La obra literaria de Aminta Buenaño
Por: Carlos Pérez Agustí, PhD
Cuenca (Ecuador)
El sociólogo francés Alain Touraine en El mundo de las mujeres, considera a las mujeres como las nuevas protagonistas del siglo XXI, y que, tal vez de forma definitiva, han dejado atrás los referentes masculinos para construir identidades femeninas propias.
En este marco, lo verdaderamente abrumador es que –lo afirmamos con fuerza- no es posible entender una cultura sin mujeres, un arte sin las expresiones femeninas, una literatura sin escritoras. un mundo científico sin las aportaciones innovadoras de la mujer, una educación sin sus vocaciones, esfuerzos y sacrificios. Más aún: ¿acaso podría comprenderse en toda su dimensión la complejidad de la vida cotidiana sin la integración real de la mujer?
Pues, para reafirmar todas estas consideraciones, llega a nuestras manos un libro verdaderamente singular para nuestro tiempo. Nos referimos a “Un blues para Roberto”, de Aminta Buenaño, escritora, periodista y diplomática ecuatoriana. Nace en Santa Lucía, una localidad cercana a Guayaquil en 1958.
Entre los cargos públicos que ha ocupado destaca el de embajadora en España y en Nicaragua, además de vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador. Ha sido galardonada con numerosos premios nacionales e internaciones. Algunos de ellos: Segundo Premio en concurso de cuento “Ciudad de San Sebastián”, Premio Internacional de Cuentos Jauja de Valladolid, “Si tú mueres primero”, novela, finalista del Concurso Internacional Ciudad de Badajoz
Aminta Buenaño es una escritora que sobresale por su contribución en los ámbitos de la expresión poética, del cuento y la novela; asimismo, en numerosos artículos culturales y de opinión, sobre temas relacionados con la educación, la cultura y la literatura, además de reivindicaciones sociales en amplias perspectivas de género e identidad.
Se ha dicho que sus páginas están escritas desde una actitud luchadora ante la dura realidad que viven las mujeres en el Ecuador, donde han sido tradicionalmente discriminadas por una sociedad dirigida por hombres. Justamente, el reconocimiento literario parece haberle llegado con la publicación de Mujeres divinas, relatoen el que ofrece una mirada de experiencias femeninas, entre ellas la presión social sobre la edad y el cuerpo.
Según lo que cuenta ella misma, fue escuchando a su madre que tuvo la idea de escribir un libro de cuentos con historias propias de su condición de mujer. Pronto supo que algunos de sus miedos eran también los de las otras: temor a envejecer, porque la vejez, indica Buenaño, “es una conspiración social. La mujer envejecida es discriminada, por ese motivo estiramos nuestra juventud, como una forma de protección, no por vanidad”.
Importante señalar que las historias se relatan, en su mayoría, desde el yo. No son cuentos militantes, aclara Aminta, simplemente tienen la intención de contar la vida misma. En esta dimensión, el duelo es, entre otros muchos, uno de los aspectos de vida diaria que atraviesan las páginas de nuestra escritora, y no solo en la obra que enseguida será comentada, “Un blues para Roberto”.
De hecho, la adversidad sanitaria subyace en sus obras. Como decía un escritor griego (Odysséas Elýtis), ‘yo escribo para que la muerte no tenga la última palabra’ (citado por Aminta). La literatura también es una forma de sobrevivir a la muerte, a la pérdida, a las ausencias y al vacío. “Y no importa si publicas o no, si eres reconocido como escritor o no. Lo importante es escribir, es decir traducir tus emociones”, en sus propias palabras. Eso es la obra literaria de Aminta Buenaño: el temblor de la vida.
“Yo escribo sobre la realidad cotidiana, sobre los temas que me tocan y me conmueven” (mencionemos “El discreto encanto de lo cotidiano”, prosa poética), “me tambaleaba buscando razones para la sinrazón de la muerte”. “Recordaba aquellas frases que había subrayado en el libro Escribir de Marguerite Duras: “Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujero, en una soledad casi total y descubrir que solo la literatura te salvará”.
Ante la crueldad de la muerte crear algo que no perezca, con la memoria y la imaginación como forma de resistencia ante el olvido. Decía Van Gogh (otra cita de la autora) que el arte es una vacuna que “sirve para consolar a todos los que están rotos por la vida”. En el proceso de duelo hay un momento en que debemos advertir que nuestra pérdida es también la de muchas otras personas. Como un lector de los textos de Aminta Buenaño que acabe enfrentándose a sus propias pérdidas. Al respecto, nos dice Rosa Montero:
“Creo que uno no se recupera jamás de un duelo. Cuando se te muere alguien esencial, nunca vuelves a ser quien eras; lo que tienes que hacer es reinventarte”, aconseja. Es decir, abrir la vida a la esperanza. La brevedad de la vida no disminuye en lo más mínimo el valor de la existencia: “corta fue la hermosa vida / pero qué poderosos sus perfumes…” (los conocidos versos de Cavafis).
No solo en la narrativa, también en artículos periodísticos, de opinión, nuestra autora escribió sobre la aparentemente superada pandemia: “El libro que me salvó la vida”, “La pandemia y yo”. Es decir, una escritura desde el coronavirus. En tiempo de crisis sanitaria, en tiempos adversos, como los que hemos estado sumidos largo tiempo, no faltará quien se pregunte para qué leer literatura.
Surge, entonces, inevitablemente, una y otra vez la interrogante en las páginas de Aminta: ¿por qué recurrimos a la expresión literaria cuando pensamos que no tenemos otro marco para interpretar el presente? Seguramente porque esperamos que los escritores tengan las palabras que nosotros no poseemos para describir lo que sentimos en momentos tan difíciles y tan confusos. Y por qué no, del mismo modo, un reencuentro con el estoicismo, esa filosofía de vida capaz de afrontar situaciones adversas.
Los humanos somos una especie de la palabra. Hay algo que se llama “coronavirus” o “covid-19”, un virus, y además de enfrentarlo sanitariamente queremos hacerlo también, como hace nuestra autora, en una relación reflexiva y sensible, que le demos un sentido: por qué ocurre esto, por qué sucede ahora, cuáles serán sus consecuencias. Para eso, la palabra, la expresión literaria. La literatura, para intentar darle una razón al momento que vivimos, darle un sentido al sufrimiento, al sinsentido de la adversidad.
Finalmente, las vinculaciones con la más viva actualidad, una de las irrenunciables líneas en los trabajos de Aminta Buenaño. Su obra literaria y sus artículos, una reflexión sobre cuestiones de la vida diaria, narrar a partir de la conciencia de la vida cotidiana. Y la dimensión social de su obra en esa diversidad de fragmentos de vida. Su sentido final: la urgencia de una ética y compromiso para un mundo mejor.