Poemas de Rubén Darío Buitrón
Por: Rubén Darío Buitrón
Poeta, periodista, docente, Ecuador
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PUÑAL
“No saques de la funda el puñal si no vas a beber sangre”, decía el abuelo.
Lo decía desde su dolor, desde los amores que lo convulsionaron y lo dejaron seco, escaso, gris.
Se había enamorado tantas veces y tantas veces le dijeron que talvez, que quizás, pero no.
Él no se callaba nada. Si sentía vibrar las cuerdas de su emoción lo expresaba, aún a riesgo de que recibiera un puertazo en el alma.
Así fue aprendiendo que el amor es un asecho en círculos que van haciéndose pequeños si de veras se puede llegar a tocar la vida.
Y también fue asimilando el olor del rechazo, la indiferencia, la nada y la mentira.
El día que murió tuvo tiempo para advertirme acerca de la utilidad del puñal.
Pero yo ya lo había desenfundado y había conocido el vacío de la melancolía y la indiferencia.
Le dije que no se preocupara por el efecto de la puñalada inútil con dirección a un espíritu seductor.
No le dije, segundos antes de su última exhalación, que si vuelvo a preparar el puñal solo será para cortarme el corazón a pedacitos.
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ESTREMECIMIENTOS
El avión sobrevuela las pirámides, el cura evita mirar al espejo, hay cuatro toros en busca de verdades, un libro permanece virgen mientras el té de la alacena principal no alcanza para todos los enfermos. El paisaje es tenue y sutil cuando los placeres no se llenan con mi nombre, cuando los cuerpos se estremecen sin mí, cuando llega la hora de cabalgar sobre las incertidumbres.
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LA CUERDA
¿En qué mundos subterráneos navegabas cuando cambiaste el rumbo?
¿Qué dolor tan implacable te llevó por las aguas ruborizadas y vergonzantes?
¿Fue algo, fue alguien, fueron tantas las cosas brutales de la vida?
¿No te sirvió ser bella o atravesar los límites de la inteligencia o comandar, ilesa, el frente de batalla?
¿Qué sombras tristes y alargadas te cubrieron del sol y enfriaron tu futuro?
Las preguntas cuelgan del dolor de la procesión que llora tu vacío.
Pero nadie más que tú será, por siempre, la dueña de la cuerda de donde pende tu alma.
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UN LUGAR
Yace en mí un lugar donde está prohibida la cordura, un lugar donde escondo los cadáveres más hermosos de la Tierra, un lugar desde el cual los muertos bendecimos a los sobrevivientes.