De una cerveza belga a un sistema planetario extra solar con siete tierras

Por: Fernando Arias
Médico, cinéfilo y escritor (Cuenca-Ecuador)

El astrofísico y astrónomo Carl Sagan dijo una vez: “en algún lugar, algo increíble está esperando a ser descubierto”. Así lo vivieron el grupo de astrónomos belgas encabezados por Michael Guillon el 16 de septiembre de 2015, pocas horas después de un terremoto con epicentro en Coquimbo-Chile que se sintió en el desierto de Atacama, donde construyeron su telescopio al que bautizaron Trappist, en honor a la cervezas belgas trapenses fabricadas por monjes en los monasterios de ese país.

¿Cuál fue ese descubrimiento increíble en medio de un terremoto? Una estrella enana roja ultra fría, ubicada a 39,5 años luz en la Constelación de Acuario que tenía al menos 3 exoplanetas rocosos del tamaño de nuestra Tierra. Era la primera vez que se encontró exoplanetas en una estrella del tamaño de Júpiter y muy fría. Antes se los había buscado en astros parecidos al Sol. La estrella enana roja fue bautizada con el nombre de Trappist 1.

En 2017, con la ayuda de los telescopios espaciales de la NASA y ante la imposibilidad de determinar la masa y el tamaño de esos exoplanetas, lo cual solo se podía explicar por la presencia de otros que alteraban los cálculos astronómicos de los ya descubiertos, se encontró finalmente que son siete los exoplanetas de Trappist 1, todos rocosos y del tamaño de la Tierra. Tres de ellos son “Ricitos de Oro”, llamado así coloquialmente a planetas que están en la zona habitable de una estrella donde el agua permanece en estado líquido y son análogos de la Tierra en tamaño y masa.

¡Se descubrió un auténtico sistema planetario formado por siete Tierras y tres de ellas Ricitos de Oro!

Han pasado 7 años desde el descubrimiento de este sistema planetario extrasolar y la investigación lograda hasta ahora es asombrosa. Cada planeta lleva el nombre de una letra en orden alfabético. Están muy cerca de Trappist 1, al punto que todo el sistema ocupa la quinta parte de la distancia de la órbita entre el Sol y Mercurio. Trappist 1b y 1c son los planetas más internos verdaderos hornos de fundición con una superficie cubierta de volcanes y lava, temperaturas muy elevadas e inhabitables. Trappist 1d es el Ricito de Oro más cercano a su estrella, tiene una densidad muy baja, quizá por la presencia de agua 250 veces más que la Tierra, propia de un mundo acuático sin tierra firme, un océano con olas gigantescas por las mareas que se generan por la cercanía entre los planetas; o esa baja densidad se explicaría por una atmósfera muy espesa, producto de un efecto invernadero descontrolado, dándole un aspecto como Venus. Trappist 1e, el segundo Ricito de Oro, tiene el mismo tamaño, masa, gravedad y densidad que la Tierra, un planeta que tiene océanos y tierra firme, con una temperatura como la nuestra por el efecto invernadero que proviene de la actividad geológica interna que calienta el planeta y una atmósfera espesa, que bloquea las llamaradas solares. Trappist 1f, el tercer Ricito de Oro es un mundo helado que por efecto invernadero tiene océanos líquidos  rodeados de montañas de hielo. Trappist 1g y 1h están fuera de la zona habitable y son mundos helados.

El telescopio espacial James Webb, que orbita a gran distancia de la Tierra, convirtiéndolo en el mejor para observar la galaxia, cuyo funcionamiento se inició en junio de 2022 y el telescopio extremadamente largo (ELT por sus siglas en inglés) que se está construyendo en Atacama y será el más grande que se ha construido hasta ahora, tendrán la capacidad de determinar la densidad del núcleo de estos planetas. En el caso de Trappist 1e el núcleo sería de hierro como la Tierra, lo cual aumentaría su temperatura. Otra característica que determinarán estos telescopios es la composición de la atmósfera que al ser libre de hidrógeno sería espesa, con agua, dióxido de carbono y probablemente oxígeno. Trappist 1e es el planeta con mayores posibilidades de albergar vida.

Hay otros astrónomos que no son tan optimistas. Debido a la cercanía a su estrella, las llamaradas estelares y las deflagraciones de radiación UV que son mayores en enanas rojas que en estrellas amarillas como el Sol, los 7 planetas serían mundos desolados, incluso sin atmósferas. Además, tienen acoplamiento de marea por su cercanía a la estrella, esto es, la una cara del planeta tiene luz perpetua y la otra obscuridad eterna como la Luna, sin días ni noches y esto disminuye la posibilidad de vida.

Los astrobiólogos no opinan así, el acoplamiento de marea no es una causa que impida el desarrollo de una forma de vida y sostienen que los corales han sobrevivido a la radiación UV de la Tierra cuando era joven con pigmentos fluorescentes y esqueletos duros alrededor de sus cuerpos y lo mismo sucedería en estos mundos.

Los resultados de estos dos telescopios podrían contestar la pregunta más importante de la humanidad en los próximos meses u años: ¿hay vida extraterrestre o estamos solos? Esto nos invita a meditar como lo hizo Carl Sagan cuando dijo: “El universo es un sitio bastante amplio. Si sólo estamos nosotros, me parecería un auténtico desperdicio de espacio”.

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