Mañana te corto los huevos

Por: Pedro C. Martínez Suárez, PhD
Vicerrector de Investigación Universidad Católica de Cuenca (Ecuador)

¿Mande? ¡Mande! Inquirió y al mismo tiempo exclamó aquel pasajero que se bajaba del autobús al mismo tiempo que yo ¡No nada! Proferí yo -estúpida contestación por mi parte-. La persona tuvo la cortesía de referirse a mí como si le estuviera diciendo algo que ella no había entendido y pedía que hablara más alto y claro. Realmente no sabía qué responder. Hacía apenas unos segundos que le había propinado un plúmbeo pisotón a mi compañera de asiento. Todos se atropellan al bajar, queriendo pasar unos por encima de los otros. Tal vez el pisotón fue inevitable pero la reacción no me la esperaba. Los minutos siguientes camino al hotel intentaba racionalizar aquella voz para mí inusual, no sé si colonial o medieval que para nosotros no era ni mucho menos habitual. Más bien me recordó a la Srta. Escarlata de lo que “El viento se llevó”. Sin embargo, en Cuenca de los Andes (como diría mi querido Carlos Pérez Agustí) es habitual -es una expresión probablemente procedente de la etapa colonial, pero al uso en cualquier contexto y no tiene una connotación peyorativa.

A pesar de estar en un puesto de responsabilidad en una universidad reconocida en la provincia y en el país, una institución a la que estoy eternamente agradecido por haber permitido mi desarrollo profesional, debo reconocer que, en no pocas ocasiones, me hallo, metafóricamente hablando, en ese taxi en que viaja el profesor Borg, protagonista del film de Bergman, Fresas salvajes (“Cuando huye el día” en Latinoamérica), trayecto durante el cual emprende la reflexión propia del período de jubilación. En mi caso y como segunda anécdota les contaré que en una ocasión un compañero, mantendré el anonimato, se acercó a mí con su afectividad y efusividad habituales y me dijo “doctor Pedrito”, me ha regañado mi jefe inmediato por llamarle “XXXXXX” (usó una expresión española habitual) me dicen que debo llamarle “doctor”.  Me sobrecogió de tal modo que no pude reaccionar. Alcancé a decir, “está bien pues, no te expongas” ¿Qué podía decir?

Tan importante es la jerarquiología, que los estudios sobre tal palabra abordan cuestiones como la incompetencia de Peter o el efecto Dunning-Kruger, cuanto más alto asciende un individuo más cerca está de su nivel de incompetencia y, por otra parte, existe una sobreestimación de la habilidad para desempeñar un puesto, en todo sujeto. Con tales antecedentes debería existir una preparación psicológica para los puestos directivos altos, en organizaciones públicas y privadas, algo que ni existe, según mis humildes conocimientos.  Max Weber ya indicó que toda conducta humana recibe una valoración subjetiva por parte de los individuos que la ejecutan. Es necesario entonces acotar el estudio del comportamiento humano desde una perspectiva anarquista, algunos creen que sí. Pensemos por un momento la necesidad imperiosa de líderes mesiánicos que invade al mundo, dejamos el control de la conducta individual al control político, llámese fascismo o comunismo, somos “homo jerárquicus” está en nuestros genes, nuestros hábitos y en nuestras sociedades. Dejamos que locos con el pelo rojo o jinetes del apocalipsis siberiano manejen con su dedo los designios de la humanidad. El problema es que esta sumisión inexorable ante el estatus del “jefe” nos aboca al apocalipsis mismo de los textos bíblicos, “todo ojo le verá” Apocalipsis 1:7.

Un comentario en «Mañana te corto los huevos»

  1. En México, el ‘mande’ es tan habitual que aparece casi hasta en la sopa. Cuenca no tiene, ni mucho menos, la exclusiva de esa expresión que tanto choca a quienes la oímos por vez primera.
    Supongo que el que llama por teléfono a una persona española y oye que, nada más descolgar el aparato, esa persona lo conmina con un ‘¡diga!’ debe de experimentar también una extraña y divertida sensación.

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