La clausura de la exposición “The temple of arutam” entre letanías y rap

 “4 de marzo”  Día de la Libertad de Expresión en el Arte

Por: Dr. Fernando Mora
Médico y escritor (Cuenca-Ecuador)

El sábado 4 de marzo del 2023 a las 11h25 pasé por la clausura de la exposición “THE TEMPLE OF ARUTAM” de Eduardo Moscoso. Donde me encontré que en la confluencia de las calles Mariscal Sucre y Benigno Malo, entre el Carmelo de la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, que con muros de adobe ciego conforman el Salón del Pueblo lugar de exposiciones y al frente con la parte lateral de la Catedral de la Inmaculada, que a cambio posee muros autoportantes de ladrillo con mortero de cal y arena, en ese patrimonial lugar: “La Libertad de Expresión en el Arte fue dueña y señora del lugar”.

¿Y por qué no había de aparecer en este lugar? Si vivimos en un Estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico, en donde en la libertad de expresión sin lugar a apelación ni objeción alguna se incluye también la artística. Consagrada en la Constitución y los instrumentos Internacionales de Derechos Humanos. Derecho específico que comprende: “la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole”, así como el derecho: “a gozar de las artes y de la creatividad de los otros”, incluyendo la obligación del Estado de respetar la indispensable “libertad para la actividad creativa”.

Cerrando la exposición “The temple of Arutam” un hermoso encuentro con Graciela entre letanías y rap.

Cuando menciono libertad de expresión, me refiero a que en esta “comparecencia” de dos bandos, a favor y detractores de la exposición de Eduardo, a ninguno de los dos bandos se le negó la libertad de expresión, ambos, eso si por separado, gozaron plenamente  de este derecho. Hasta tal punto que en los días de conmoción cultural que vivió nuestra tradicional Cuenca los dos contendientes terminaron por presentar un espectáculo único y se diría que hasta inseparable. No se podría hablar de la exposición de Eduardo si uno de los controversiales grupos faltara. De una confrontación se pasó a una simbiosis de mutualismo (En este tipo de relación ambas especies se ven beneficiadas), en sus expresiones, conjeturas, justificaciones. De tal manera que en el cierre de la exposición fue de una expresión formidable, donde en medio del rap y espacio que dejaba la música se dejaban escuchar las expresiones y letanías del grupo opositor, era una mezcla en que se había logrado inesperadamente una interacción sonora de música de rap y gregoriana.

Concluyendo, la libertad de expresión fue tanto para el grupo ferviente que criticaba la obra de Eduardo Moscoso como para el grupo artístico que la defendía, hubieron  variedad de expresiones, uno que otro grito y amenazas que a bien no se concretaron, no faltaron manifiestos públicos de una y otra parte. Quizás faltó algo importante cuando las situaciones tienden a mantenerse irreconciliables y con matices de beligerancia es la “Cultura de Paz”, mediante el diálogo mediático en un lugar neutro entre las personas y las instituciones, artísticas, culturales y tradicionales, donde se prioricen valores, actitudes y comportamientos que rechacen la violencia y prevengan los conflictos, teniendo en cuenta un punto muy importante que se trata de derechos humanos.

Conclusión: esta situación que conmovió y estremeció a la a veces lánguida, apacible y bellamente provinciana Cuenca, debe convertir el “4 de marzo” como un día en que se conmemorará que en el arte también todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y oportunidades sin ser discriminados por razones de identidad cultural, idioma, religión, ideología, pasado judicial, condición socio-económica; ni por cualquier otra distinción, personal o colectiva, temporal o permanente, que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos.

Eduardo Moscoso a más de su arte “Educiano” es un “desafiante” gestor cultural, queda en sus manos convertir esta fecha “4 de marzo” en una conmemoración donde acudan todas las expresiones artísticas y culturales a manifestarse en libertad de expresión. (Incluyendo las opositoras, pues de no acudir se las extrañaría y dejarían un vacío, pues no dejan de ser importantes tanto su presencia como sus argumentaciones).

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