Azogues podría ser un potencial natural y turístico del ecuador en las alturas “El pichahuayco”
Por: Mgs. María Eugenia Torres Sarmiento
Comunicadora Social y Gestora Cultural del Cañar (Ecuador)
Vivimos en una ciudad, rodeados de edificaciones, pero no se ve más allá del área urbana, sus entornos naturales, que son fuente de energía, aquella que le dotan a la vida de lo más esencial, el oxígeno. Cuando se entra en contacto con aquellos lugares en donde el aire es puro, es transparente, el sonido de la alegría de las aves, transmiten sensaciones de descanso, de relajación, sólo allí, se es capaz de concebir el verdadero valor del misterio de la vida.


Una inigualable descripción de un entorno verdaderamente natural es Pichahuayco, un lugar mágico, un área de conservación o manejo ambiental escondido en las alturas de la zona alta de la ciudad de Azogues, situado específicamente en la parroquia San Miguel de Porotos, área de Bosque y Vegetación de protección de especies de animales y vegetales, declarado mediante Acuerdo Ministerial Nº- 0292, de Agosto de 1985 como Sitio Natural de reserva natural. Sus bosques y chaparros son explotados como fuente energética para la cocción y elaboración de las ollas de barro de algunos artesanos de la comunidad de Jatumpamba, así como para otros usos.
En la parroquia de San Miguel de Porotos, existen dos tipos de ecosistemas naturales:
Bosque Siempre–Verde Montano Alto de los Andes Orientales: Esta formación vegetal se extiende desde los 2 800 hasta 3 100 msnm. Incluye vegetación de transición entre los bosques montano-altos y el páramo. Según las observaciones realizadas en campo, se estima que aproximadamente en un 80 % de esta formación está conformada por bosque natural intervenido, y el porcentaje restante por pastos plantados.
Todas las comunidades de la Parroquia San Miguel, poseen la formación vegetal de Bosque Siempre-Verde Montano Alto de los Andes Orientales ocupando un área de 2337.99 que representa el 77.40% de su territorio total. Mientras que las comunidades de Jarata, Shorshan, Olleros, Pacchapamba, Jatupamba, y San Vicente ocupan un área de 682.82ha de Matorral Húmedo Montano de los Andes del Norte y Centro que representa el 22.60% del total de su territorio.
Desafortunadamente, la transformación y degradación de los ecosistemas naturales también ha llevado al deterioro de la calidad de sus servicios ambientales, como por ejemplo la remoción del bosque en ciertas zonas montañosas, la erosión del suelo, caza de animales, la agricultura tradicional, etc.
Podría decirse que las amenazas a los servicios ambientales provienen, en última instancia, de dos importantes factores: por un lado, del desmedido crecimiento de las necesidades de la sociedad humana (dados por el creciente tamaño poblacional y el consumo, así como por los impactos ambientales que producen las tecnologías que generan y abastecen los productos) y por otro, por la falta de congruencia entre las políticas de incentivos económicos que benefician a unos cuantos en el corto plazo y perjudican la visión del bienestar social de las generaciones futuras en el largo plazo.
En este sentido, es fundamental la definición y asignación del valor económico justo a los servicios eco sistémicos y a la biodiversidad que los produce. De lograrse esta tarea podría obtenerse beneficios altamente significativos a la sociedad, que el pago por los servicios ambientales que brindan los ecosistemas podría favorecer, que la inversión en su recuperación sea más atractiva, lo que propiciaría la recuperación de la cubierta vegetal y su biodiversidad, particularmente en las todas las zonas rurales.
Entre sus problemáticas se ha podido observar que este bosque protegido se destruye cada día más. Autoridades y moradores de la parroquia han hecho caso omiso a esta situación. Es lamentable ver como los fines de semana se convierte en pista de deportes extremos por gente que llega de ciudades cercanas. Destruyen el área verde, dejan basura y residuos de gasolina por toda el área incluyendo nuestras fuentes de agua. Cabe también mencionar que el área de la laguna, la cual era muy amplia ahora tiene una cerca donde parecería que el propietario de las antenas se ha extendido. No podemos corroborar si es legal o no, pero las autoridades competentes deberían verificar y no dejar que se “adjudiquen” lo más preciado que es nuestro bosque protector en San Miguel de Porotos. Un día se lucha en contra de la minería, hoy toca luchar por la vida.
¿Pero que le falta a Pichahuayco para aportar en el potencial turístico de Azogues y la provincia del Cañar?, le falta preocupación por mejorar sus vías y accesos que le darían mayor afluencia de turistas a su arbustivo e imponente bosque protector. Azogues crece y crece, y hay ejes esenciales en los que poner atención para lograr su progreso, uno de ellos el majestuoso PichaHuayco.