¡Chapó! por los sabios locos
Por: Dr. Enrique Espinoza Freire, PhD
Universidad Técnica de Machala (Ecuador)
Hoy, este espacio de reflexión lo dedico al reconocimiento de todos aquellos científicos, en ocasiones olvidados, que entregan su vida entera a procurar el bienestar de la sociedad.
Durante la historia de la humanidad han sido muchos los apasionados por el descubrimiento y la innovación, quienes no repararon en obstáculos, sacrificios y penurias para la materialización de sus sueños; en ocasiones, perseguidos y condenados por sus ideales, como Galileo Galilei por sus aportes a la astronomía, otros expuestos a múltiples riesgos que atentaban contra su salud, la integridad física y la propia vida, como es el caso de Marie Curie, quien murió a causa de las radiaciones a las que estuvo expuesta durante sus estudios sobre el Radio.
A los investigadores solo los guía su afán por la búsqueda de la verdad, alentados por los deseos de aportar nuevos saberes e inventivas para contribuir al progreso de la sociedad. Algunos logran sus metas y muchos otros quedan en el anonimato, pero dejan un camino para los continuadores de sus ideas.
No cabe dudas que, los científicos son seres extraordinarios, no pocas veces incomprendidos y muchas veces tildados de irracionales e incluso de “locos”; tal es el caso, del “hombre de los mosquitos”, el médico cubano Carlos J. Finlay, descubridor del mosquito Aedes aegypti, agente trasmisor de la fiebre amarilla o la “loca de la escoba”, la investigadora alemana, María Victoria Reiche Neumann, descubridora de las míticas Líneas de Nazca en el Ica en Perú, por solo citar dos casos, quienes recibieron el desprecio y la burla no solo de los neófitos, sino también de algunos de los miembros de la comunidad científica de la época, al considerar que sus ideas eran descabelladas a la luz de los conocimientos existentes; pero, gracias a “chiflados” como estos, que no desistieron en su empeño, hoy los “seres racionales” disfrutamos del progreso y bienestar.
Estos son seres extraordinarios, capaces de deprenderse de todo interés particular, entregar su fortuna, renunciar a las comodidades que les ofrece la vida cotidiana y familiar, llegando a radicarse en lugares desérticos e inhóspitos si así es necesario y lo requieren las circunstancias; no les importa enfrentar las mayores vicisitudes que le depara el camino a seguir para alcanzar sus sueños y metas; quizás, “cosas que solo hacen los locos”.
Gracias a estas mujeres y hombres excepcionales hoy gozamos de invenciones que facilitan nuestra vida y que a veces no reparamos en su importancia por lo cotidiano de su empleo, e incluso ni sabemos a quién se le debe agradecer; el papel, la imprenta, la luz eléctrica, el teléfono, la radio, la televisión, el microondas, el automóvil, los rayos X, el ultrasonido, los medicamentos, las computadoras, la Internet y el móvil, son algunos de los inventos salidos de las manos e ingenio de esos “locos”, por solo citar unos pocos ejemplos. Gracias a ellos, hoy los “seres racionales” disfrutamos del progreso y el bienestar.
¡Chapó!, me quito el sombrero ante ellos, por ser seres irracionales e incapaces de adaptarse a la vida “normal”. Mis agradecimientos a todos estos “locos” por todo su legado, qué sería de nosotros los “normales” si no fuera por su inconformidad por lo rutinario, siempre en busca de cosas nuevas para mejorar la existencia del ser humano. Realmente necesitamos de muchos más “locos” para trabajar por el progreso y la paz del mundo.