La formación y capacitación docente, un tema para el debate

Por: Dr. Enrique Espinoza Freire, PhD
Universidad Técnica de Machala (Ecuador)

El anterior espacio de reflexión fue dedicado al análisis de algunas de las limitaciones en la formación y capacitación de los docentes; asunto que por su trascendía e importancia merece ser nuevamente retomado.

En estas breves líneas trataremos algunos factores en los cuales insistir en los currículos de formación pedagógica y en los programas de capacitación docente. Uno de estos elementos es el dominio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) para su adecuada implementación en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Es un hecho indiscutible, la praxis docente enfrenta nuevos retos que requieren de la preparación del profesorado; hoy las características de los alumnos son diferentes a las de generaciones pasadas, estos pertenecen a los llamados “nativos digitales”, nacidos en un contexto virtual, en el cual han desarrollado habilidades para el manejo cotidiano de novedosos dispositivos y recursos tecnológicos,  convirtiéndolos en diestros usuarios; sin embargo, muchos docentes siguen aferrados a las tradicionales formas y métodos de enseñanza con los que fueron educados los padres y abuelos de sus educandos, desaprovechando las potencialidades educativas que brindan los teléfonos móviles, las tablet, las redes sociales, los software educativos y las plataformas didácticas, por solo citar algunos ejemplos.

Cabe entonces preguntarse, ¿por qué los docentes no aprovechan las potencialidades de las TIC para impartir clases más cercanas a los intereses de sus discípulos y así motivarlos por el aprendizaje?, ¿los profesores están lo suficientemente capacitados para utilizar las herramientas tecnológicas en la formación de los alumnos?

Las respuestas a estas preguntas podemos encontrar en el limitado conocimiento y habilidades tecnológicas de algunos de los docentes, así como en la carencia de metodologías que les permita fomentar las potenciales capacidades tecnológicas de sus discípulos en función del aprendizaje autónomo y lograr con ello el desarrollo de la capacidad de independencia cognoscitiva.

A pesar de las disposiciones constitucionales y las normativas de la Ley Orgánica de la Educación Intercultural para incorporar las TIC en el proceso educativo, aún no se ha logrado plenamente su implementación en la educación de nuestro país. Es una realidad que los docentes no han sido formados y capacitados sistemáticamente para emplearlas, por lo que no sirve de nada contar con un marco normativo si los docentes no saben cómo utilizar las tecnologías y cómo adecuarlas a los métodos de enseñanza empleados en las clases.

A esto hay que añadir que, contrariamente a la insistencia en el empleo de métodos de enseñanza enfocados en la participación activa del estudiante, una gran parte de los maestros sigue teniendo dificultades para su aplicación en el proceso de enseñanza-aprendizaje; muchos conocen de sus bondades para alcanzar un aprendizaje significativo, pero adolecen del dominio práctico de métodos y procedimientos  para concretar las metodologías activas, más cuando se trata de hacerlas tangibles a través de las TIC.

Por último, pero no menos importante, es necesario enfatizar en la necesidad de que los programas de capacitación no sean centralizados; estos deben responder a las urgencias metodológicas propias de cada claustro e institución, para así contribuir al perfeccionamiento de la labor y perfil profesional del docente.

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