Ventrí-loco
Por: Mateo Sebastián Silva Buestán
Director Colección Taller Literario, Cuenca (Ecuador)
Sobre una vieja y pequeña silla de madera un alto hombre practicaba junto a su títere el acto final de lo que sería la última presentación de ese destartalado circo de pueblo. A media luz ensayaba las voces más graciosas de toda su carrera. Así pasó de la media noche cuando escuchó una fusión de todas sus voces provenir desde el pecho de su querido y fiel muñeco. Su boca de madera ya no solo realizaba movimientos verticales, sino que se podía leer la perfecta pronunciación de cada palabra encarnada en sus labios de astilla. La marioneta clavó sus ojos en los de su dueño. El eterno soliloquio empezó de esta manera.
-Tú estás en mí, a medida que yo en ti, por eso…