Ana-Grace Avilés: Los grandes mitos de occidente

Por: Abdón Ubidia
Escritor, Quito (Ecuador)

Levi Straussvino a causar una nueva herida −como hizo Freud−, al narcisismo occidental. En sus grandes libros, El pensamiento salvaje, El análisis estructural, Las mitológicas, devastó, de modo contundente, las creencias más arraigadas sobre ese ser que se llamó el hombre.

En principio, demostró que “El hombre”, esa categoría totalitaria, solo se acomodaba a un solo modelo humano: el occidental. Pues había otros hombres que vivían en otras sociedades y, por ende: otras culturas, que tenían lenguajes altamente estructurados, sistemas de parentesco, sistemas cognitivos, y economías que nada tenían que ver con un Occidente que los excluía y despreciaba como pertenecientes a sociedades primitivas y salvajes.

En el largo trabajo, que le llevó toda su vida, Levi Strauss, estudió pacientemente ese llamado pensamiento salvaje. Así desmontó el reinado del hombre occidental y lo ubicó como uno más de las comunidades humanas posibles. Su conclusión: los hombres han pensado siempre bien.

Así pues, nada de pensamientos prelógicos, infantiles, como los concebían los primeros antropólogos.

Una parte fundamental de su trabajo fue la recopilación, clasificación y estructuración de los mitos de esas culturas que, para él y la nueva antropología, dejaron de ser primitivas y fueron entendidas como altamente evolucionadas, solo que enfrentadas a objetos de conocimiento distintos y provenientes de una relación distinta con la naturaleza.

La mitología fue entendida como un vasto sistema de pensamiento que clasificaba de otra manera el mundo. ¿Qué son, entonces, los mitos?

Pues, formas de explicar el mundo de un modo articulado y lógico. Y tienen una característica fundamental: son sagrados para quienes creen en ellos.

En la larga historia humana, comprobamos que no hay manera de desprendernos de las grandes mitologías que sostienen nuestras creencias más arraigadas.

A las mitologías, que rigen el mundo llamado primitivo, deberemos sumar las religiones y, ahora, en plena modernidad y posmodernidad, las ideologías, como, por otra parte, el mismo sabio francés ya lo dijo: las ideologías son las mitologías de hoy.

¿Por qué los mitos son sagrados? Porque implican un saber atado, trabado, unido a la tierra, a las cosas reales de esa tierra.

Y eso es algo que Occidente ha olvidado: la unión de el pensamiento y la cosa, el saber y la realidad palmaria, la palabra y la cosa siempre juntas.

El formidable libro de Ana-Grace Avilés, que podría haberse llamado también: La deconstrucción de los grandes mitos de occidente, emprende una vasta investigación en la que también está presente la poderosa guía de otros pensadores grandiosos: Derrida, claro, pero también Romain Bertrand, para quien, es importante no solo esa relación de la palabra y la cosa, sino, sobre todo aquello que no está nombrado, aquello que carece de nombre pero que también existe.

¿Cuándo el mito pierde su carácter sagrado?

Pues cuando se olvida de la realidad a la que pertenece y ya no representa lo dizque representado, cuando ya no dice la verdad de una cultura (que puede haber desaparecido) y se convierte en ficción.

Esas ficciones adquieren un carácter lúdico y se transforman en los cuentos folklóricos que conocemos desde niños, como La Cenicienta o La bella durmiente, o se vuelven simplemente grandes falsedades perversas.

Aquí nos encontramos también con un propósito ético de Ana-Grace: desmontar las grandes mentiras que fundamentan la actual mitología –ideología, diríamos– occidental.

Una mitología hecha, de un modo impecable y perverso, para justificar el saqueo, la masacre, la depredación de la naturaleza, desde la época en la que, sobre todo Europa, puso en marcha el coloniaje y la esclavitud.

Pero en estos tiempos del capitalismo tardío, como bien lo muestra Ana-Grace, amparada por célebres universidades y academias, por grandes medios de comunicación, por todo el gran poder que hoy somete a la humanidad, esa mitología falsa de Occidente, pasa a ser la religión de hoy, la verdad revelada que sostiene, por la razón y la fuerza, la feroz maquinaria del capitalismo actual.

Entonces viene el enorme trabajo de Ana-Grace Avilés: enumerar y desmontar Los más grandes mitos de Occidente.

Son 77 mitos que, como ya señalamos, los asumimos como verdades irreprochables y definitivas.

Tienen que ver con nuestras convicciones más caras: la razón, la ciencia, la democracia.

Ana-Grace, a pesar de su bella y delicada apariencia, es una guerrera temible que emprende, con las armas de la sabiduría, la tenacidad y el valor, un enorme trabajo de demolición de las creencias oficiales más arraigadas en el mundo de hoy.

De uno en uno, desmonta, con pruebas eruditas e irrefutables, 77 de los mitos más difundidos de Occidente. Cada uno de sus argumentos está respaldado por una legión de datos y citas de estudiosos célebres.

Los más grandes mitos de Occidente es un libro brillante y bello. Una gran obra que no podremos olvidar.

Cada mito estudiado por Ana-Grace, brinda como una pregunta muy positiva que obtiene una respuesta negativa y contundente de la autora:

Abrevio las principales respuestas:

Las persecuciones y genocidios NO han terminado

NO Toda narración histórica es objetiva»

LA Globalización, NO es un fenómeno reciente

La rentabilidad, NO es el gran motor de transformaciones

NO es ejemplar modelo de producción industrial

El PIB NO refleja el bienestar de un país»

La agricultura industrial NO eliminará el hambre en el mundo» Revolución Verde, Revolución Industrial, de las armas de guerra al veneno cotidiano

El éxito económico NO se traduce en mejor calidad de vida

«Modernidad, desarrollo y progreso NO significan mejorar y brindan bienestar»

«El trabajo NO puede dejar de ser una alienación gracias a Internet

«La era del trabajo No está llegando a su fin»

«Una empresa rentable NO es útil a la colectividad

«Las sociedades del Primer Mundo NO son justas y democráticas»

«Para mejorar la calidad de vida NO es indispensable el endeudamiento»

«Los países pobres no salen del subdesarrollo porque sus Gobiernos corruptos impiden que se desarrolle libremente el comercio» La guerra económica no es una perversión del sistema, la guerra económica es el sistema

La economía NO es una ciencia

«Solo la educación NO nos hará libres»

MITO NÚMERO 76 «La ciencia NO es una práctica de formidable exactitud»

 MITO NÚMERO 77 «Las neurociencias cognitivas NO están provocando una revolución conceptual.

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