Discurso en la gala de premiación CES-AL 2023

Por: Liuba Mora
Representante de “Daughters Angels”, Estudiante de 10 de Educación Básica y Premio CES-AL 2023 modalidad “Jóvenes Creadores Erick Jara Matute“. Cuenca (Ecuador)

Liuba Mora.

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Buenas noches a todos y todas.

Dr. José Manuel Castellano, Editor Director de CES-AL. Un hombre digno, desinteresado por democratizar la cultura, evitando que esta se quede enredada en las dificultades creadas, por las exigencias a pequeños círculos dominantes o económicos a las publicaciones. José Manuel eres increíble.

Un saludo a los galardonados Dr. Gustavo Vega Delgado. Escritor Abdón Ubidia. Pintora Ana L. Quintero.

Un afectuoso saludo y abrazo a la Dra. Marthita Sánchez Rodríguez.

Terencio expresaba: «Soy un ser humano y nada humano me es ajeno».

Hoy es una ocasión de profundo y sincero agradecimiento por este reconocimiento del premio Centro de Estudios Sociales de América Latina 2023, modalidad “Jóvenes Creadores Erick Jara Matute«,  que lo acepto con humildad no a nombre mío sino a nombre de todos los niños y niñas maltratados intrafamiliarmente e institucionalmente, que no denuncian y se quedan en silencio por el miedo y la amenaza, como también por aquellos que han sido víctimas completamente inocentes del asesinato y los que por la desesperación se han suicidado.

No creo tampoco, que deba enumerar las razones de el por qué me he hecho merecedora, ni mi trayectoria para él mismo, rechazo la arrogancia del “yo” y el “mí”, así como el engreimiento y expresiones que muchas veces tildamos de humildes o modestas, pero que en realidad son expresiones de soberbia.

Solo soy feliz de transitar el  camino que el más más Compasivo y Misericordioso me  ha asignado.

El privilegio de recibir este reconocimiento es también una gran responsabilidad, que me estimula a seguir luchando por los derechos de las niñas, niños y adolescentes en situaciones de vulnerabilidad. Razón por la cual debemos ser reconocidos como personas y plenos sujetos de derecho, independientes de que carezcamos de la autonomía de los adultos, y este derecho debe ser tomado muy en cuenta para la interpretación de nuestras garantías. Derecho que debe ir más allá de lo jurídico, al derecho a  luchar a tener amor y una vida libre de violencia.

Las niñas y niños no somos expedientes somos rostros con corazón.

Recibo este reconocimiento pidiendo que se debe escuchar al niño, niña, adolescente en todos los asuntos que le afectan, particularmente cuando pide ser escuchado porque es maltratado, humillado, golpeado, física, psicológicamente o sexualmente. Todos los Tratados, Convenios internacionales, Constitución y Código de la niñez indican que se nos debe escuchar, pero no todos los niños pueden denunciar o expresarse, pero si debo decir que los niños maltratados lloran y ese llanto debe ser considerado e interpretado como una forma de expresión. El llanto infantil está en función de la edad. Señoras y señores, las lágrimas de los niños son palabras con acentos tristes.

Existe la expresión “coincidencia”, pero prefiero aquella de “que los caminos se encuentran”, y así ha sido en esta noche al encontrarme con el Dr. Gustavo Vega Delgado, psiquiatra reconocido por su gran prestigio, valor y rectitud, cuyas probas valoraciones incidieron en la consecución de la tenencia protectora de mi padre, gracias Gustavo, gracias 10 años después, el tiempo no es enemigo de la gratitud imperecedera.  Y la Dra. Marthita Sánchez Rodríguez, una mujer de altos valores espirituales, y una capacidad profesional y sensibilidad impresionantes, quien fue mi abogada defensora en los aciagos y crueles años de lucha procesal por mi tenencia, en  aquel tiempo en que era una niña pequeñita, que sentada en la función judicial me  pasaba mirando a las paredes, esperando a que alguien me extendiera la mano para ayudarme  a seguir caminando junto mi padre. Esa amorosa mano que se extendió hacia mí fue la Dra. Marthita Sánchez. Dra. Marthita Dios la bendiga.

Deseo agradecer a José Manuel Castellano, su dirección de la Clave ha permitido ampliar la sensibilización a los derechos de los niños, pero sobre todo su gentileza, José Manuel es un hombre bueno. Gracias José Manuel.

Quiero también agradecer a mi padre, no hubiera podido llegar hasta aquí sin su inmenso amor, mi padre me cuida, me protege y hace todo para que mi vida se desarrolle feliz, demostrando también que un padre con amor es capaz de encargarse totalmente de la crianza de sus hijos cuando las condiciones lo requieren. Mi padre me dijo una vez: “Aún antes de que nacieras ya sabía que nuestros caminos se iban a encontrar” . Por eso la vida con mi padre la resumo en una expresión llena de inmensa ternura: “solo somos los dos”.

La Guacamaya simbología del origen cañarí,  me hubiera gustado compartirla con la presencia aquí de una niña de cinco años, que me impresionó porque en el informe forense cinco meses anteriores a su cruel y ensañado asesinato, la niña, con lágrimas en los ojos  había manifestado que: “siente mucho miedo y una soledad inmensa”. Nadie la escuchó.

Sé que esta hermosa figurita de la guacamaya de llamativo plumaje le había gustado si estuviera viva.

El maltrato infantil intrafamiliar es despiadado y violento.

Por esta razón, por esta niña y miles de niños y niñas, por la necesidad imperativa de enfrentar esta inhumana realidad, desde hace pocos días soy la representante de la Fundación “Los ángeles de las niñas y los niños” que continúa ahora con personalidad jurídica,  la lucha contra lo que denominamos  el “M.A.S.” (Maltrato infantil grave intrafamiliar, e institucional. Tortura. Asesinato y Suicidio). De niños, niñas y adolescentes.

Para terminar permítanme manifestarles que:

Esta Guacamaya estará en un sitio privilegiado de nuestra Fundación.

Que en este momento aun cuando ustedes no puedan verles, desde otra dimensión  están escuchándonos muy atentos, muchos pero muchos niños, niñas que han sido asesinados o se han suicidado por la falta de una justicia y una protección expedita.

Ilustración de la novela “La niña de la cabaña”.

Seguramente con la fundación que represento no vamos a salvar a todos los niños y niñas, pero permítanme para despedirme citar sagradamente: 

“Quien mata a una persona sin que esta haya cometido un crimen o sembrado la corrupción en la Tierra, es como si matase a toda la humanidad.

 Pero quien salva una vida es como si salvase a toda la humanidad”.

Por eso, si lográramos sensibilizar a los padres, a la sociedad, a uno o dos funcionarios, a uno o dos jueces, si un niño o niña pueden obtener una vida libre de violencia, una existencia digna y de amor será formidable.

Gracias a todos.

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