Hasta muy pronto Dear Future Me

Por: Mgs. María Eugenia Torres Sarmiento
Comunicadora Social y Gestora Cultural del Cañar (Ecuador)

Cada año que viene es un viaje sin retorno, porque nadie puede volver atrás, entones no queda más que invocar al  querido futuro, quien nos ofrece algo nuevo, algo desconocido, quizá una sorpresa, una solución y sobre todo aquel deseo y esperanza de la tan anhelada prosperidad.  Entonces, ¿Qué quiero del futuro?, porque del año pasado ya no esperaré nada, -ya pasó, se quemó, trascendió en el tiempo y en el espacio-. 

En un ensayo sobre el sentido de la vida en el universo antrópico,  Ramón Tamames, dijo: “Es difícil aceptar que la vida es una equivocación, o un resultado del azar y la necesidad: “tanto esfuerzo cósmico para nada”, podría decirse, en contra de la ley de la máxima eficiencia de la naturaleza. De modo que lo más plausible es que la vida humana tenga un sentido individual (amor, conocimiento, sufrimiento y placer…) y colectivo; con toda una serie de fines: el avance de la ciencia, la mejora de la condición humana, incluso algún tipo de existencia ulterior a la muerte, como plantean la mayoría de las religiones” (p.327).

Partiendo entones desde aquella concepción, invocaré al “Querido futuro”: a veces me faltan palabras, otras veces me sobran para celebrar  todo lo que puedas traer en el 2023.  Yo creo que no hay que ser soberbio con el 2022,  trajo infinitas, ilusiones, también  pesares y desesperanzas, pero  ha trascendido…, -ha trascendido en la memoria-. Llegó el 2023, sobran razones para perseguir más sueños y esperanzas.  No temas al futuro,  porque aunque incierto, te ofrece expectativas.

Has intentado escribirle  una carta a tu “Yo del futuro”, pues, es un gran ejercicio de reflexión, ayuda a poner el tiempo en perspectiva y darte cuenta de todo lo que has cambiado. Es una sensación emocionante recibir cartas que has escrito años o meses atrás, las metas y objetivos que hoy te parecen inalcanzables, pueden ser reales en el futuro.

Para que lo entiendas, transcribiré una carta enviada al “Yo del Futuro” en el 2022, pero leída en el 2023:

Dear FutureMe:

Con el deseo ferviente de que te encuentres muy bien o al menos con esperanzas de bienestar en medio de esta profunda crisis que inquieta al mundo como fruto de las pandemias disfrazadas de influenza, rota virus, etc…, que han desbordado todos los límites de la paciencia, la fortaleza y la energía del ser humano, y que aún sigue sacudiendo la vitalidad de los que persisten a estos avatares.

Sin ser muy optimista y ambiciosa, te escribe una amiga,  que tiene sueños y esperanzas por un mundo diferente, -quizá un mundo que sólo exista en las quimeras-. O quizá no, porque un día así como existió el paraíso terrenal en donde en la leyenda de “Adán y Eva”, todo era hermoso, las flores multicolores que hacían los paisajes únicos, los árboles frondosos, y entre ellos el del manzano, las aves trinaban libres, pues no había maldad, no había corrupción, no habían desastres naturales, no había el rencor, la envidia y la soledad, hasta cuando el hombre mismo se encargó de impregnarlo en un mundo material. Pues quizá ese hechizo desaparezca y volvamos a tener un paraíso terrenal en donde vivamos lo que muchos no conocimos.

¿Qué dices futuro, te animas a devolvernos lo que perdimos?, He recorrido  muchos años buscando un punto, desde donde partir para llegar a aquellos sueños, no me vas a creer no lo encuentro aún, será que tú me puedes mostrar y ayudar a encontrarlo.

Seré la más ferviente de tus seguidoras y trabajadoras, porque todos encuentren: la justicia, la solidaridad y la equidad; tan necesaria para vivir en un mundo en donde el caos ha reinado, la desolación y la soledad se ha apoderado de los corazones frívolos, la ambición carcome todo espacio que aún podría ser hermoso.

Querido “yo”, no quiero que olvides todo lo que hoy te hace tan feliz, por eso te escribo, porque en la proyección hacia el infinito que significa esta carta espero que cada día  te levantes con una sonrisa. Ya sea gracias a los amigos que tienes, al trabajo que realizas, a la vida social que mantienes, a la pereza que vences para no dejar de luchar por lo que te gusta, a tus aficiones, los cuales espero que no hayas abandonado.

Yo quiero contarte los sueños que tengo, las aspiraciones y el  esfuerzo de cada día. Cuando estés leyendo esto, mira si has conseguido lo que querías; si no es así, sé inteligente, sigue adelante si las fuerzas y el convencimiento te lo permiten, de otro modo quédate con lo que has aprendido. Recuerda que una experiencia solo se convierte en fracaso cuando intentamos borrarla, rechazando el tiempo que tuvo la oportunidad de enseñarnos.

No quiero olvidar todo lo que hoy siento, y tampoco me gustaría que lo olvidaras tú. Sirva esta carta de clave de recuerdo. Te escribo desde una etapa feliz (ya ves que no siempre es la melancolía, afortunadamente, la que inspira mis letras). No olvides tus herramientas, todo lo que te ha hecho avanzar hasta donde estás ahora, sácale partido a tu tarrito de voluntad, pero no abuses de él, porque eso significaría que estás haciendo algo que no te llena. Inspira bien fuerte y continúa: muchas de las nubes que hacen sombra en el horizonte no son reales.

No olvides que los proyectos necesitan tiempo, que las personas necesitan tiempo, que el trabajo necesito tiempo, que tú eres el que domina tu tiempo y no al revés, como muchos creen. Hazte dueño de él y dale un sentido, que no pase sin contar nada, que el tiempo hable, que los momentos llenen esos relojes de historias.

Quiero que tú, “yo futuro”, no te olvides de tu origen, y para eso te escribo, recuerda todo lo que llevas detrás. Más que agradecer, disfruta de quien está a tu lado, y quien recorre camino contigo. Si estás recordando ahora mismo a alguien que estuvo pero perdió contacto, llámale, agradécele ese lugar que ocupa en tu memoria y en tu sonrisa.

Seguro que cuando leas esta carta las membranas por las que navegues, tendrán mucho de alegría. Genial, atrápalo, no permitas que los años que han pasado muten la emoción y el gesto de tu cara. Retómalo y vuelve a darle vida. Mi deseo es que tú, “yo futuro”, no te pierdas en  tentaciones amargas y que no te hagas pequeño ante las dificultades.

También quiero que estés consciente de que en el tiempo que viene  y los episodios que se den, unos  llenarán  mis ojos de luz, otros tal vez de tristeza, pero los aceptaré porque la vida está es diversa en circunstancias, el cosmos es tan grande que acapara todo lo que venga de ti, sin embargo espero que la luz emanada de tu universo sea lo más transparente y llena de energía a mi favor.

Un favor especial -devuélvenos aquella ingenuidad que nos hacía más libres-, devuélvenos nuestros entornos naturales libres de toda contaminación. Extrañamos a nuestras aves, mariposas y libélulas que volaban por nuestros cabellos.

Querido futuro, te deseo el mayor de los éxitos en esta ardua tarea por devolver a la humanidad todo aquello que lo perdió.

Mis esperanzas y mis sueños,…. los pongo en tus manos.

¿Leíste la carta?…, la escribí a mi “yo futuro”,  porque estoy experimentando sensaciones que no me gustaría olvidar con los años. Quiero que cuando haya pasado el tiempo y mi “yo futuro” se haya llenado de experiencias, retome esta carta y se dedique un pequeño momento para pararse y pensar: si no sabemos de ¿dónde venimos o quiénes éramos?, ¿cómo será posible saber a dónde vamos o qué queremos?, inquietud  inspirada en la obra de Paul Gauguin.

Teniendo en cuenta que es un mensaje tan personal y profundo, lo primero para hacer este sencillo ejercicio es tomarte un momento, hacer una pausa introspectiva y pensar en todas aquellas cosas que son valiosas para ti en este momento preciso. La tarea de escribir una carta para ti mismo, te permitirá ser más consciente de la forma en la que te hablas, qué palabras utilizas contigo y qué tan amable es tu trato hacia ti.

Tan solo deseo un respiro y que se detengas a reflexionar… ¿Te animarías tú a hacer lo mismo y enviarle una carta a tu “yo futuro”?.

¿Qué te gustaría decirle?

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