Lo siento

Por: Mateo Sebastián Silva Buestán
Lcdo. en Educación y Director Colección Taller Literario, Cuenca (Ecuador)

Pido auxilio. De a poco el nefasto sistema que nos rodea me absorbe; bocanada tras bocanada se lleva mis fuerzas, anhelos, alegrías, gustos, placeres, me arrebata lo más preciado: el tiempo. A día de hoy, sentarse a disfrutar de una buena lectura o encontrarse con uno de los tantos ¨yoes¨ a través de la introspectiva escritura resultan privilegios a los que solamente un selecto grupo tiene acceso, ¡vaya envidia, y no sana, de aquellos! En contraparte, también están los que con tiempo de sobra lo malgastan en pusilánimes actividades, ¡vaya pena, y no sana, de aquellos!

Me atemoriza la vida de ¨adulto¨, la neo-esclavitud del siglo XXI, la infame rutina que carcome y nos vuelve reos, así apretados en cadenas. Planificamos eternamente la semana y descuidamos toda relación personal e interpersonal. No nos damos tiempo de siquiera vernos al espejo y amoldar las cerdas rebeldes, menos podemos saborear un café bien amargo o las mil, miles de sustancias cancerígenas de un sabroso cigarrillo de media tarde, bajo el calor moribundo de un sol perezoso. Incluso el sueño se ha visto perturbado, frecuentemente despierto a mitad de la madrugada, tras una pesadilla laboral, con el pálpito a mil por hora, sudando frío, durmiendo despierto, cavilando sobre las consecuencias de mis errores.

¿Y por qué lo siento? Lo siento por abandonarme, por dejar de lado las efímeras buenas cosas que ofrece la maltrecha vida; por desvivirme para que otros no lo valoren; por esforzarme para que otros lo menosprecien; por tratar de hacer lo correcto y estamparme contra el muro de los lamentos; por no tener el coraje del Quijote para denunciar tantos atropellos contra grandes y chicos, ejecutados por una mal llamada cabecilla, por una arcaica bolsa de hipocresía y fascismo. Siento no poder arrojar tanta mierda se acumula en mi garganta, siento no calmar este mareo causado por el nauseabundo mundo en el que nos ha tocado sobrevivir para posterior e inevitablemente perecer. Pero basta ya, hasta aquí. Hoy recuperaré mi humanidad y viviré, volveré a respirar tranquilo, trataré de reír. Y ya mañana pagaré, pues estamos principios de mes, con el diez por ciento de casi nada, mi algarabía vespertina-nocturna, mi irresponsabilidad, mi falta de profesionalismo, mi jodida libertad. 

Justo ahora la radio pasa una parsimoniosa canción, uno de sus versos dice ¨a un viejo amigo se le pudrió la gana de vivir¨ y tal cual, a mis veinte y tres, mi propio viejo amigo, apenas salido del corral universitario, embebido en inexperiencia, con un futuro nebuloso por delante, se me acaba de pudrir la gana de vivir.

Atentamente, un dizque ¨profe¨ que no cree en la Escuela; un dizque ¨profe¨ que jamás dejó de ser alumno; un esclavo más del puto -pues se revuelca con todas y todos- sistema que nos rige.

¡Que aproveche!    

Un comentario en «Lo siento»

  1. Hoy te toca a ti, mañana seré yo, años después a todos estos que siguen la misma línea de este sistema, que por unos cuantos centavos, la vida se va a mil por hora, dejando alegrías por unas viles Planificaciónes que a la final, no sirve de nada, ya que, solo piden por cumplir.
    Este sistema es así, nos toca aceptar, por qué remar a contracorriente muy difícil está !

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *