Türkiye

Por: Esthela García M.
Universidad Nacional de Educación, Azogues (Ecuador)

I

Las luces caen con dolor,

la noche ha perdido su brillo cotidiano,

el silencio se acomoda en los escombros

y en las tejas malheridas.

La gente ya no rie, solo espera

empuñando en su garganta

todas las lágrimas del mundo.

II

Aquel que respira entre escombros

Con la luz exigua y la esperanza colmada de invierno,

en ese lugar donde se aloja el  gemido y se amordaza la voz.

Donde sobra el tiempo que se rompió con estruendo

y la luna es  esquiva, porque es diminuto el hoyuelo

por donde asoma un pedazo de cielo.

que mantiene el hilo de fe.

Siente que…

las grietas acomodan los pasos del que lleva el milagro

divulgando un grito de lenguas mezcladas,

Babel de compasión.

Entonces…

Solo espera.

III

Detrás del silencio que habitó la noche,

se cayó el mundo.

Se rompieron todos los hilos rojos

y el sufrimiento se volvió una manta que no abriga,

solo espanta la esperanza.

Han sido miles los que cayeron presas del dolor,

que apagaron su mirada sin poder decir adiós.

Otros miles que esperaron

recluidos en cárceles de escombros,

con la voz hundida en una súplica,

que no se pudo escuchar antes de que el aire huyera.

Miles los que fueron abrazados por el milagro de la vida

y pudieron salir desde su tumba anticipada.

Miles los que se han quedado afuera,

respirando el polvo de la angustia,

pero se han muerto ya de pena.

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