Naturaleza Mágica

Por: Aurelio Maldonado Aguilar
Dr. en Medicina y Cirugía, Cuenca (Ecuador)

Enormes extensiones de un feroz desierto es la visión abrumadora. Las lenguas ansiosas de agua en flora y fauna se repiten evidentes en horas de recorrido por carreteras sinuosas, polvorientas e inhóspitas. Yermo brutal y angustioso es la visión porfiada invariable y continua en horas de viaje, con la triste presencia de casitas de barro humildes y silenciosa, como extraños lunares en una piel seca y rugosa y con la infaltable figura de un reservorio de agua en el corredor de entrada. Uno que otro cerdo flaco y cari largo mostrando sus costillares. Unas pocas gallinas y chivos inquietos completan la triste postal de pobreza y secadal y la hamaca colgada en el atrio donde dormita un ser casi paralizado que escudriña una pantalla de un celular, es la visión mágica y desesperante de un sistema de vida impuesto por el desierto despiadado. Lugareños y visitantes esperan con sus ojos clavados en los cielos, el milagro de la lluvia y el renacer y eclosión amarilla de vida en ramas secas de monjes famélicos y tétricos de guayacanes que florecen en impresionante amarillo de vida y milagro que durará apenas unos pocos días terminando como rutilante alfombra amarilla devorada, apenas caída, por hambrientos seres que esperan aquel momento tan esperado de eclosión y repetición del infinito reciclar cósmico de vida y de materia.

Pueblos olvidados cobran vida. Mangahurco, Zapotillo, Cazaderos y otra decena de lugares reviven como lázaros extraños que dejan la modorra de un año entero y se preparan para vender todo lo que pida la ávida visita. Comidas comunes como chivo al hueco, cecinas, yucas, son las delicias de miles de kilómetros del secadal mágico y amarillo. Milagro. Dos días de buena lluvia y todo cambia. Miles de millones de mariposas amarillas caen desde las ramas renacidas, vuelan en extra danza con la brisa y los vientos y se tienden como generosa alfombra que pisan y comen millones de seres vivos desde ganado flaco que esperó el momento, junto y sin pleito con cerdos, gallinas, chivos y diminutas legiones de hormigas. Las gotas de agua consumaron el milagro, esperado durante doce meses por hombres, animales y gusanos. Todo vive en un sueño extraño y cósmico que solo representa un parpadeo del inquieto universo. Florecieron los guayacanes.

Los hoteles y poblados tienen una música como extraña misa de acción de gracias. Todo es mágico.

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