Barreras de acceso en la participación política de las mujeres ecuatorianas

Por: Mgs. María Eugenia Torres Sarmiento
Comunicadora Social y Gestora Cultural del Cañar (Ecuador)

Las experiencias  abren grandes  horizontes y nos inducen a  la  construcción de una sociedad justa y equitativa que privilegia al ser humano sobre el mundo del utilitarismo y a la vez, nos motiva al reconocimiento de derechos.

Recordemos, que  la capacidad de vincularse  con los procesos de cambios y transformación de las movilizaciones sociales, en el empeño de la construcción social de equidad y justicia, es evidencia de un proceso de avanzada en el camino de la democracia ecuatoriana.

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A partir de estas reflexiones, recordamos también, que  son setenta y seis años desde  que  el país   comprometió  sus mejores esfuerzos  por la  vigencia de la democracia en  el Ecuador, cuando en un intento por estabilizarla,  alcanzó la vigencia de la Ley de Elecciones el 18 de agosto de 1945, en el gobierno de José María Velasco Ibarra y con ello creó el Tribunal Supremo Electoral.

En el año 2008, en la Constitución elaborada por la Asamblea Constituyente, se incorporaron dos nuevas funciones del Estado, la Función de Transparencia y Control Social y la Función Electoral, integrada  por el Consejo Nacional Electoral.

Para dar cumplimiento con la Constitución, se promulga entonces, la Ley Orgánica  Electoral y de Organizaciones Políticas de la República del Ecuador “Código de la Democracia”, el 6 de febrero del año 2012, que hasta estos días está sujeta a reformas permanentes para perfeccionar el sistema electoral y consolidar las expresiones democráticas de por sí diversas.

Al hablar de reformas, es necesario que se consideren propuestas de reformas provenientes  de todas las provincias,  aportando con una enriquecedora experiencia  devenida de este  proceso electoral.

Señalo también que la lucha por los derechos de la mujer  y sus importantes conquistas, ha sido un proceso histórico realmente largo en el mundo. En el Ecuador, son   grandes referentes de lucha: Dolores Cuacuango, Tránsito Amaguaña, Nela Martínez , Matilde Hidalgo Navarro, María del Tránsito Sorroza, María Chiquinquirá, Gertrudis de San Ildefonso, Manuela y Baltazara Chiusa, Lorenza Avemañay, Dolores Veintimilla de Galindo,  las portentosas Manuelas: Manuela Saenz Aizpuru, Manuela de Santa Cruz y Espejo y Manuela Cañizares,  que en diferentes tiempos evocaron su cotidianidad así  como momentos relevantes de su protagonismo histórico desde los inicios de la República hasta la década de los 80 del siglo XX,  que han enfrentado  a  una sociedad oscura y estructuralmente  excluyente.

Y en este transitar histórico y de renovaciones, es importante conocer que mujeres ecuatorianas  de significativas trayectorias de gestión pública, reanudan el diálogo sobre el tema de las conquistas de las mujeres ecuatorianas a través de la historia. He tenido la oportunidad de escucharlos en el Conversatorio denominado “Mujer Poder y Democracia. Retos y Experiencias” a  Diana Atamain Presidenta del Consejo Nacional Electoral 2023, Lidereza Indígena; Elsa Guerra, candidata a la Prefectura  del Pichincha en las Elecciones Seccionales 2023, integrante de la Red de Mujeres Constitucionalistas del Ecuador; Daniela Chacón, Concejala de Quito en el período 2014-2019 y Vicealcaldesa en el período 2014-2016, Coordinadora de la Fundación “Quito cómo vamos?, Co-fundadora de la Iniciativa Mujeres en Movimiento”; Irma Bautista, Coordinadora Nacional de Mujeres Negras CONAMUNE desde el año 2016; y Sandra Hidalgo, Concejala Electa por el Distrito Metropolitano de Quito por el período 2023-2027, quienes  y debaten sobre los derechos de las mujeres, hacen un análisis de realidad de la mujeres de hoy: De dónde vienen, en donde están y a donde van, con una mirada sentipensante desde la participación política de las mujeres. 

Con estos antecedentes por  los  que se han vislumbrado conquistas y avances de mujeres inclaudicables y tenazmente activas, hoy se ven reconocidos algunos de sus   derechos como el  de participación, acceso a la salud y otros, pero que  deberían estar incluidos en políticas públicas ciertas .de  los diferentes niveles de gobierno y del poder público y muy puntualmente de los gobiernos de territorio que se renuevan como consecuencia del proceso electoral.

Los datos estadísticos del año 2022 sobre cuestiones de género, señalan  que  8 mujeres de cada 10,  han sido víctimas de violencia alguna vez en su vida; que  el desempleo, la desocupación femenina es mayor al índice masculino, y sólo el 33% de las mujeres en edad productiva para el trabajo, tienen empleo, pero no tienen la misma remuneración que el género masculino, siendo éste  un indicador que determina que se  sigue afectando en la reivindicación de los derechos femeninos. 

Sin embargo, la participación política de las mujeres en general, se ha consolidado en las últimas décadas, pero sigue siendo necesario rescatar su voz, -en un mundo de ciegos, en donde es necesario que abran sus ojos-. Acertadamente, Elsa Guerra, integrante de la Red de mujeres Constitucionalistas de Latinoamérica y candidata a la Prefectura de la provincia de Pichincha en las Elecciones 2023,  ha sido quien enfatizara  sobre el tema, al haber señalado que  “hace tres siglos, era imposible debatir sobre los problemas de las mujeres porque se decía que –las mujeres son más emocionales que racionales.  Se luchaba por acceder a la categoría de la ciudadanía y otorgarles esa categoría, significaba una crisis mundial”. De hecho, esto significaba la imposibilidad de que la mujer sea y seamos un sujeto pleno de derecho.

Pero, hace menos de dos siglos, se luchaba desde todos los espacios del mundo por acceder al voto. Pues si las mujeres pueden votar, -van por su puesto a tomar decisiones sobre sus vidas, van a luchar por su trabajo digno, por educación, igualdad en el salario, por el respeto, por su dignidad-.  Es así que Ecuador fue uno de los primeros países de Latinoamérica que obtuvo el derecho al voto en 1925.

Las formas de opresión y dominación que viven  las mujeres, no han cambiado del todo, porque hay avances importantes, pero existen también aún brechas persistentes.  Las mujeres siguen demandando que no las maten todos los días. Esta es una realidad, porque lastimosamente el año 2022 fue un año muy violento. Desde el año 2017 hasta el año 2022 se dieron alrededor de 272 femicidios.

De ahí que, una de las problemáticas para la participación igualitaria de las mujeres, son las barreras de acceso. Estas barreras de acceso son económicas, sociales. La idea de que cual es el rol que las mujeres deben cumplir en las sociedades, a cargo de quién están los cuidados en de los hogares y la forma como son juzgadas, porque tomaron la decisión de hacer política, de ser visibles, de estar en espacios de decisión y se nos cuestiona cuál es el rol que estamos ejerciendo en la sociedad, en nuestras familias.  Y así mismo, son las mismas familias en muchas ocasiones las que no apoyan a muchas mujeres. 

Hay miles de casos de mujeres que han llegado a espacios de decisión que salen y no se quedan a hacer una carrera política porque no hay un apoyo en las sociedades en cuanto a la distribución equitativa de los cuidados en el tema de los hogares, sino en la sociedad. La sociedad provee de servicios de cuidado, que son asequibles para todas las mujeres y todas las familias en general: barreras sociales, políticas económicas y culturales.  Siendo una de las brechas más grandes la de la violencia política.  Pero se podría decir que la mujer va superando, va rompiendo esas brechas de cristal, logrando llegar a cada una de las metas propuestas, considerando la importancia de los marcos jurídicos, que hace pocos años no había en la Ley Orgánica para la defensa de la mujer, no había el Código de la Democracia, en donde se reconoce a la violencia política como una forma de violencia a la mujer, no había como denunciar la violencia política.

Por eso es que siempre decimos que romper las brechas de la desigualdad, es romper esos problemas de carácter estructural, sistémico y sistemático, porque está en las propias relaciones sociales, económicas, políticas y culturales que atraviesa nuestra propia vida.

Hoy la existencia y la vigencia de la Ley  Orgánica Electoral  y de Organizaciones Políticas –Código de la Democracia- es una necesidad para la participación más activa de las mujeres. Se impulsa, se promueve a las organizaciones políticas sumarse a este desafío, a través de un debate interno a fin de que las mujeres adquieran un espacio de liderazgo, de dirigencia clara, concreta, precisa, demostrando nuestra capacidad, porque las mujeres tienen capacidad, pero que sin duda tienen limitantes sustanciales; y ese limitante sustancial –está-lastimosamente en la cultura. 

Pues, son las mismas organizaciones políticas en las que militan las mujeres del Siglo XXI, las que  no tienen  un compromiso de apoyo, pues precisamente deberían ser ellas las que garanticen el cumplimiento de la normativa de la  paridad interna. En sus directivas no existen mujeres como cabezas de las listas, por lo tanto  en sus elecciones democráticas internas no se ha aplicado la  paridad.

El rol de las organizaciones políticas es fundamental para el crecimiento de las mujeres en la política. Juegan un papel decisivo en el cumplimiento de la democracia ecuatoriana. En la constitución de 1998, se implementa la Ley de Cuotas, se inició con el 5%, en aquella época, en la que mujer sólo cumplió el papel de relleno en las Elecciones Seccionales, en las siguientes elecciones en el año 2021, se incrementa al 15%, en el año 2023 la participación fue con el 30% y para el año 2025  la participación femenina será del 50%, cumpliendo con la equidad de participación.

Uno de los principales problemas del Ecuador es combatir la violencia de(l) género. Por ello es necesario,  institucionalizar la transversalización del enfoque de género en todo lo que hacemos. Hay un incremento de presencia de mujeres: autoridades locales y a nivel de provincias. Esta es una oportunidad maravillosa para demostrar con los cinco dedos, que Cañar es un referente de la participación femenina, y por lo tanto tiene un gran desafío, luchar por lograr la paridad.

Y es así, que en las Elecciones Seccionales 2023, de las 23 provincias del Ecuador, excepto en la de Galápagos,  que no se elige dignidad para Prefecto, han sido electas 7 mujeres, si comparamos con las Elecciones Seccionales del año 2019 en donde fueron electas sólo 4, que luego se sumaron 2 por sucesión por el fallecimiento de 2 hombres.

Con la obligación de participación del 30% de las mujeres en la Prefectura, se suman 41 mujeres Alcaldesas Electas de 221 cantones. Podríamos considerar un alto índice comparado con los datos del año 2019 cuando de 221 cantones, apenas fueres 18 mujeres electas como Alcaldesas. 

Así también en las Elecciones Seccionales 2023, Cañar obtuvo  2 alcaldesas, 13 concejalas urbanas, 5 concejalas rurales, y 54 vocales de las juntas parroquiales, “esto es” un claro ejemplo de la construcción social de las mujeres en el Ecuador.

Las dignidades electas del Cañar, hoy  tienen  un gran reto: aunar esfuerzos para apoyar estas gestiones con autoridades de la sociedad civil y   con organizaciones políticas. El COTAD[1] y la Ley Orgánica de prevención de la violencia contra la mujer  es muy claro: Los gobiernos locales están obligados a trasverzalizar el enfoque de género en sus políticas. Esto implica que se tiene que reconocer las diferencias entre hombres y mujeres en las vivencias diarias y aprobar políticas que permitan cerrar estas brechas de desigualdad y violencia.

Definitivamente entonces,  se evidencia un  notorio y gran alcance para la consolidación y desarrollo de la  democracia del Ecuador, en donde  las mujeres electas deben  buscar aliados estratégicos para poder cumplir con los planes de trabajo propuestos, y que los desempeños en las instituciones públicas sean como se ha propuesto.   Hay mucho por hacer, el tema de la violencia política, que es la otra y preocupante arista de la violencia,  debe ser discutida sobre los procedimientos, mecanismos y las denuncias.

Y con este antecedente, se toma como punto de partida,  a aquellas filosofías de la historia que han trabajado  por superar esa oposición del espiritualismo y  el materialismo hacia el triunfo de la razón. Y en aquella –razón-, a la que refiere Touraine, prevalecen: el derecho natural, el sentido de la historia, la destrucción del –Ego-, la nación, el nacimiento del sujeto como movimiento social, -y en esencia  la democracia-.  Un análisis del pensamiento político moderno desde sus categorías esenciales. Entonces, hoy como ayer, resulta imposible construir la democracia, si –no- se la hace descansar sobre un principio -no político-,  del -poder político-.

Por otra parte, consideramos que  la academia debe jugar un papel fundamental: formar, motivar a aquellas mujeres valientes en el desempeño de cada función en espacios de decisión, espacios políticos y espacios públicos. De ahí que la lucha no es sólo de las mujeres, sino de toda una sociedad, es necesario hacer que las mujeres consoliden su voluntad para participar en la política con transparencia y  un carácter de servicio. Pues la presión que tienen las mujeres cuando llegan a una función de responsabilidad es grande. Y para ello están hoy, todos los candidatos electos, pues se espera que valoren el trabajo y la gestión de las mujeres profesionales y trabajadoras.

Quedan expectativas para las nuevas  autoridades que han sido electas por la voluntad popular  y sobre cuyas ejecutorías descansan  los anhelos y esperanzas de las comunidades urbanas y rurales para alcanzar índices de desarrollo y crecimiento  que superen muchísimos vacíos en la construcción y ejecución de políticas  públicas, cuyo gran propósito no debe ser otro, sino el de la construcción de sociedades justas y equitativas.


[1] El Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (COOTAD)

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