Amor de morgue
Por: Mateo Sebastián Silva Buestán
Lcdo. en Educación y Director Colección Taller Literario, Cuenca (Ecuador)
Su cadáver había llegado en perfecto estado, no lo acompañaba más que el dipsómano conductor de la ambulancia que beodo y malhumorado por el turno nocturno apenas arrojó, como si de una funda de basura se tratase, a las puertas de la morgue, a la difunta, para perderse luego en la silente madrugada. Era el cuerpo más acendrado que había visto en todas sus veladas, pensó él, al abrir el polietileno en el que venía, envuelta como paquete de regalo, una hermosa joven de unos diez y nueve, con una mal atada cinta en su bello dedo gordo del pie. Mayor fue su sorpresa al enterarse que la bonita muchacha era un fantasma ante todo registro, ante cualquier coincidencia de huellas, ante cualquier tipo de reclamo familiar. Después de la autopsia, al crematorio: claras eran las instrucciones para aquellos casos.
Meditaba taciturno a las afueras de aquel salón donde se respira cloroformo, vicio en mano recordaba la sensual figura de su madre, ahí, recostada en esa caja de madera con sus prominentes labios perfectamente delineados de rojo carmesí, con sus ojos cerrados, sus párpados pintados, sus ojos cerrados, sus rizadas pestañas, sus ojos cerrados, sus agudos pómulos, sus ojos cerrados, sus ojos cerrados, sus ojos cerrados. Ella se había ido, para siempre, apenas iniciada la aurora del crío. Jamás partió la imagen de su cabeza: la mirada de quien le dio la vida desvanecerse en el inmenso espacio. Tuvo el vicio que quemar su índice y medio para que él reaccionara a la introspección que produce ese soñar despierto, esa somnolencia abrumadora, sacudiera su modorra y volviera en sí tras secarse las lágrimas que habían rodado cuales cascadas, a borbotones, por sus flacas mejillas, dejando marcado, en su faz, el sendero de la tristeza.
No pudo, no tuvo el coraje, no quiso abrir el asombroso cuerpo desnudo que tenía sobre la mesa de lata casi oxidada. ¡Bah!, ni siquiera pudo sostener con firmeza el instrumento presto para tal actividad. Consideraría sacrílego realizar una sola incisión, un solo rasguño sobre aquella piel deliciosa, en ese cutis tan fino, sobre las decorosas formas de aquella ignota mujer. Era el cuerpo sin vida de la niña una majestuosa divinidad, una venus que habitaba entre los mortales; por tal razón, suponía una catarsis aristotélica, para él, el imaginar el previo padecimiento y sufrimiento de la manceba antes de volverse eterna entre las nubes.
Su amorío empezó con ciertas inocentes e insinuantes miradas dirigidas hacia el cadáver. Cosa que el disfrutaba por montones. Su rostro se volvía como un tomate cada vez que miraba a la chica y se escondía detrás de la columna que separaba, en dos, a la sala de los muertos. Hubo de valor armarse para posicionarse frente a la lata casi oxidada y verla en todo su esplendor ya no como unos simples restos mortales más, sino como mujer, como su mujer. Sus ojos dejaron de ser inocentes y estos pasaron de la sutil inocencia a la picardía, al morbo, a la malicia.
¨De atar¨ fue cuando hizo conversa al cadáver, incluso más cuando escuchó que este le respondía, ni se diga cuando inició la coquetería, ¡cosa de no creer al momento que ella aceptó ser su enamorada, su novia, su amante, su concubina! Jamás en la historia de los muertos ha habido uno al que tantas rosas le llegaron, ni los difuntos más famosos recibieron semejantes arreglos florales como los que iban destinados para la muchacha sin vida. Él podía pasar como un romántico, como un detallista, como un ferviente enamorado, como el príncipe azul por la que todas matarían.
Y como era un hombre de inamovibles atávicos, hubo de dejar que un tiempo prudente transcurriera antes de poner un anillo, hurtado de otra nomen nescio, al frío anular derecho de su prometida, todo a fin tener intimidad con su amada. Entonces y solo entonces se unieron en una sola carne él y su difunta novia. Peculiar resultaba la situación, pues de sus inertes órganos sexuales se escabullía, tras ciertos apasionados movimientos, algunos jugos femeninos y era como si de su pestilente boca se escapase un melifluo maullido que excitaba vertiginosamente a la persona viva que yacía desnuda sobre un perfecto y voluminoso cadáver. Miles de veces dejó su herencia genética en la entrepierna de la muerta, ni siquiera el estado de descomposición alteró en lo mínimo su apetito sexual. Vivía, al menos él, al máximo su lascivia y libido. Por las noches en que no estaba junto a su amada, su mano y la imagen mental de un cuerpo consumido por la muerte, tranquilizaban su desenfrenado deseo.
Casi en una apología al cinismo ha de decirse que él encontró la manera, la espeluznante forma de mantener abiertos, todo el tiempo, los ojos de la difunta; así que ella lo viera, que ella sí lo viera y jamás su mirada se desvaneciera en el inmenso espacio. Y así lo hizo y así fue. Aquellos ojos vacíos veían a un muerto que pasaba por vivo o a un vivo que ya estaba muerto. Su idilio no duró más que los meses calurosos del año. Cierta noche, mientras navegaba en los adentros de su sirena, él recuperó esa voz que no nos deja ser: la conciencia y al percatarse de so salvajada no lo pensó dos veces. Así como estaba encendió el horno, lo impulsó, consigo encima, hacia el interior la lata casi oxidada; se desvanecieron en la inmensidad del flameante fuego que no los volvió otra cosa que cenizas en un santiamén.
A pesar de que esta historia trata temas oscuros y delicados como la muerte y una característica instintiva de los seres humanos y que al utilizar un lenguaje descriptivo da como resultado a algo perturbador para muchas personas, en lo personal me encanto.
Pues me quedé atónita a mitad del escrito, hasta que punto llegó el deseo de sentir a ese alguien que nunca se conoció, entonces fue; vivir sin sentir o morir sintiendo la perturbación de lo que se cometió.
Es un escrito que me dejo algo anonadada en un principio y conforme avanzaba podría decir perturbada pero también intrigada, y podría añadir que es un relato encantador a mi parecer.
El escrito me agrado, a mi parecer centrado en lo perturbador y tétrico; tratando temas delicados como la profanación.
No puedo decir que me gusto o no, porque hay un poco de ambos, la manera de contar algo tan perturbador de manera que sea una historia de “amor”, amor que se creó en la mente de una sola persona. Y las cosas repugnantes que hizo por ese “amor”, empezando con abrir sus ojos…
Me parecio muy interesante esta historia de Amor de morge porque aparte cuenta algo perturbador y tetrico.
Me pareció un escrito oscuro donde el personaje tiene poca moralidad de lo que hace mostrando su lado tétrico de su personalidad enfermiza y sin escrúpulos que cree que lo que hace es ‘’amor ‘‘.
Es un poco inquietante este escrito, causa muchas sensaciones al leerla, además que te hace fantasear un poco con ella y con cada palabra escrita, su toque terrorífico sin duda le da la riqueza y despierta interés al lector. Me gusto! 🙂
Es una manera muy peculiar de para describir un trastorno mental como lo es la necrofilia, es una narración breve para personas que la sepan interpretar de manera correcta
Es una forma muy peculiar de describir y mostrar un trastorno mental como lo es la necrofilia, impresiona mucho la forma de redactar cada hecho
El autor de este escrito busca inquietar y enganchar al lector, tocando temas muy controversiales, pero en mi opinión el protagonista no tiene un mínimo de remordimiento ya que desde muy pequeño había despertado esa atracción por los muertos.
En general este escrito atrapó mi atención por la morbosidad del mismo.
El contenidos es muy bueno, saber que no solo hay una clase de amor y que el joven se enamoro de un cadaver por su hermosura
Me pareció un escrito muy loco, un hombre mal de la cabeza por su forma de actuar, el tener relaciones con un cadáver es algo perturbador.
En sí la historia me pareció bastante interesante, es perturbadora, pero también intrigante como va describiendo ese loco amor y como de la nada se acaba, también de como menciona el complejo de edipo y la nicrofilia. Por lo que puedo decir que me gustó la historia.
Es interesante el como se evidencia el complejo de Edipo de una manera muy desenfrenada en el protagonista al punto de no poder contenerse y violar un cuerpo ya sin vida principalmente el porque tenía facciones como las de su madre
La verdad no puedo devor si me gusto o no por lo que me parecio interesante pero me incomodo un poco el trama y como el protagonista se enamora de un cadaver.
Me parece una lectura impactante debido a la tematica tratada de sentir atraccion a un cadaver
Me apareció interesante pero al mismo tiempo incómodo porque se enamoro de una persona muerta.
Perturbador, quede anonadada, me gusto por la trama, lo que me parecio un poco fuera de lo normal fue la rapidez en la que termina, talvez con un poco más de trama y locura hubiera tenido una mayor experiencia al leerlo