vuelvo a Sueño de lobos, porque, después de disfrutar de algunos cuentos de ciencia ficción y literatura fantástica, contenidos en sus libros Divertimentos, Sueños de lobos supuso para mí un vislumbre, una suerte de descubrimiento o redescubrimiento de las contradicciones y de lo terrible y, al mismo tiempo,  sorprendente y hermoso de la vida.

También me hizo descubrir Quito, una ciudad que, al igual que Ecuador no he tenido la oportunidad de visitar y que, en todas sus obras, no es solamente un telón de fondo donde se desenvuelven sus personajes, sino que gracias a la maestría de Abdón Ubidia, se convierte en otra protagonista de la novela. Un personaje que va evolucionando, para bien y para mal. Una ciudad real, viva, como lo son quienes la pueblan.

Personajes, los de la narrativa de Ubidia, la mayoría de las veces, perdedores, como Sergio, el insomnes de Sueño de lobos, o Bruno, el pintor protagonista de La Madriguera, cuyos utópicos deseos- los de ambos- chocan contra una realidad que les cuesta asimilar y rechazan, aun sabiendo que cuanto emprendan desembocará en el fracaso.

Cortázar, Vallejo, Sartre, se vislumbran en el fondo de estos textos, cuyos protagonistas, en sus momentos de lúcida soledad, se preguntan por el sentido de la existencia.

Todo ello con un exquisito cuidado por el lenguaje, por encontrar la palabra que más nos conmueva y nos convierta en cómplices de sus historias, en las que no falta la ironía, una ironía, a veces amarga, que nos las acercan aún más.

Estamos pues ante un escritor que yo diría imprescindible para conocer, no solo el devenir de Ecuador e Hispanoamérica, sino el del mundo, con todo lo que tiene de luces y sombras.

Decía el escritor canario, Rafael Arozarena, uno de mis referentes literarios que, precisamente este mes cumpliría 100 años: «No le molesta al escritor que lo hayan colocado en un pedestal, moléstale que la gente ignore la obra que, noblemente, legó a su pueblo.»

Esto no sucederá con la obra de Abdón Ubidia, pues tiene toda la fuerza de quien se sabe con la misión de iluminar los caminos, en ocasiones azarosos, de la existencia, con su certera y, a su vez, esperanzadora palabra.

Gracias y enhorabuena, Abdón Ubidia, por tanto, y a ustedes por escucharme.

Un abrazo desde estas islas atlánticas.

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