Daft Punk y la cruel industria de la música
Por: Inés Rodríguez
Estudiante de 2° de Bachillerato (Islas Canarias-España)
Guy-Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter eran sólo dos estudiantes de instituto cuando, interesados por el género French House, crearon un grupo, y aunque al principio fue duramente criticado en los periódicos, no les impidió en absoluto seguir adelante con su proyecto. Se cambiaron el nombre, y terminaron convirtiéndose en uno de los proyectos de música electrónica más influyentes de las últimas décadas. Hablamos de Daft Punk, que con su álbum “Discovery” demostrarían que la música puede ser adictiva aún sin utilizar complicadas progresiones melódicas, y, además, lo cruel que puede resultar la industria musical en ciertas ocasiones, aquella que vanagloriamos sin titubear.
Compuesto por 14 pistas, el disco llevó un arduo trabajo de preproducción. Homem-Christo y Bangalter tenían claro que este trabajo debía superar la calidad y creatividad de su predecesor, “Homework”, por lo que llevaron al límite todas y cada una de sus ideas. Emplearon desde guitarras eléctricas hasta fragmentos a capella, con repeticiones melódicas que llamaban la atención del oyente, pero siempre manteniéndose en la línea de la originalidad. Ni siquiera se quedaron cortos en el ámbito audiovisual, pues, para completar el trabajo de manera satisfactoria, contactaron con un prestigioso realizador de anime para desarrollar una película. Cada escena de la película está asociada a una canción de “Discovery” . No obstante, esta obra oculta un mensaje que muy poco miembros de la farándula se han atrevido a mencionar: el excesivo control de las discográficas sobre sus artistas.
Ambos músicos siempre demostraron ir en contra de la fama. En sus inicios, apenas dejaban que se les tomaran fotos, y más tarde, durante sus presentaciones en vivo y apariciones públicas, comenzaron a portar cascos espaciales, que les daban ese aire cósmico que tanto caracteriza a sus canciones. Por ello, no es de extrañar que en 2001 lanzaran este mensaje al mundo. El guion de la película, que además no posee diálogos, nos presenta a una banda musical de extraterrestres conocida como Crescendolls , quienes al comienzo del largometraje dan un concierto a todos sus compatriotas. En un momento dado, unos individuos inician una persecución hacia los Crescendolls, y aunque intentan escapar, finalmente son secuestrados. Se nos muestra cómo son trasladados a nuestro planeta, cómo es cambiada su apariencia, borrada su memoria, y, finalmente, cómo incursionan en la industria y son explotados por ésta. Por diversas circunstancias, la agrupación termina recordando el secuestro, y hacen todo lo posible para regresar a su planeta.
Considero que la película de Daft Punk hace una perfecta metáfora de la problemática actual en la música. ¿Por qué creen ustedes que las canciones actuales son tan similares entre sí? Es simple: unos superiores manejan los hilos, buscan dinero fácil a toda costa, y llegan a diversas conclusiones con este objetivo en mente. La manera que encuentran para lograr esta meta es buscar cantantes que obedezcan sus órdenes, que empleen las mismas fórmulas de siempre, y que les den ingresos. Esto puede dar lugar a explotación laboral y problemas psicológicos en los artistas. Mientras tanto, los músicos “libres”, que componen la música que más les agrada y trabajan de manera independiente, normalmente son opacados por el foco de las grandes corporaciones discográficas. Daft Punk, como grupo independiente y además exitoso dentro de su género, toma la responsabilidad de advertir al público de los peligros de trabajar para los magnates de esta gran potencia.
En definitiva, si queremos acabar con el abuso que los representantes ejercen sobre sus artistas, debemos apoyar el trabajo independiente, pues es este el que más creatividad, honestidad, y honra posee. Sin embargo, debo felicitar a algunos que, gracias a las redes sociales, ya lo están haciendo. No dejemos que cantantes de calidad sean “secuestrados” por la industria, ni alabemos el trabajo de artistas que están siendo manipulados por sus discográficas. A veces, hasta los propios músicos claman injusticias dentro de su área de trabajo, y nosotros debemos aprender a escuchar sus discursos de manera crítica.