El hombre que no pudo despertar
Por: Mateo Sebastián Silva Buestán
Director Colección Taller Literario, Cuenca (Ecuador)
Tuvo una horrible pesadilla; luego, otra; a continuación, otra; después, otra; más tarde, otra; seguidamente, otra; cerca del alba, otra. Cada vez que ¨despertaba¨ descubría con cierta impotencia que se hallaba en otro sueño, hacía lo posible por despertar, él estaba consciente de su sueño, pero toda medida era inservible. Soñaba en primera y en tercera persona, trató por todos los medios, pero ninguno resultó: contar hacia atrás, suicidarse, pellizcarse, hasta probó con no hacer nada; sin embargo, nada interrumpió su infinita quimera.
El segurata del panteón, linterna en mano, todavía no puede creer que todas las noches por más de una década, del mismo hueco, emerjan aquellos espantosos ronquidos, esos singulares balbuceos, dicha adormilada respiración.
Ahora, sinceramente, tengo miedo de dormir y de no volver a despertar.