Poemas selectos (I)

Por: Ramiro Urgilés Córdova
Cuenca (Ecuador)

Nota al lector: A partir de este momento compartiré con vosotros una serie de poemas que espero puedan conformar el poemario “Caídas paralelas”, que al momento me encuentro confeccionando con total dedicación. En el mismo busco recoger fragmentos de mi transitar, que tengan la posibilidad de transmitir al querido lector al menos una parte del aura de mis peripecias existenciales. En la presente entrega escribo sobre una sublime mujer, que se me presentó como un rayo, pero que al mismo tiempo se marchó de manera inusitada, a su memoria, o más bien a los intentos por olvidar su mirada dedico estas piezas.

*

Cabellos flotantes (o sobre como Gabriela me fue presentada).

I

Abro un libro y las páginas están dobladas,

mi cuerpo se agita, contingente y enfermo,

soy herido por la dialéctica hegeliana, y regurgito,

¡salgo a prisa de mi estudio!

II

Las escaleras se convierten en laberintos de gozo y pulsión,

golpeo mi macilenta presencia en el abismo, y evoco,

arrastro las baldosas a mi alrededor y escapo,

la “gran caída” se ha producido, y apercibo el sabor del Edén…

III

¡El universo ha germinado!, o más bien, ¿el caminar en la aparente desnudez?,

me deslizo nervioso y adolorido, conociendo por vez primera a la Diosa natura,

acaricia mis cabellos y la deseo profundamente, como la creación a la desolación de la apariencia,

envuelve mi cuerpo sobre el que apenas tengo conciencia, me sofoca, ¡y me apuñala en lo falaz!

IV

La herida abierta es curada por una nueva compañera, de mirada incomprensible,

de ojos sublimes, y cabellos castaños, sostiene en sus manos el viento y el fuego,

toma mis manos, y me conduce a infinitas repeticiones de campos inefables, 

¡súbitamente grita!, mi herida ahora es suya, me observa impotente, la historia ha nacido…

*

Gabriela I

I

Golpea mi ventana un súbito recuerdo,

un hálito de crepúsculos y perfume,

penetra una brisa incorpórea: un fantasma todavía vivo,

se escurre entre mis entrañas, y rasga mi pecho, como mil acertijos,

¡grito enmudecido!, sonrío al ver nuevamente su rostro, la vida se me escapa como un rayo, y ella vuelve a mirarme…

II

Los versos son cada vez más extraños, su sonrisa cada vez más dolorosa, como un frío puñal sobre mis cejas…

Llegan inviernos eternos, lluvias inconsolables, las flores se han marchitado, ya ni siquiera puedo recordarlas, las palabras se entremezclan y se mueren en mi boca, como pidiendo tu regreso…

III

Mis cartas cobran sentido, la ausencia repentina,

el flagelo prematuro de Pizarnik,

el arrepentimiento de Cortázar…y de repente estoy muerto,

como un profeta que al besarte se entregó al infinito desasosiego del mañana…

*

Gabriela II

I

Anochece el ensueño, palidece la flor recién nacida,

el recuerdo de tus cabellos rojos golpetea el corazón apenas marchito,

los besos perdidos claman como una fogata, que se pierde

en un horizonte incierto, en el que el que el fuego todo ha consumido,

soy una jaula hecha pedazos, un rincón olvidado de ti,

soy una elegía descarnada que clama tu nombre,

una brisa que tibia recorre tu ausencia,

un infeliz que mira las callejuelas que ya no nos verán llegar…

II

Mis palabras extrañan tu idea, mi pluma añora tu regreso,

las noches cada vez más tristes me miran llorar,

las ventanas cada vez más opacas me pretenden mirar,

y llegado el silencio ¡grito!, como esperando un perdón divino,

vuelvo dentro de mí y encuentro un pedazo tuyo:

un acorde floral, un acorde de quintaesencias,

un ojo que me observa y no me deja,

una insondable angustia, que de cuando en cuando se recrea al imaginar tu voz.

III

Tu piel se esconde en un inmenso acertijo,

cual brújula que me ha llevado al mar,

navego solitario en la inmensa tempestad,

la luz me ha abandonado, y un eco rasga la mar,

las notas pululan el aroma de los cielos descalzos,

naufrago medio muerto en una playa maldita,

en la que observo tu piel como una celda,

que acaricia mi piel como un inolvidable ocaso.

2 comentarios en «Poemas selectos (I)»

  1. Felicitaciones a la nueva adquisición de “La Clave”, desde mi perspectiva el escritor cuencano más prominente de su generación.

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