Soy
Por: Luis Curay Correa, Msc.
Vicerrector UETS Cuenca (Ecuador)
*
SOY
Soy de carne y hueso,
mi herencia la recibí
envuelta en zapatos, costuras y escobas.
*
Soy de ausencia y llanto,
mi historia fue forjada
con ropajes prestados.
*
Soy de corazón herido,
busqué el amor esquivo
y encontré pies y rizos asesinos.
*
De manos vacías también soy,
sin tu cuerpo en ellas
solo huesos y rutina.
*
Soy de pena y soledad formado,
Y mis huellas de profundas marcas
hieren la tierra preñándola de tedio.
*
Soy quien no quiere ser:
hombre implorando las migajas de tu ser,
y el custodio equivocado
de tu castigo, de tu desamor.
*
Y quién sabe si habré de acostumbrarme
a no escuchar de tu boca
la miel y el valor.
*
Y quién sabe si podré esperarte
una vida o dos.
La muerte está encima,
y le doy la bienvenida.
*
Un epitafio digno dejo
encarnado en tu conciencia:
Aquí yace deshecho en halagos y falsía
quien más te amó en la vida,
muere con tu voz y tu belleza
aunque ya no estés, aunque te vayas.
*
Y tendrás el resto de los días
para pensar en tu estrategia…
¿Valió la pena negarlo tanto?,
¡hoy ya no está, se ha ido!
*
ESPERANZA
Los besos de la noche
tatúan sin misericordia
tu recuerdo en mi memoria.
Vuelan tus sonrisas ausentes,
duermen tus sueños cómplices,
huelen tu voz y tus pasos.
*
En un rincón,
a merced de la nostalgia,
mi cuerpo herido
aún late, aún sufre.
*
La soledad,
tierna, cariñosa,
me recibe como madre,
cuidadosa, preocupada.
*
¿Dónde estuviste?,
recrimina airada.
Creyéndome feliz,
envuelto en un suspiro, en una quimera.
*
¡Eres mío por siempre!
gime, agitada.
Y otra vez las lágrimas
recorren mis mejillas.
*
¿Por qué quieres escapar de mí?,
increpa, insulta.
Y en sus llamas
me quemo, me ahogo.
*
Cuando de esta vida me vaya,
solo tengo una esperanza:
vivir, aunque ya muerto,
en tus brazos y en tu alma;
decirte en voz baja
¡sí podemos!, ya no hay trabas.
Y en un giro que parezca eterno
sentarme a tu lado
para morirme de nuevo,
en tus ojos,
enredado en tus cabellos.
*
CÓRPORE INSEPULTO
Con eco profano
llegan tus palabras:
¡cuidado, algún día me cansaré!
Vienen arrastrando en sus fauces
el último deseo
de súplica revestido.
*
Sordo y miserable,
acomodado en la certeza de tenerte,
olvidé que tus ojos,
tus manos, tus pies,
tu pelo, tu sonrisa,
tu ser entero
pedían lo que nunca
hube de darte.
*
¿Aún me amas?
con una pregunta
escondí la culpa.
Sin la respuesta en tus labios
caminé mi desdicha.
*
Se fueron los días felices:
entre risas y cerveza
se perdieron las noches fervientes;
entre caricias verdaderas
dejaba el pasado insomne,
y vivía un presente
con alma y esperanza;
entre las sábanas informes
aún reposan los gemidos,
los orgasmos como ofrendas,
el sudor de nuestros cuerpos,
y las ganas de tenerte siempre,
aunque ya no tenga derecho.
*
Te vas tal como llegaste:
diosa libertaria,
musa misteriosa,
y la más hermosa posesión
con la que la soledad
hubo de engañarme.