La noche

Por: Rodrigo Murillo Carrión
Machala, Ecuador

*

Noche, refugio del miedo,

del misterio, del embrujo,

del sosiego y las pasiones;

estación de bohemios y poetas, con

donde esperan las almas solitarias

cultivando brotes de paciencia

mitigando una cruda ansiedad;

noche de prudentes horas

para la celebración

 y la ruptura del silencio;

para llorar la desventura

de un amor marchitado

que se hizo olvido y recuerdo.

Usurpada sin rubor por el pecado

y el murmullo,

procedes y te desprendes cuando

el sol concluye su juego de pirotecnia.

*

¿Hasta dónde extiendes tu sombra?

¿Eres el estado de un universo profundo,

de bordes que estiran sus líneas elásticas

y se encuentran en la frontera de lo imposible,  huyendo  del supremo

estallido original?

Noche interminable, mas no eterna,

Millones de días descansan

sobre infinitas noches

en la profunda oscuridad de las galaxias.

*

A veces no quisiera que llegue la aurora

y seguir tejiendo ilusiones,

escribiendo sueños,

algunos pensamientos.

Otras veces me imagino

en una larga noche polar

o en la sombra eterna que pinta

la parte oculta de nuestra luna

Hay noches que duran años

en mundos lejanos,

prolongando la inspiración que

iluminan las estrellas;

allí quisiera dormir, bajo ese toldo estelar,

y despertar en el tiempo congelado

de un futuro muy distante.

*

Noche, misterios, contemplación;

que las intrigas y mentiras no usurpen tu intimidad, la reservada quietud

de tus rincones invisibles.

La profanación se adueña de tu

encanto a oscuras, mimetizando

las sombras del mal en el desfile

de los noctívagos.

*

Si los amantes furtivos se amparan

bajo tu espesa capa,

no están robando más que un beso,

una caricia, un sacrosanto instante

de éxtasis.

La noche silenciosa guarda secretos

que la malicia puritana traduce

con ofensas y los llama escándalos.

El pecado no existe cuando

la culpa es del amor.

*

La noche, la luna y las estrellas

son la herencia de los poetas,

de los cantantes bohemios,

sellada con deliciosos poemarios,

largas noches de serenatas

y música para guitarra.

Ellos son los únicos y legítimos

dueños del tiempo que nos deja el sol

cuando se va a parir nuevos días

en sus viejos dominios.

*

Noche, si de niño la oscuridad

me hacía temblar y me encerraba

entre los delirios y sueños

que sólo mi almohada conocía;

ahora me das una libertad

que hace volar la imaginación,

porque las ideas se transparentan

en tu jornada y aunque sean

gritos que desprende la conciencia,

se absorben en la materia de tu manto.

Después nacerá un poema o un ensayo.

*

Y mientras tenga vida quiero

reclamar un poco de herencia,

ser un socio vitalicio y un beneficiario

afortunado de tu eterna magia

de estrellas y diamantes

navegando sobre el fondo negro

donde comienza a desenvolverse

el hilo del infinito.

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