Hablando de mujeres (II)
Por: Esthela García M.
Universidad Nacional de Educación, Azogues (Ecuador)
En este viaje diario por el internet, se nos abren incontables ventanas que nos llevan a ver mundos de todos los colores, nos deleitamos y conmovemos viendo, leyendo y observando contenido diverso. Este viaje que en lo personal se orienta a buscar figuras de mujeres que han dejado huella en la historia, ya sea como sombra más grande que el hombre que la precede, o como luz propia generada por su trabajo.
La Historia de América nos ha dado ejemplos de mujeres relevantes, en diferentes épocas. Todas ellas dignas de admiración por su probada trayectoria en la lucha y defensa de derechos y la lucha por posicionar el rol de la mujer en las distintas esferas sociales, políticas de cada país. Nombres como Beatriz Clara Coya, Micaela Bastidas, Juana Azurduy, Elena Arizmendi Mejía, Matilde Hidalgo de Procel, surcan en el tiempo y la memoria colectiva de los pueblos.
En el Ecuador tenemos, figuras femeninas de pese a haber desempeñado un papel preponderante, su trayectoria no ha sido mayormente difundida. Personalmente considero que este es el caso de una mujer, que fue una adelantada para su época en el ámbito político y social del Ecuador de finales del siglo XIX.
Mucho antes de que la figura de la mujer se ubicara en la palestra de una jefatura de gobierno, mucho antes de que Eva Perón marcara el rumbo de un país; en el Ecuador surge la figura de Marieta de Veintimilla, ecuatoriana sí, pero no de una ciudad en específico, porque no nació en tierra alguna del Ecuador, sino dentro de aguas territoriales en el Golfo de Guayaquil, en un barco que traía a sus padres desde el Perú, tal vez su nacimiento marcaría su destino, pues al perder prematuramente a su madre y unos años más tarde a su padre; siendo aún niña pasó a la tutela de su tío el General Ignacio de Veintimilla, bajo su custodia terminó sus estudios en la ciudad de Quito.

En 1876, cuando cursaba los dieciocho años, su tío se hizo con el control del Gobierno, tras varios levantamientos militares, asumiendo el la jefatura suprema. Al no tener esposa, pues era viudo, su sobrina Marieta se convertiría en una de las figuras políticas más relevantes de la época, porque ejercería el rol de primera dama en el gobierno del general, durante la dictadura y el periodo constitucional que ejerció entre 1876 y 1883.
Siendo muy joven, se desempeñó en favor de la cultura, se rodeó del círculo más alto de intelectuales del país y convertía los salones del palacio de gobierno en el primer centro literario y artístico de la capital. Se preocupó del embellecimiento y rehabilitación del parque de la
Alameda; la refacción y readaptación del Hospital San Juan de Dios y la construcción del Teatro Sucre, como un homenaje a su madre, la cantante italiana Marietta Marconi Ferretti, todas sus obras las hizo en Quito, ciudad a la que dedicó todos sus esfuerzos, pero sus acciones tuvieron trascendencia nacional.
Durante la ausencia de su tío, que fue hacia Guayaquil a tratar de contener las ofensivas miitares contrarias; ella asumiría no oficialente la responsabilidad de dirigir el gobierno, con su vuluntad y enteresa. Llegó a ser la mujer más influyende del país, y esa categoria la acompaña en la descripción histórica ecuatoriana de todos los tiempos.
Adoptó el apelativo de “La Generalita”, como la llamaban los miembros del ejército, por el rol directivo que tenía sobre ellos, por su arrojo y valentía con la que enfrentada a los opositores a su tío. Según cuenta Eduardo Muñoz Cordero en su obra “El palacio de Carondeleet” en 1981, En 1882, Marieta asumió en Quito la defensa del régimen de su tío, fue ella la que condujo a los militares, organizando a las tropas del gobierno que luchaban desde las torres de las iglesias y en los “vericuetos y trincheras de la ciudad. (…) donde flaqueaba la resistencia, allí estaba ella, fusil en mano, para dar ánimo a los soldados. Los atacantes llevaban las de ganar. La noche cerró la vorágine de sangre, para que la matanza continuase al día siguiente. Marieta, mujer fuerte que jamás conoció el miedo, se pasó andando las calles esa noche, desafiando uno que otro disparo de los atacantes…» (p.197).
Luego de la derrota de su tío, estuvo presa por varios meses, para luego ser desterrada a Lima, ciudad en la que vivió durante quince años, en los que se dedicó a escrbir y publicar sobre temas de la política ecuatoriana, en «Páginas del Ecuador», única obra de su naturaleza escrita con la mirada de una mujer latinoamericana, en la que justificó y defendió subjetivamente la actuación del Gral. Ignacio de Veintemilla. Obra que posteriormente fue refutada y criticada por algunos historiadores.
En 1898 volvió a Quito para tratar de recuperar los bienes que habían pertenecido a su familia: tiempo en el que publicó sus «Disgregaciones Libres» y preparó una conferencia titulada «Psicología Moderna». publica Madame Roland en la revista de la Sociedad Jurídico-Literaria; en 1900 colaboró con el diario quiteño La Sanción y otros impresos; escribií y publicó ensayos sobre diferentes temas; como redactora del bisemanario La Palabra, en 1906 lo trasformó en diario, proyecto que terminaría con su muerte. Escribió y dictó conferencias sobre el rol de la mujer en la nueva época; los medios de comunicación publicaron entonces comentarios positivos y de reconocimiento, refiriéndose a ella como la abanderada del feminismo en el país.
En homenaje a su trayectoria, el Municipio de Quito creó en su memoria, la Condecoración Marieta de Veintimilla, el más alto galardón que confiere, a través del Concejo Metropolitano de Quito o el Alcalde, a personas o instituciones que han realizado servicios relevantes para la ciudad.
Marieta de Veintimilla Marconi ejerció como Primera Dama de la nación y encargada del poder supremo en los períodos de ausencia de su tío; fue escritora, pianista, cantante, política, historiadora, urbanista, feminista; falleció en Quito a causa del paludismo, el 11 de mayo de 1907; y recibió en su funeral los honores de General de la República, el mismo presidente Eloy Alfaro presidió el sepelio.
La prensa la ha reconocido como una mujer de imponderable pensamiento y lucha tenaz, que conquistó un mundo hostil, un indudable ejemplo para las generaciones precedentes, por lo que es necesario que se enfatice su presencia en la historia nacional.
Referencias
Avilés Pino, Enciclopedia del Ecuador http://www.enciclopediadelecuador.com/personajes-historicos/marieta-de-veintemilla/
Rolingson, Mercedes. (12 de mayo de 2022). Marietta de Veintemilla. Lifeder. Recuperado de https://www.lifeder.com/marietta-de-veintemilla/