“Aprender, reaprender o resistencia de cambios”
Por: Melanie García
Estudiante universitaria, Machala (Ecuador)
“Los analfabetos del siglo XXL no serán aquellos que no sepan leer ni escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender“.
Alvin Toffler
El polímata es aquella persona que abarca diversos conocimientos sobre distintas disciplinas, contribuye con aportes innovadores y desarrolla constantemente su ansia por crecer mental y espiritualmente, para mejorar tanto su desenvolvimiento laboral como social. Su estrategia de aprender no es pensar que el único éxito del saber es la memorización o simplemente la acumulación de conocimiento, sino ganar en el saber para utilizar ese conocimiento y ponerlo en práctica, es decir, estudiar para la vida y no estancarnos en la realidad del aprender.
Desde esa perspectiva, el sistema educativo se presenta como un gran obstáculo para alcanzar ese objetivo. Nos quieren hacer creer que si no estudias no eres nadie, pero el estudiar no es la clave del saber. Uno de los principales problemas es que no sabemos preguntar y, por tanto, tampoco indagar, practicar o proponer en un sistema donde la equivocación no está permitida. La equivocación es una forma de aprendizaje y de práctica.
Si no me equivoco, no aprendo. Tropezar es parte de un verdadero aprendizaje continuo, como lo menciona Alvin Toffler con tres conceptos: desaprender para aprender y reaprender. No basta, no es suficiente con absorber teoría o suposiciones sin las experiencias diversas, que permitan el desarrollo de ideas, estar dispuesto a reaprender y buscar formas para obtener entendimiento de lo cultural, sin resistir a cambios innecesarios. El aprender necesita cambios prácticos y ágiles.
En mi condición de alumna universitaria que se enfrenta a los desafíos de la vida, día a día, para obtener un conocimiento amplio y convertirme en la persona que quiero ser, he aprendido que la lectura es fundamental, pero la comprensión de entender es más importante. Y si no comprendo, lo averiguo. La energía vital es cuidar de mí con el propósito de comerme el mundo y no hablo de fiestas, sino de conocimientos e inteligencia.
Por último señalar que, el individualismo y la competitividad cuestionan la realidad del aprendizaje y generan conflictos externos en las personas. Por ello, es necesario aprender para ayudar a la sociedad, mejorando este sistema estacando, caduco. Consideramos que debe ser la inteligencia humana quien cobra protagonismo y tome la decisión de valorar el saber adquirido como un proceso vital para la vida. Pues, el hombre que no se mantiene constantemente educándose y actualizándose se quedará obsoleto.