El tiempo se enfermó

Por: Dra. Karola Álvarez
Médico, Cuenca (Ecuador)

*

Y resulta que se enfermó el tiempo. Sí, así como enferma el cuerpo.

Y el tiempo, siendo tiempo, sintió fatiga.

Y empezó a enloquecer.

Y sus delirios eran locos, locos, locos… infinitos:

en el presente entrometía al pasado

–y no hablo de filosofía

ni tampoco de añoranzas,

hablo de materia tangible–.

Y así, los racionales se chiflaron

al ver a sus seres amados y odiados: que creían muertos, en sus narices.

Y, fue así, como los locos se sintieron cuerdos.

Solo los tibios vieron a los muertos vivos y, con indiferencia, pasaron de largo.

Y así, el tiempo exhausto y demente

impregnó de futuro al ambiente

y los cuerdos sanos murieron de locura

al encontrarse con sus tataranietos, siendo ellos jóvenes.

Y, fue así, como los locos se sintieron cuerdos.

Solo los tibios, a pesar de ver su propia muerte, pasaron de largo indiferentes.

Y así, fue como el tiempo enfermó

Sí, así como enferma la mente.

Y preso de psicosis,

mezclaba descarnadamente

en su realidad pasado, presente, futuro

y deseaba morir en los nimios momentos que tenía de lucidez

pese a ser el tiempo –y a tener vedado ese anhelo.

Y así, el tiempo desquiciado anheló una infancia –porque quería ser cuidado por una madre–, pero se sentía viejo, a pesar de estar condenado a la juventud perenne.

La enfermedad del tiempo era un delirio inconsciente

y principió antes al delirio actual:

creía que era cuando no era

y la génesis de su mal

empezó cuando algún racional bautizó como “tiempo”

a una realidad inmaterial

que creyó fenómeno de la naturaleza… –pero ¿de qué naturaleza?

Y así, nació el tiempo, que, desde entonces, se sentía eviterno siendo eterno

hasta que sus raíces se prolongaron en el espacio hasta volverse fantasmas

y lo rechiflaron.

Y, fue así, como enfermó el tiempo.

Sí, así como enferma el alma.

Una entidad invisible hizo tragar al tiempo

una cápsula de irrealidad para sanarlo.

Y así, el tiempo, halló la paz:

esa realidad

que le hizo descubrir que su verdad era ser irreal…

El tiempo no existía o no debía llamarse tiempo sino atemporalidad

o más allá… eternidad.

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