Depresores del sistema nervioso central, Benzodiacepinas

Por: Dr. Gabriel Tenorio Salazar, Médico
Cuenca (Ecuador)

Las benzodiacepinas son un grupo de medicamentos ampliamente usados por los médicos por sus beneficiosos efectos en diversas necesidades de los pacientes. Su acción ansiolítica, tranquilizante, relajante muscular, inductora del sueño, anticonvulsivante y anestésica, cubre muchas circunstancias del espectro de la atención médica. Se dice que los médicos somos los culpables de crearles adicción a estos fármacos a nuestros pacientes, ya que los recetamos y el paciente al sentir sus efectos, desarrolla rápidamente, a veces en menos de ocho días de tomarlos, dependencia. El estrés de la sociedad actual, la necesidad urgente de cumplir con nuestras obligaciones, desaparece al ingerir ciertas  benzodiacepinas, cayendo el paciente en una especie de quemeimportismo por circunstancias tan estresantes como el contestar llamadas telefónicas, timbres de llamada a la puerta de su casa, llamadas de otras personas, etc. La adicción, de instalación rápida, hace que el paciente ponga pretexto para que el médico le recete la medicación, la que al ser vendida únicamente con receta médica, le lleva a buscar  las recetas de su médico. La dependencia  de tipo psíquico, pasa luego a ser también de tipo físico y el paciente presenta una especie de síndrome de abstinencia en ausencia del medicamento, abstinencia que puede terminar en convulsiones si es que no se le administra el fármaco. Es muy ventajoso que se vendan únicamente con receta médica pero el adicto se da maneras de adquirir el fármaco y de seguirlo consumiendo, a veces por años.

ALUCINÓGENOS O PSICODISLÉPTICOS

Son sustancias que cambian la percepción de los sentidos, que fueron usadas en rituales religiosos por nuestros ancestros, buscando a través de las alucinaciones la unión con la divinidad y con un mundo no presente en la normalidad. En nuestro medio, en ceremonias mágico religiosas es común el consumo de la raíz amazónica conocida con el nombre de ayahuasca o del cacto llamado San Pedro o de los hongos alucinógenos que se producen en los campos. En el siglo pasado se sintetizó el LSD, dietilamida del ácido lisérgico, alucinógeno usado médicamente en un intento de tratar ciertas afecciones mentales. Esta sustancia fue de uso constante durante la época del movimiento hippy. Todas la enunciadas, actúan de manera parecida, provocan un estado de psicosis alucinatoria parecida a la esquizofrenia que permite sensaciones alejadas de la realidad y no comunes. Al proceso alucinatorio se le conoce en la jerga de los usuarios como viaje. Puede haber viajes buenos si es que son agradables y malos si son desagradables. Trastornan completamente el sistema sensopercepcional y las alucinaciones, de preferencia visuales y auditivas, permiten llegar a extremos mentales completamente fantásticos así se dice que la persona, con el influjo del tóxico, es capaz de ver los sonidos y de oír los colores, además de otras percepciones acordes o no con su sistema de creencias y su formación. Hay personas que dicen ver y hablar con Jesucristo o con la Virgen María, ver lo que sucederá en el futuro y otros fenómenos fantasiosos.

Los alucinógenos no crean adicción ni dependencia. Se dejaron de usar por las complicaciones mentales que pueden producir. Hay personas que no dejan de alucinar y eso asusta a los usuarios y compañeros de uso de la sustancia. En otras palabras, son capaces de producir psicosis o locura en el usuario y además pueden producir un fenómeno llamado flash back que consiste en que el usuario  alucine sin haber consumido la sustancia hasta un año o más luego del último consumo.

En la clasificación de otras sustancias que actúan sobre el sistema nervioso central están la gasolina, los pegamentos o cementos de contacto, que al inhalarlas causan rápidamente estado de ebriedad leve con alucinaciones sencillas como ver fogonazos o escuchar ruidos de disparos. El cemento de contacto es de uso por jóvenes de bajos recursos, es peligroso porque al ser un depresor cerebral, puede matar por paro respiratorio. Además, rápidamente causa muerte neuronal y pérdida de la inteligencia.

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