Entre perreo y perreo (II)

Por: Fray Salvador Verdugo

*

Tu cuerpo sin el mío

Será ceniza en la fortaleza del gusano,

es morir de sed en el desierto,

noche sin alborada,

llanto agudo que atormenta,

nave a la deriva, dragón sin vida espiral, sin destino,

como tambor de un solo palo.

Estas sin mí, quizás con otra,

pero sabes que solo yo dibujo a ciegas tu bella y esbelta figura en cada rincón,

así no estés presente,

aunque empiezo a añorar tu perfume junto a mi piel,

y comienzo a morir lentamente por tu ausencia.

*

¿Qué pondrías en tu maletín erótico?

Unas gafas que llegue a tus entrañas,

los recuerdos sensuales que viví en mis años de juventud,

a ti, junto a otros instrumentos que tú y yo solo sabemos,

el emplumado, el rosario, el garfio,

tinta china para una época de crisis,

fuego y más fuego,

¡Sorpresa-Sorpresa! Despierta, juguemos hasta morir del deseo.

*

La verga ajena

Luciérnaga ambulante que trae y lleva los amantes,

idilio efímero que salta en mi imaginación,

dominadora por arriba y por abajo,

felicidad extasiada,

tortura, porque la quiero y no la puedo tener,

usted es el culpable de todos mis deseos,

mi goliardo bohemio y libertino.

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