El Hospital Betlemita de Cuenca
Por: Jacinto Landívar H., Médico
Cuenca (Ecuador)
Alrededor del año 1700, la población de la ciudad de Cuenca de la Real Audiencia de Quito, bordeaba los 15.000 habitantes. Eso significaba que debía tener un hospital para atender el requerimiento de salud, no solo de la ciudad, sino de la región. El antiguo hospital de los hermanos Juandenianos había terminado siendo obsoleto y sus instalaciones estaban en ruinas.
Las autoridades de la ciudad solicitan a la capital de la Real Audiencia de Quito a que envíen una comisión de los hermanos Betlemitas, quienes estaban hecho cargo del hospital de la capital.
En el año de 1721 viene una comisión y determina que en realidad la ciudad necesitaba de una casa de salud.
Luego de algunos años, los trámites para la creación de la casa de salud, llamada en aquel tiempo Santa Casa de la Misericordia, se confirma, siendo el 9 de octubre de 1747 la inauguración del hospital de Cuenca. Para esto vuelven cinco hermanos Betlemitas, presididos por el Hermano Fray Fernando de San Ramón, quienes organizan la institución.
En aquellos tiempos, en el Nuevo Mundo había 32 hospitales betlemitas, doce de ellos se hallaban en Nueva España, hoy México, y tres con el fundado en Cuenca, dentro de la Real Audiencia de Quito.
Los frailes betlemitas estaban preparados para administrar hospitales, conocían la medicina de la época, sabían sobre el manejo de medicamentos, traían consigo alrededor de 300 títulos, se organizan dentro de la institución contando con un hermano Prefecto, un hábil cirujano, dos enfermeros y un boticario.
El local donde funcionó dicha casa asistencial estaba ubicada en las calles hoy llamadas Gran Colombia y Benigno Malo y contaba con una planta física en donde había una amplia sala de enfermería para pacientes, indistintamente hombres o mujeres, que con el tiempo se independizó en dos locales; además poseía una capilla, para los servicios cristianos, una botica y un convento donde vivían los frailes.
La función del Hospital Betlemita fue atender a enfermos pobres, huérfanos, madres indigentes y algunos forasteros. Cumplía con el lema de ser una casa de la misericordia, que por caridad cristiana estaba comprometida, además de atender enfermos, dar caridad y asilo. En realidad no curaba enfermos, les proporcionaba alivio, consuelo y propiciar una “buena muerte”, es decir, dentro del mandamiento cristiano, proporcionarles los postrimeros auxilios.
Las clases pudientes y la élite eran atendidos en sus casas por los ocasionales médicos que visitaban la ciudad y/o por hábiles curanderos, quienes en junta de parteras, también ejercían en el hospital.
Durante los 75 años de vida del hospital betlemita, pasaron diez hermanos prefectos, quienes dirigían y organizaban la institución. Colaboraban en el servicio hospitalario un mayordomo, numerosos empleados y auxiliares de servicio.
En el año de 1822, a raíz de la independencia de Cuenca y de lo que hoy llamamos territorio ecuatoriano, el hospital betlemita cuencano entra en crisis, ante la imposibilidad de atender a la numerosísima tropa de soldados y por crisis de la misma Comunidad Betlemita, que a los pocos años desaparece como una comunidad hospitalaria. En adelante vendrá una nueva historia de la salud y del hospital cuencano.
La gran mayoría de datos consignados provienen de la obra del autor “EL HOSPITAL BETLEMITA”, Jacinto Landívar H. Cuenca, 2018.