Valoración y prestigio del docente ecuatoriano: Idolatría e invalidación
Por: Jennifer Sabina Coello Morocho
Estudiante universitaria, Ecuador
Tras la realización del proyecto de aula “Valoración y prestigio del docente ecuatoriano” y gracias a la información recopilada desde las diferentes perspectivas de varios docentes entrevistados por distintos compañeros de clase podemos darnos una idea de cómo es el panorama actual sobre la profesión docente.
Se puede afirmar que hoy en día, la tan discutida valoración del docente ecuatoriano tiene opiniones fragmentadas, algunos aseguran tenerla y otros defienden su ausencia. Lo cierto es que si buscamos la respuesta en los modelos educativos del siglo XX y los comparamos con los actuales la mayoría podrá coincidir con la idea de que “antes idolatrábamos y ahora invalidamos a los docentes”.
Todos recordaremos cuando niños a esos maestros que dejaron huellas en nosotros por su peculiaridad, frases como “yo soy el profesor aquí”, “tú a mí me respetas” o “lo hago por tu bien” a más de uno le marcaron la infancia. Como estudiantes teníamos miedo y esa era el arma perfecta para construir una poderosa barrera de idolatría condicionada hacia los maestros que a menudo confundimos con respeto y valoración.
Comparando esto con la actualidad el panorama cambia enormemente, ya no existe ese maestro de escritorio que impone con regla en mano sus ideales, la educación mejoró y las leyes cambiaron, abrimos los ojos para saber que no era correcto que un profesor irrespete a sus estudiantes. Ahora buscamos enseñar de una forma diferente y velamos nosotros mismos por la seguridad de los miembros del colectivo educativo. Apreciamos el desarrollo de los alumnos y cambiamos al sistema. Pero, ¿qué sucede ahora con la valoración?
Lamentablemente aquella mejora quedó solo en manos de los maestros cuando debió ser una responsabilidad social y gracias a eso los invalidamos injustamente en la actualidad. Algo que la gran mayoría de docentes comparte es la falta de compromiso de nuestros propios gobernantes. No ha habido una correcta organización ni implementación de elementos motivacionales para que pudiesen desempeñar correctamente su profesión.
Además, es importante tomar parte de responsabilidad como sociedad ya que la tenaz despreocupación que hemos mostrado por reconocer lo que implica ser un docente más allá del aula de clases ha perjudicado a la visión que se tiene de un maestro, expresiones como “ni trabajan”, “solo pasan sentados tras una computadora” o “profesor nomas es” son lamentablemente muy escuchadas por cualquier docente ecuatoriano.
El docente ha cambiado y con él todo el sistema educativo, son indiscutibles las mejoras en la forma en la que se orienta y enseña a los alumnos en la actualidad, sin embargo aún nos queda un largo trecho del camino para llegar a la tan aclamada realidad de la valoración y prestigio para los docentes. Es importante que, así como maestros, estudiantes, padres de familia, colectivos o miembros del Estado, todos tenemos parte de la responsabilidad para lograr cambiar la perspectiva actual y mejorarla.
No simplemente bajo la idea de que nos guste enseñar, seamos pacientes con los niños o consideremos tener una verdadera vocación, sino también desde la base de que conformamos un todo y un todo nos conforma, por ende, el desarrollo colectivo es importante y como grupo tenemos una responsabilidad con la educación, el progreso y la prosperidad social. Todos juntos podemos alcanzar tan aclamada valoración.