No al gatillo nervioso, sí a la cultura de paz

Por: Ángel Orellana
Gestor cultural. El Oro (Ecuador)

Desde el sector cultural independiente y en especial, desde los hacedores de cultura popular, que ejercemos nuestro trabajo en el espacio público: semáforos, parques, aceras, etc., vemos con suma preocupación la autorización para la tenencia y porte de armas en el Ecuador. En el pasado reciente, varios de nuestros compañeros fueron víctimas de intolerancia, y en consecuencia agredidos; ¿Qué va a pasar ahora, donde en teoría casi cualquier ciudadano de este país puede llevar un arma consigo? ¡Hay muchas probabilidades que se convierta en un gatillero fácil!

Además, creemos que la presencia de armas en manos de ciudadanos comunes, con poca o nula formación el manejo de las mismas, no solucionará el problema de violencia en el país. Por el contrario, puede empeorarlo, ya que muchas personas pueden cometer actos violentos e impulsivos si tienen acceso inmediato a un arma. Incluso, advierten los expertos en seguridad, que el riesgo de aumento de violencia doméstica, es inminente.

Quienes trabajamos con la sensibilidad, pedimos a las autoridades que se centren en buscar soluciones integrales y sostenibles para erradicar la violencia, tales como programas educativos, culturales y sociales; para fomentar la tolerancia y el respeto mutuo. De esta manera, podemos generar una sociedad más equitativa y justa en la que todas las formas de expresión cultural puedan florecer sin miedo.

Las y los hacedores culturales, pedimos al gobierno reconsiderar su postura sobre la tenencia de armas en Ecuador y trabajar junto con nosotros para crear una cultura de paz sostenible. Como artistas del espacio público, estamos comprometidos con esta causa noble e importante que afecta a toda nuestra sociedad.

Por experiencia, sabemos que la violencia no se resuelve con balas, la historia lo ha demostrado así, en sobradas ocasiones. Para erradicar este terrible fenómeno social en todas sus formas, se requiere de políticas públicas para cada sector productivo y con enfoque en solucionar las necesidades más elementales de los estratos sociales menos favorecidos. La medida del ejecutivo nos parece desafortunada, en absoluto.   

Finalmente, instamos al gobierno a escuchar nuestras voces y trabajar juntos para abordar las raíces de la violencia, en lugar de simplemente reaccionar ante sus síntomas con medidas draconianas como la tenencia y porte de armas. Por ello, apoyamos iniciativas que promuevan la educación, el diálogo y el acceso a oportunidades económicas para todos los ciudadanos.

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